Mundo | Maria Milvia Morciano/VN
Cristo
Redentor en Río de Janeiro, el abrazo que cubre el mundo
Noventa años después de la inauguración del símbolo de Brasil, que se
eleva sobre uno de los paisajes más bellos del mundo, descubrimos la historia
del monumento y sus características artísticas y tecnológicas, que lo
convierten en una verdadera obra pionera
El Cristo Redentor, monumento simbólico de Río de Janeiro y del propio
Brasil, extiende sus brazos desde la cima del monte Corcovado. Abraza el
inmenso espacio del mar que tiene delante, pero parece extenderse para tocar
todos los rincones del mundo y del cielo.
Símbolo de la fe cristiana
La colosal estatua de Cristo fue inaugurada el 12 de octubre de 1931,
pero la idea de la misma se había originado antes, cuando, a mediados del siglo
XIX, el sacerdote católico Pedro María Bos solicitó a la princesa Isabel la
construcción de un gran monumento religioso. En 1889 Brasil se convirtió en una
república con la implantación de la división entre Iglesia y Estado y la
propuesta parecía destinada a caer en el olvido debido a los cambiantes
acontecimientos históricos.
En 1921, poco después de la Primera Guerra Mundial, para no perder las
raíces cristianas de la nación y oponerse al ateísmo que parecía ganar terreno,
impulsado por las influencias económicas y el socialismo europeo, la
arquidiócesis de Río de Janeiro, capital de Brasil en aquella época, volvió a
proponer el proyecto, también a partir de una petición de 20 mil mujeres
brasileñas. Se organizó la llamada "Semana del Monumento" para
recaudar los fondos necesarios, que procedían principalmente de los católicos
brasileños.
En la cima del Corcovado
La cumbre del Corcovado, de 710 m de altura, se encuentra en el Parque
Nacional de Tijuca. Desde aquí se puede admirar el inmenso panorama de la
ciudad de Río: el Pan de Azúcar, el lago Rodrigo de Freitas, las playas de
Copacabana e Ipanema, el estadio de Maracanã y las favelas. Hay varias estatuas
colosales en el mundo que han impreso su figura en el panorama, pero el Cristo
de Río es quizá el que parece formar más que ningún otro un todo con su
entorno, parte integrante de un símbolo espiritual que parece surgir de la roca
para respirar con el mundo.
Una de las siete maravillas modernas
Inicialmente, la idea era la de un Cristo del tipo Salvator Mundi, con
el globo terráqueo en una mano y la cruz al lado, pero luego prevaleció la idea
que vemos hoy, un símbolo inconfundible de Brasil y, según la empresa suiza New
Open World Corporation, una de las siete maravillas modernas del mundo.
La figura de Cristo, de pie, abre los brazos, dibujando la inconfundible
silueta de la cruz. La figura emerge de la escarpada montaña y el pedestal como
una enorme columna estriada. El rostro, obra del rumano Gheorghe Leonida, y las
manos conservan toda la suavidad de la escultura, a pesar de su considerable
tamaño. La estatua, incluido el pedestal, mide 38 m; de los pies a la cabeza,
30 m; la cabeza tiene 3,75 m de altura y las manos, 3,20 m. Pesa 1.100
toneladas.
El ingeniero brasileño Heitor da Silva Costa, encargado de la obra,
imaginó al Redentor, colocado a tanta altura, emergiendo primero de la
oscuridad de la noche, saludado por el lucero del alba e iluminado por la
puesta de sol que formaría un halo de luz alrededor de su cabeza.
Publicado por Vatican News
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