Entrevista | Victoria Isabel Cardiel C./A&O
Donna Strickland: «Ciencia y religión nunca
están reñidas»
La canadiense fue la tercera mujer en ganar el
Nobel de Física, después de Marie Curie y Maria Goeppert-Mayer. Lo hizo en 2018
por su revolucionaria técnica láser para la cirugía ocular. En agosto el Papa
la fichó como miembro ordinario de la Pontificia Academia de las Ciencias
Usted es la tercera mujer galardonada
con el Nobel de Física, después de Marie
Curie en 1903 y Maria Goeppert-Mayer en 1963. ¿A qué se debe este oscurantismo
de la figura femenina por parte del jurado que integra el Premio Nobel?
El proceso de selección se hace a partir de las nominaciones que llegan a la
Real Academia de las Ciencias de Suecia. Unas 300 cada año. Antes de esa fase,
el comité envía formularios confidenciales a una lista cerrada de personas. Se
trata de un sistema que consta de dos pasos y, en ambos, las mujeres han sido
pasadas por alto. Para corregir esta discriminación, en primer lugar, el comité
debería reconsiderar los potenciales nominadores.
Tradicionalmente se han dirigido más a los hombres, porque normalmente han sido
hombres los profesores o investigadores quienes se han dedicado a la
investigación de un área científica específica. Además, en la fase sucesiva,
muy pocas nominaciones para los Nobel de Física y Química han recaído en
mujeres científicas. La academia no puede premiar a alguien que no esté en las
nominaciones. Hay que invertir en educación para vetar los prejuicios en el
proceso de selección y hacer que el grupo seleccionador incluya a más mujeres.
Esto ya está pasando, pero llevamos un retraso de un siglo.
¿Usted se ha sentido discriminada
alguna vez por razones de sexo en su trabajo?
Absolutamente no.
¿Cómo cree que ha cambiado en los
últimos años el papel de las mujeres en la ciencia?
En primer lugar, somos cada vez más. Yo no tuve
ninguna profesora mujer cuando iba a la universidad. Y, en cambio, ahora, entre
el 15 % y el 20 % del profesorado en los departamentos de Física son mujeres.
Evidentemente, todavía no podemos hablar de paridad, pero estamos mucho más
cerca de alcanzarla. Actualmente la gente es mucho más consciente de los
peligros que comporta la discriminación por razones de género, y se está
haciendo mucho para que el campo de la ciencia sea cada vez más inclusivo. Esto
se está notando. Hay más modelos femeninos y más oportunidades para que las
chicas puedan elegir una carrera científica. Por eso hay cada vez más alumnas
en las materias científicas.
Bio
En 1985, Donna Strickland,
estudiante de doctorado de la Universidad de Rochester, publicó junto a su
director de tesis, Gérard Mourou, un artículo que describía una técnica
denominada Chirped Pulse Amplification (CPA) por la que recibiría, más de 30
años después, el prestigioso Premio Nobel de Física. Actualmente dirige un equipo
de investigación sobre láser ultrarrápido en el Departamento de Física y
Astronomía de la Universidad de Waterloo.
¿Cómo podemos incentivar que las
mujeres se lancen a estudiar materias científicas?
Bueno, las estadísticas a este respecto en
Norteamérica reflejan que, más allá de la física, el número de mujeres que
estudian alguna materia científica ha superado al de los hombres. Por eso
deberíamos cambiar la pregunta y cuestionarnos por qué los niños ya no estudian
Biología o Medicina, por ejemplo. Creo que ahora hay muchos programas para
incentivar a las chicas.
El término láser con deslizamiento de
frecuencia (CPA), técnica por la que ganó el Nobel, puede sonar a chino a la
mayoría de las personas que están leyendo esta entrevista. ¿Puede ayudarnos a
entender su alcance?
Necesitábamos un láser con pulsos ópticos que
funcionase como un martillo. Pero además de emanar una alta intensidad de
energía, necesitábamos que lo hiciera en poco tiempo. El problema era que, si
amplificábamos demasiado el láser en un cristal, llegaba un momento en el que
el cristal amplificado acababa por destruirse. Nuestro principal descubrimiento
fue que, para resolver ese problema, teníamos que abrir el haz en dirección
longitudinal en lugar de transversal. En resumen: lo que hace nuestra
tecnología es estirar el haz en el tiempo, no en el espacio. Contamos con toda
la precisión y toda la energía del láser, pero evitamos la destrucción del
cristal.
Estamos hablando de una revolucionaria
técnica. La CPA es la base de los láseres de alta intensidad que se emplean hoy
día en todo el mundo para las operaciones de cirugía ocular.
Me hace sentir muy feliz esta aplicación práctica. Pero lo que más orgullo me
produjo fue ver por primera vez que un láser CPA estaba a la venta en una feria
comercial. Me sorprendió que algo en lo que estaba trabajando pudiera
convertirse en un producto comercial, cualquiera que fuese su aplicación.
El láser fue inventado en 1960, pero el
gran desafío era conseguir aumentar su potencia sin destruirlo. Usted lo
consiguió nada menos que en su primera publicación científica.
Siempre me he sentido muy afortunada por haber tenido la oportunidad de
trabajar en un proyecto de tal envergadura al principio de mi carrera.
El Papa la nombró en agosto miembro
ordinario de la Pontificia Academia de las Ciencias. ¿Qué significa este paso
para usted?
Creo que es muy importante que la ciencia y la
religión trabajen juntas, codo con codo. No encuentro ninguna razón para que
sean incompatibles. De hecho, nunca están reñidas. Al revés, son
complementarias. La ciencia ha mostrado ser una gran aliada para combatir la
COVID-19 o para contrarrestar los efectos del cambio climático y apoyar la
salud del medio ambiente. Los líderes religiosos tienen un papel fundamental en
este contexto para compartir los avances científicos de forma correcta y así
ayudar a la sociedad.
¿Cuál será su papel en esta prestigiosa
academia científica?
Todavía no hemos empezado el trabajo en lo específico, pero, según tengo
entendido, mi función será ayudar al Vaticano a comprender mejor los avances
del mundo científico y relacionarlos con los principales problemas que afronta
la sociedad.
Publicado por Alfa&Omega
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