Testimonio | Antonio R. Rubio Plo/A&O
La osada Historia de Cristo
Giovanni Papini, intelectual italiano que
cuestionaba a Dios, se lanzó a leer libros cristianos y encontró en ellos un
modo inesperado de rebeldÃa. Asà nació su Historia de Cristo,
que cumple 100 años
En 1921 –se cumple ahora su centenario– un
reconocido intelectual italiano, Giovanni Papini, tuvo la osadÃa de publicar una Historia de Cristo muy diferente a todas las
anteriores. TenÃa 40 años y un pasado de iconoclasta de las filosofÃas y las
religiones. Era muy nietzscheano, tal y como habÃa demostrado en Un hombre acabado (1913). PretendÃa serlo en lo
vital y en lo literario, y expresaba su frustración existencial con estas
palabras: «Aquà está enterrado un hombre que pudo convertirse en dios». HabÃa
llamado a las puertas de las ideologÃas para cuestionar todo aquello que
pudiera ser pensado. Llegó incluso a publicar unas Memorias de Dios (1911), ejemplo de un ateÃsmo
hasta el extremo de un Dios que cuestiona su propia existencia y se rebela ante
quienes le ignoran.
El escritor habÃa tocado fondo en su vida, pese a
formar una familia con Giacinta Giovagnoli, mujer católica y paciente. Pero un dÃa
se lanzó a la aventura de leer libros cristianos: las Confesiones de san AgustÃn,
los ejercicios espirituales de san
Ignacio, la Introducción a la vida devota de
san Francisco de Sales… Esta inquietud le llevó inevitablemente a leer y meditar
los Evangelios. Descubrió que no expresaban una forma de vida convencional.
Antes bien, encontró en ellos un modo inesperado de rebeldÃa, que despertó su
pasión de vivir y su inspiración literaria.
Por aquel entonces leyó a León Bloy, un escritor francés
marcado por la polémica, fustigador de un cristianismo burgués y cultivador de
una prosa exaltada y compulsiva, alguien que se consideraba un combatiente
contra el positivismo y el escepticismo de la sociedad de su época. Papini
quedarÃa admirado por su lenguaje violento y enérgico. Tanto en Bloy como en
Papini los adjetivos son punzantes armas arrojadizas, y entre ellos no faltan
expresiones como «hediondo», «sanguinario», «impuro»… En la Historia de Cristo nunca son suficientes para
emplearlos contra las autoridades religiosas y polÃticas de la Palestina del
tiempo de Jesús, aunque también para los escribas y fariseos.
Uno de los grandes descubrimientos de Papini en
este libro son las bienaventuranzas. No las ve como una expresión de debilidad
o de conformismo. Por el contrario, le fascinan como un modo de vivir que le
hace elevarse por encima de sà mismo. Son la esperanza de una vida más
verdadera, en la que no basta con la inteligencia. Entre otras cosas, descubre
que para ser pobre de espÃritu no es suficiente con ser pobre. Hay que tomar
conciencia de la propia imperfección. También comprenderá que los mansos no son
los débiles, sino aquellos que se obstinan en alcanzar los bienes espirituales.
Escribe que los que lloran no son tristes, sino que son bienaventurados al
derramar lágrimas por el mal que han hecho y el bien que hubieran podido hacer.
Subraya que los que realmente tienen hambre y sed de justicia son aquellos que
confÃan en la voluntad de Dios, y que los misericordiosos no son los que tienen
piedad de los otros, sino los que también tienen piedad de ellos mismos.
No solo las bienaventuranzas sino el Evangelio
entero es un mensaje dirigido a los últimos. Asà lo ve Papini, convencido de
que los últimos están destinados por Dios a ser los primeros. Pese a su pasado
de intelectual arrogante, él se sigue considerando uno de esos últimos, y por
eso la Buena Nueva tiene mucho que decirle. Tiempo atrás buscaba al
superhombre, y su Historia de Cristo es la
confirmación de que ha encontrado al Hombre, no el hombre nuevo de las
filosofÃas de su tiempo. Las descripciones de la Pasión saben combinar lirismo
y un realismo que no ahorra los más crueles detalles. La conclusión de Papini
en el epÃlogo es que el Crucificado ha sido atormentado por amor nuestro. Pero
ahora Él nos atormenta con la fuerza de su implacable amor.
Publicado
por Alfa & Omega
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...