Comentarios | Sébastien Doane (autor) - Hanzel Zúñiga (traductor)/RD
El horror y la Iglesia:
“Misa de Medianoche”
Comentario a la miniserie
de terror
Hace algunas
décadas, la famosa película El Exorcista mostró hasta qué
punto el mysterium católico puede ser un terreno fértil para
un filme de horror. Netflix propuso hace poco una miniserie llamada Midnight
Mass ("Misa de Medianoche") que reactualiza el género. Una
diferencia mayor entre las dos producciones es la postura del sacerdote respecto
al mal. Si en El Exorcista el sacerdote lucha contra el
demonio, en "Misa de Medianoche" es el sacerdote que trae consigo el
mal que se propaga.
Este cambio de
postura está en coherencia con el reciente rol que jugó la Iglesia en las
violencias perpetradas en escuelas católicas y en la pedocriminalidad de los
sacerdotes según el informe Sauvé en France (3200 agresores
desde 1950). "Misa de Medianoche" no pone en escena violaciones de
niños o una colonización violenta. Más bien muestra una forma derivada de
abuso espiritual que surge cuando una figura de autoridad religiosa usa su
poder sobre una comunidad indefensa. Un hecho interesante es que el
sacerdote no es el peor representante de la autoridad eclesial. Bev Keane, una
mujer laica vinculada a la parroquia, también usa el aislamiento, la
manipulación y la mentira. Ella impone una norma patriarcal sin posibilidad de
crítica donde el sacerdote debe ser obedecido bajo pena de muerte citando Deuteronomio 17,21.
Es evidente, para los lectores críticos de la Biblia, que la aplicación directa
de un texto que se refiere a los sacerdotes que realizan sacrificios en un
templo judío no puede ser empleada como un copy/paste sobre la
figura de un sacerdote católico del siglo XXI.
Sin embargo,
el texto es citado como si hablara de la situación actual sin posibilidad de
hacerle ninguna objeción. Las referencias bíblicas son casi tan numerosas
como los asesinatos. A lo largo de la miniserie, la Biblia es declamada desde
el corazón y comprendida como un reflejo literal del escenario apocalíptico que
está en desarrollo. Les dejo adivinar cómo es ilustrado el célebre
versículo: “El que come mi cuerpo y bebe mi sangre tendrá la vida eterna”.
Esta
teleserie, tan fascinante como sórdida, no es anticristiana ni antirreligiosa necesariamente. Más bien propone un
universo donde es totalmente natural el rezar, cantar himnos, citar la Biblia e
ir a misa. Por el contrario, encontramos una crítica clara de las derivas
sectarias. Es más, las reflexiones de los personajes ateos sobre la muerte
ineluctable invitan a la reflexión y a las miradas críticas frente a las
afirmaciones de fe demasiado simplistas. Ellas desarrollan una concepción muy
material del ser humano que toma consciencia de lo arbitrario de las fronteras
entre su subjetividad, que acaba con la muerte, y la vida biológica, que
continúa a través de los diversos organismos que componen sus cuerpos. Así,
entre las tinieblas y la sangre, múltiples diálogos profundos permiten la
reflexión sobre opciones muy importantes.
Mientras que
el gobierno de Québec [y las autoridades de otras partes del mundo] anuncia una
disminución de puestos para la enseñanza del fenómeno religioso en el curso
escolar, esta serie muestra hasta qué punto los conocimientos
religiosos permiten apreciar mejor la cultura. Los actores son
convincentes y la estética del filme es magnífica, pero para comprender la
intriga de "Misa de Medianoche" y disfrutar la sutileza de sus
referencias, se necesita una buena base de conocimientos religiosos.
Sébastien
DOANE es profesor de exégesis bíblica en la Facultad de Teología y de Ciencias
Religiosas de la Université Laval (Québec, Canadá).
Texto
original: L’horreur
et l’Église: Midnight Mass (interbible.org)
Publicado
por Religión Digital
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