Convivencia | Jordi Pacheco/RD
Yvonne Griley: "En la
esencia de las religiones, son más las cosas que nos unen que no las que nos
dividen"
Directora de la Dirección
General de Asuntos Religiosos de la Generalitat desde el pasado mes de junio
La bendición
abacial del P. Manel Gasch en Montserrat, la celebración de la XVI Muestra de
Cine Espiritual de Cataluña o la creación de la Cátedra de Libertad Religiosa y
de Conciencia han sido algunos de los momentos más significativos de los
últimos meses en la siempre viva y dinámica actualidad religiosa en Cataluña.
Todos ellos han contado con la presencia de Yvonne Griley Martínez,
directora de la Dirección General de Asuntos Religiosos de la Generalitat
(DGAR) desde el pasado mes de junio.
Han sido meses
de mucha actividad para la nueva responsable de este órgano dependiente del
Departamento de Justicia, único en todo el Estado, encargado de atender los
diferentes aspectos que tienen que ver con las entidades religiosas
establecidas en Cataluña. “Mis primeros meses en el cargo han sido intensos
porque Cataluña tiene una vida social y de entidades muy rica, y
esto requiere presencia y colaboración, lo cual es fantástico”, explica Griley
a Religión Digital.
Licenciada en
Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona y con más de 20
años de experiencia en materia de pluralidad, no es la primera vez que esta
madre de familia con dos hijos trabaja en la DGAR. Ya lo hizo entre 2003 y
2011, como técnica de gestión. “Fueron tiempos bonitos para el organismo”
reconoce, “ya que fue entonces cuando empezó a consolidarse dentro de la
administración y a definir las primeras políticas efectivas de cara a las
entidades, los primeros convenios y las primeras líneas de subvenciones. Por
eso volver ahora desde esta otra perspectiva es algo que me hace mucha ilusión
y, además, es un reto que estoy viviendo con intensidad”.
La creación de
la DGAR se remonta al año 2000 y fue motivada por la necesidad de dar
respuesta a los cambios sociales generados por la llegada de población
inmigrante. “Ya entonces había una conciencia clara de que nuestra sociedad
había cambiado con la incorporación de personas y colectivos que tenían una
forma diferente de vivir la religiosidad. Y como siempre hemos sido un país de
acogida, con el impulso de la DGAR Cataluña demostró que sabe cambiar,
renovarse y adaptarse en función de las circunstancias”, explica Griley.
Más de dos
décadas después de su creación, la DGAR es hoy un organismo plenamente
consolidado, y con línea de acción constante a pesar de los cambios en el
gobierno de la Generalitat. “En materia de diversidad y de derecho de libertad
religiosa en un estado aconfesional como es el nuestro, la administración ha de
dar respuesta a este derecho universal. Y esta es la premisa que hace
que esta dirección general se mantenga y pueda tener incidencia en la
cohesión social del país”, resume Griley.
El pasado mes
de septiembre nació la última gran propuesta de la DGAR y la Universidad Ramon
Llull: la Cátedra de Libertad Religiosa y de Conciencia. Constituido a partir
del Observatorio Blanquerna de Comunicación, Religión y Cultura, se trata de un espacio
de investigación y divulgación del hecho religioso cuyo objetivo es analizar la
situación de la libertad religiosa y de conciencia en Cataluña para
trasladar a la ciudadanía conocimientos que le permitan acercarse al
reconocimiento y alcance del derecho fundamental. “La Cátedra nos va a
proporcionar un conocimiento más exhaustivo del ejercicio de la libertad
religiosa y por tanto, nos ayudará a incorporar elementos de mejora, de
reflexión o de concertación”, detalla Griley.
La atención
funeraria de acuerdo con la diversidad religiosa y cultural es una de las
necesidades detectadas por el consejo asesor de expertos de la DGAR, cuyo
último informe, presentado hace apenas un mes, lleva por título “La dignidad
en las atenciones funerarias en Cataluña”.
Justamente,
uno de los últimos actos públicos en los que ha participado Yvonne Griley tuvo
lugar fue el acto de inauguración del recinto musulmán del cementerio de Roques
Blanques, un equipamiento que contribuirá a dar respuesta a las necesidades de
la comunidad musulmana en el ámbito funerario. “Durante los peores meses de la
pandemia”, detalla Griley, “esta comunidad sufrió al no poder repatriar
a sus difuntos que querían ser enterrados en su lugar de origen. El
coronavirus generó una demanda de plazas en cementerios que no estaba prevista
y a raíz de ello los cementerios han empezado a reconocer que han de tener más
previsión".
Rodeado por el
bosque, en el cementerio Roques Blanques es posible ser enterrado de
acuerdo con las creencias. Un paseo por sus instalaciones, asegura Griley,
da una "visión fantástica de lo que es el país del presente y lo que será
en el futuro". "Este cementerio demuestra la diversidad también en
vida, de las personas que van a recordar a sus difuntos y lo cierto e que si
pueden convivir desde el respeto en este momento tan delicado es porque también
conviven en el día a día de la misma vida. En la esencia de las religiones hay
más cosas que nos unen que no cosas que nos dividen", reconoce.
Desde su
llegada al cargo, paralelamente a los actos públicos, Yvonne Griley ha
centrado sus esfuerzos en retomar la relación con las entidades religiosas presentes
en el terreno, que habían sido escasas en tiempos de pandemia. A pesar de tener
una agenda bien repleta, reconoce dejarse llevar por ese principio que dijo el
papa Francisco en la audiencia general del pasado 10 de noviembre: ‘no nos
dejemos vencer por el cansancio para hacer el bien’.
Publicado por Religión Digital
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