Generaciones | Manuel Cubías/VN
Tres
niñas y DIL, la iniciativa para cuidar el planeta
DIL es la iniciativa creada por tres niñas en un colegio de España para
enfrentar la destrucción del planeta donde vivimos. Todo comenzó con la
pregunta; ¿Qué tal si hacemos una ONG para cuidar el planeta?
Poco a poco los seres humanos caemos en la cuenta de que el sistema
económico y la forma en cómo vivimos afecta directamente al ambiente y a las
personas. Las escuelas en distintas partes del mundo se han convertido en
espacios para tomar conciencia de la situación y plantear a las jóvenes
generaciones la pregunta ¿Qué se puede hacer para cuidar el planeta, nuestra
casa común?
DIL, una respuesta desde Torrelodones
Daniela, Inés y Lucía son tres alumnas de primaria del Colegio San
Ignacio de Loyola de Torrelodones, España. Ellas cuentan que “mientras
trabajábamos en el proyecto de medio ambiente, nuestros profes nos hablaron de
la necesidad de cuidar el planeta y los recursos naturales que en él tenemos.
Para ello, comenzamos a generar muchas ideas sobre pequeñas acciones que
podíamos hacer”.
Un día, en el patio del colegio compartían su sentimiento de pena por lo
escuchaban que le ocurría al planeta y dijeron: “¿Qué tal si hacemos una ONG
para cuidar el planeta? Sabemos que nuestro planeta está enfermo porque no lo
tratamos bien y queríamos cambiar esto. La hicimos y hemos llegado hasta aquí”.
DIL responde a la primera letra del nombre de cada una de las niñas que
impulsaron esta iniciativa y busca generar conciencia, “primero en el colegio”
sobre qué acciones impulsar para cuidar la casa de todos y luego en los otros
espacios que las rodean, porque “queremos cuidar no sólo del planeta, sino
también de las personas que viven en él”.
La eficacia de contar con buenos apoyos
Dos pilares han sido fundamentales para lograr poner en marcha la
iniciativa: la educación en el colegio y en las familias de cada una.
La madre de Inés, subraya lo fundamental que ha sido para que DIL se
concretizara el apoyo de la institución educativa: “Si no las hubieran
escuchado y dado los medios, esto no hubiera sucedido. Esto está influyendo en
su personalidad, en su carácter y sienten que el colegio es capaz de apoyar la
iniciativa de tres niñas”.
Por su parte, la madre de Daniela añade: “Me gusta cómo se ha implicado
en su proyecto. Si cree en algo, que luche por ello y nosotros, a apoyarla
siempre”.
El efecto multiplicador de DIL
Las creadoras de DIL comenzaron su proyección social mediante el recurso
de los carteles, con la clara convicción de que “la gente se detiene y los mira
y puede decir: anda, me gusta esto, voy a decírselo a mis alumnos, o voy a
decírselo a mis primos que también les interesa este tema” y añaden: “Con solo
un cartel, el mundo entero se puede enterar de que estamos cuidando el
planeta”.
Daniela, Inés y Lucía insisten en su deseo de hacer crecer DIL: “Nos
gustaría pegar carteles fuera del colegio para que la gente mayor y la gente
pequeña, todos se enteren de nuestro mensaje”.
La temática de los carteles se centra en el impulso de pequeñas acciones
que empujadas por muchos pueden llegar a tener un gran impacto. La primera,
mantener limpios los espacios comunes, y esto se puede lograr con pequeños
gestos como recoger los papeles que otros han tirado.
Segundo, evitar el consumo innecesario y el desperdicio de alimentos y “darle una segunda oportunidad a la comida”. Las sobras pueden servir para fertilizar los huertos caseros y en el colegio tienen uno, cultivado por los alumnos.
Finalmente, las pilas y productos tóxicos. En DIL se insiste en la
necesidad de conocer la toxicidad de cada elemento y así separarlo de otros
productos. La iniciativa ofrece este ejemplo iluminador: “si tú llenas el
estadio Bernabéu de agua pura y tiras una pila, toda el agua estará
contaminada. Imagínate si tiramos este contenedor que está casi lleno de pilas
y lo tiramos al mar, se acabarían todos los peces y los animalitos y todo”.
Para Daniela, Inés y Lucía, esta iniciativa es una oportunidad de apoyar
al Papa Francisco, que en la encíclica Laudato si’ nos anima “al cuidado de la
casa común” porque “este planeta es nuestra casa, la casa de todos y por tanto
debemos cuidarla juntos”.
El Papa Francisco en la encíclica Laudato si’ pone en evidencia la
problemática que señalan Daniela, Inés y Lucía y el peligro que representa para
toda la creación: “Hay que considerar también la contaminación producida por los
residuos, incluyendo los desechos peligrosos presentes en distintos ambientes.
Se producen cientos de millones de toneladas de residuos por año, muchos de
ellos no biodegradables” (Ls 21).
Estamos en el mismo hilo
Daniela afirmó: “estamos en el mismo hilo”. Escuchando al Papa Francisco
podemos recordar la frase por él muchas veces repetida: “Todos estamos en la
misma barca”. DIL recuerda que no hay ni dos, ni tres, ni cuatro mundos. Solo
tenemos un planeta que compartimos todos.
Las tres amigas expresan su compromiso con el proyecto Ecoescuela del
colegio e insisten en “animar a todo el mundo a participar en esta labor de
cuidado y respeto, ya que, al cuidar nuestro mundo, también cuidamos de todos
los seres vivos que lo habitamos”.
Al mirar el camino recorrido, las tres niñas afirman, refiriéndose a los
carteles: “De momento va funcionando. Desde que comenzamos hemos hecho unos 22
carteles y eso es lo que queremos, que cada uno aporte su granito de arena”.
El desarrollo integral de la persona y de la comunidad
Las madres de Daniela, Inés y Lucía, cuando se refieren a los aportes de
este proyecto a la educación integral de sus hijas coinciden en dos palabras:
“sorpresa” y “orgullo”. Refiriéndose a Daniela su progenitora dijo: “Lo que sí
nos sorprendió es la manera de expresarse y de cómo tiene interiorizada la
conciencia social de hacer el bien”.
“Estas niñas con su trabajo diario y constante y con mucha ilusión han
sido capaces de demostrar que entre todos podemos hacer del mundo un lugar
donde vivir en armonía”, subraya la madre de Lucía, quien añade: “te queremos y
vamos a apoyarte en todos los pasos que des en la vida. Sigue soñando con un
mundo mejor”.
Cada una de las niñas expresan sus anhelos por un mundo mejor, recogemos
lo que dijo Daniela: “Tengo una visión muy especial, de un mundo lleno de luz,
un mundo sano, un mundo mejor”, y eso con el convencimiento de que “como
alguien dijo una vez, el camino es igual de importante que la meta”.
Publicado
por Vatican News:
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