La Escuela Económica | Esteban Delgado
Mercado comercial haitiano para República
Dominicana
Durante el pasado año 2021 las exportaciones de
República Dominicana hacia Haití sumaron US$958 millones. Se pudiera pensar que
es un monto normal, toda vez que existe la creencia de que cada año le vendemos
a esa nación alrededor de US$1,000 millones.
Pero la realidad es que lo exportado el año pasado
es el mayor monto desde el año 2015, cuando le vendimos US$994.2 millones a la
vecina nación. Desde ese año y hasta el 2020 las exportaciones venían cayendo
año tras año hasta su nivel más bajo en 2020 con US$751.2 millones.
Lo anterior indica, entonces, que en 2021 hubo un
favorable repunte de las exportaciones dominicanas hacia Haití, con un
crecimiento de 27.5% frente a lo exportado en 2020 y de 16.7% sobre los
US$820.7 millones exportados en 2019, cuando no había pandemia.
Esas cifras también indican que los conflictos
políticos, sociales, económicos y de inseguridad que imperan en esa nación,
agudizados con el asesinato de su presidente a mediados del año pasado, no
afectaron el comercio de mercancías desde República Dominicana hacia Haití,
sino que, por el contrario, se incrementó de forma favorable.
Otro punto también positivo para los dominicanos es
que la balanza comercial con Haití es prácticamente total a favor nuestro, pues
de cada 100 dólares que se comercializa entre las dos naciones 98 son ventas de
aquí hacia allá y apenas 2 son ventas desde allá hacia acá.
Bajo esas condiciones, que también favorecen a los productores dominicanos que exportan mercancías con menos controles de calidad, pues los haitianos compran sin darle mucha importancia a las normas, es lógico que no haya mucho interés, de este lado, de formalizar un tratado de libre comercio (TLC) bilateral.
Siempre se ha argumentado que debería existir un
TLC entre las dos naciones, más si se toma en cuenta que Haití es el segundo
socio comercial más importante para República Dominicana, solo superado por
Estados Unidos y, en ocasiones, por Suiza, cuando se disparan las exportaciones
de oro.
El punto es que cuando se habla de ese tema, desde
aquí surgen versiones de que no se ha logrado porque los haitianos incluyen el
tema migratorio. Pero eso no es del todo cierto. Es más, no es cierto.
La realidad es que a quienes no les conviene un TLC
formal con Haití es a los productores dominicanos, o menor, a ciertos
productores dominicanos.
Esto así, porque en un escenario de balanza
comercial 98 a 2, es lógico que, a la hora de enumerar productos para
establecerles tasas arancelarias reducidas y libre entrada o cuotas
específicas, el país que tiene la mayor parte de la balanza es el que más
tendría que ceder, pues el que no tiene más que un 2% de participación ya tiene
prácticamente apertura total y solo espera que su socio le abra para aumentar
un poco su reducida participación.
En un escenario de TLC Haití tendría la oportunidad
de introducir a República Dominicana ciertos productos industrializados que
serían de gran atractivo, no solo para los más de un millón de haitianos que
viven aquí, sino, además, para muchos dominicanos que tendrían interés de consumirlos.
Pero algunos de esos productos vendrían a competir
con bienes que tienen prácticamente el monopolio de la comercialización en el
país y que no quieren perder participación del mercado local, por lo que
prefieren que las condiciones sigan como hasta ahora para que perdure el
impedimento de entrada de esos productos industrializados haitianos que son de
potencial atractivo de este lado.
El solo hecho de que prácticamente el 10% de la
población residente en República Dominicana sea de haitianos, más una
proporción de dominicanos con sus orígenes en ese país, indica que es un
importante mercado ansioso de consumir bienes de esa nación que actualmente
tienen impedimento de entrada y que podrían tener apertura en un TLC.
Entonces, no es que los haitianos piden incluir el
tema migratorio cuando se habla de un eventual TLC. Lo que ocurre es que, en
esa negociación, República Dominicana tiene mucho que perder y nada que ganar,
mientras que Haití no perdería nada; solo ganaría espacio de acceso de sus
productos hacia acá.
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