Reflexión | Miguel A. Munárriz/FA
Discernimiento
Lc
9, 28-36
«Jesús se llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto de una montaña para orar»
Los
textos de los sinópticos se centran en los hechos y dichos de Jesús, aunque
recalcan su hábito de retirarse frecuentemente a orar buscando la soledad de la
montaña. En ocasiones lo hace acompañado de sus discÃpulos más cercanos, tal
como narra el evangelio de hoy o como ocurre en GetsemanÃ.
Pero
hay tres momentos cruciales en que su oración tiene un carácter especial y los
evangelistas se hacen eco de ello narrando con detalle la escena. Son momentos
en que debe tomar las decisiones más importantes de su vida, y en todos ellos
recurre a la oración en busca de lucidez para discernir y fortaleza para
responder.
El
primero se recoge en el texto de la semana pasada y se desarrolla en el
desierto de Judea. Probablemente Jesús rondaba en ese momento los 35 años, y
podemos suponer que hasta entonces habÃa llevado una vida discreta en Nazaret
dedicado a su oficio y profesando la fe de sus padres. Pero algo sacudió su
conciencia y decidió ir al Jordán en busca de respuestas en el entorno del
Bautista.
Del
Jordán subió directamente al desierto y permaneció en él largo tiempo dedicado
a la oración… Y ya no volvió a Nazaret, sino que fue a Cafarnaún acompañado de
Juan, Andrés, Simón y Natanael para iniciar desde allà la misión a la que se
sentÃa llamado. En la soledad del desierto, entregado a la oración, Jesús habÃa
decidido responder a la llamada venciendo la acuciante tentación de ignorarla.
El
segundo discernimiento corresponde al evangelio de hoy. Jesús tiene que decidir
entre permanecer en Galilea o universalizar su mensaje llevando la buena
noticia al mismo corazón de Judea. Si permanece en Galilea como profeta rural,
el alcance de su mensaje será muy limitado, pero al menos su vida no correrá
peligro. En cambio, si sube a Jerusalén pondrá en grave riesgo su vida, pues
sabe que las autoridades le buscan para prenderle: «Vayamos también nosotros a
Jerusalén a morir con él», dice Tomás, consciente del enorme peligro que ello
supone.
En
este caso, el discernimiento queda en cierto modo velado porque Lucas incluye
una teofanÃa que pretende dejar claro (antes de iniciar el relato de la pasión)
quién es el hombre que va a subir a Jerusalén, va a ser prendido por las
autoridades, torturado y muerto en cruz. Lucas nos viene a decir: “No os
equivoquéis; Dios estaba con ese hombre que aparentemente fue vencido por los
sacerdotes; y no con quienes lo mataron” … «Y una voz desde la nube decÃa: Éste
es mi hijo amado» …
El
tercer discernimiento tiene lugar en GetsemanÃ. Esa tarde Jesús ha organizado
una cena de despedida con sus discÃpulos porque sabe que esa noche va a ser
entregado. Ya en el huerto de los olivos, Jesús tiene que tomar la decisión
definitiva: escabullirse amparado en las sombras de la noche, o ser consecuente
con su misión y aguantar a pie firme la llegada de los guardias. Una decisión
brutal, como también lo fue su angustia: «… Padre, aleja de mà este cáliz».
Por
fidelidad a la misión, en el primer caso Jesús renuncia a la vida cómoda de
Nazaret, en el segundo a la seguridad de Galilea y en el tercero a la propia
vida.
Publicado
por Feadulta.com
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