Reflexión
| Reflejos de Luz
Aprender a servir
Jesucristo
vino al mundo para “servir” a la humanidad. Lo dijo en numerosas ocasiones. Y
lo hizo durante toda su vida en la tierra.
Es
precisamente sirviendo, “siendo siervo”, como Jesucristo quiso mostrar a la
humanidad lo grande que es el amor de Dios.
Servir
consiste en buscar siempre la felicidad del otro. Consiste en compartirlo todo.
Servir es tan importante que nos lleva a perderlo todo, ¡incluso la vida!
Servir
es el único medio de hacer felices a los demás, de cambiar el mundo y de
devolverle la capacidad de amar. Es el único medio de hacer comprender a la
humanidad hasta qué punto Dios sirve, ofrece, reparte, distribuye su amor a
todos.
Es
una tarea difícil. Algunos dicen que es imposible. Jesús nos demuestra que no
lo es tanto, Él lo consiguió y nos invita a que nosotros también lo intentemos.
Pero… ¿cómo? Jesús nos da las pistas: mirando más allá de las apariencias;
sirviendo y ofreciendo nuestra paciencia, nuestra alegría, nuestro perdón;
caminando hasta el final, sin cansarnos y tirar la toalla a mitad de camino.
Con Jesucristo los cristianos logran que la vida triunfe sobre el mal y la
muerte.
La
Cuaresma es el tiempo en que nosotros, los cristianos, siguiendo al Señor
Jesús, aprendemos a servir, a ofrecer lo mejor que tenemos para que el otro sea
feliz. Estamos en Cuaresma, un tiempo para aprender a servir.
Aprender
a servir, explicando a un compañero el problema que no entiende. Aprender a
servir, no criticando a los demás, sino ayudándoles a mejorar. Aprender a
servir, cumpliendo con nuestras obligaciones. Aprender a servir, perdonando de
corazón a aquellos que nos molestan. Aprender a servir, pensando siempre en la
felicidad de los que están a mi alrededor.
Publicado
por Reflejos de Luz
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