Reflexión | Paola Calderón Gómez/PC
Mons. Jorge Lozano: «Todos estamos en camino»
Pasar
del juicio a la misericordia, de la condena a la comprensión, hacer conciencia
de nuestras faltas y de la necesidad de avanzar hacia una verdadera conversión
personal y comunitaria es la invitación que nos hace Monseñor Jorge Eduardo
Lozano en su reflexión semanal.
Tomando
como punto de referencia el Evangelio de ayer domingo (San Juan 8, 1-11) el
secretario general del Celam nos recuerda que generalmente somos muy rápidos
para juzgar a los demás y a la vez lentos para reconocer los errores propios.
Nos cuesta hallar las situaciones necesarias para comprender las equivocaciones
o falta de otros, pero en nuestro caso siempre hay una justificación, una razón
que incluso puede aplicarse a las actitudes más cuestionables ya sea desde lo
personal o lo social.
Acoger
sin juzgar
Monseñor
Lozano nos recuerda que durante la Cuaresma todos sin excepción, hemos recibido
el llamado a reconocer nuestra condición de pecadores. Al inicio de este camino
todos recibimos la imposición de las cenizas, por lo que laicos y consagrados
estamos en la misma senda, sacerdotes, obispos, catequistas, todos. Esto ha de
constituirse en una razón suficiente para asumir el gesto de «dejar caer la
piedra» que tenemos lista para juzgar, calificar y criticar, sintiéndonos
mejores personas que los demás. Más bien se trata de disponer el corazón para
acoger al otro superando el orgullo de perfección que nos aleja de la verdad.
Misericordia
y paciencia
Retomando
el Evangelio, el prelado recuerda a la mujer sorprendida en adulterio que fue
entregada a Jesús por fariseos y escribas con el fin de lograr una condena
ejemplar y como la actitud de Jesús sorprende e impide que sea condenada y
apedreada hasta morir. «La actitud de Jesús lleva a no levantar el dedo desde
posturas puritanas o dualistas,» advierte el arzobispo de San Juan de Cuyo al
afirmar que la mirada rígida e inclemente es muy distinta de la que se hace
cargo y recibe a la persona como viene.
Algo
que también ha recalcado el Papa Francisco en la exhortación apostólica
Evangelii Gaudium «hay que acompañar con misericordia y paciencia las etapas
posibles de crecimiento de las personas que se van construyendo día a día”. Por
eso es importante reconocer que “un pequeño paso, en medio de grandes límites
humanos, puede ser más agradable a Dios que la vida exteriormente correcta de
quien transcurre sus días sin enfrentar importantes dificultades” (EG 44)
Tender
la mano
En
esta línea la invitación del obispo argentino es a acercarnos con delicadeza y
valorar el fervor de los supuestamente alejados, que está en contraste con la
tibieza de los aparentemente cercanos, es la delicada caridad en unos y la
vergonzosa indiferencia de otros. Ejemplo de ello es el caso de los jóvenes y
adultos que manifiesta haber conocido durante su recuperación de adicciones y
que hacen grandes esfuerzos por celebrar la fe sin entender casi nada, mientras
que quienes conocen intelectualmente lo que pasa en la Misa, a veces se
desentienden y no participan.
Situaciones
en las que Jesús nos libera de estar aferrados a una norma que esclaviza. Él no
cuestionó junto a los escribas y fariseos de su tiempo. La actitud de Jesús se
muestra como «un mensaje verdaderamente revolucionario. No les devuelve el dedo
acusador, sino que tiende la mano de la misericordia».
Así,
al llegar al último domingo de Cuaresma, Monseñor Lozano asegura que la
invitación a es convertirnos a través del sacramento de la confesión, porque
para muchos ante la equivocación no hay nada que hacer, pero nosotros sabemos
que con Jesús siempre hay futuro, misericordia y amor, lo que siempre abre
caminos insospechados.
Publicado
por Prensa Celam
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