Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín
No tengas miedo, ¡Dios
está contigo!
En todo momento sobre todo en los malos o de temor debemos tener fe y
confiar en Dios quien nos reconforta y alecciona en cada momento de nuestras
vidas.
Las pruebas llegan solas y él sólo espera que seamos sabios en fe para
superarlas y salir airosos en su nombre.
Hace
unos días los niños y yo, íbamos a un centro comercial y pasamos por un lugar
donde había mucha agua, debido a que estaba lloviendo. Mi niña Eleonor, comenzó
a rezar el Ave María, porque sintió miedo. De igual modo, sentí miedo también,
porque veía el vehículo inclinarse a un lado. En ese instante, mi hijo Iván
Josué, dijo lo siguiente: No tengan miedo, Dios está aquí con nosotros, él
siempre nos cuida y nos cuidará. En ese momento, sentí una paz inmensa y una
luz, para salir del lugar donde estábamos.
Le
pedí a Iván Josué que hiciéramos un artículo sobre lo que nos había sucedido y
en seguida comentó lo siguiente:
“Dios
está con nosotros cuando estamos en peligro o sin dinero. Siempre ruégale a Dios para que pueda librarte, ya que Dios siempre estará contigo, en las buenas
o en las malas, porque si le ruegas, él te
salvará como a muchas personas, que le han rogado”.
“Sin él, en el mundo no hubiera paz y menos amabilidad,
y más peligros por las calles o todos los lugares. Solo Dios salva, ruégale por
el día, por la tarde, y en la noche, y todos los días para que pueda darte
cosas buenas”. Josué 1: 9 Dios te acompañará donde quieras que vaya.
Dios salva, Iván Josué continúa diciendo, siempre ruégale a Dios para que te salve y te libre”. Filipenses 4: 6-7.
Hace unas semanas en nuestro grupo de oración, una de las hermanas, doña Carmen Mejía, durante la reflexión hizo la siguiente pregunta: ¿Quién es Jesús para mí? ¿mi Rey? ¿mi Señor? ¿el que siempre me ha cuidado?
En
seguida me dije, el que siempre me ha
cuidado, ese es Jesús para mí. Cuidó de mi al nacer. Me ha librado de
varias batallas contra la enfermedad. Me ha cuidado siempre, al salir de la
universidad tarde en la noche. Me cuida de los malhechores. Cuida de mi hogar.
Por eso siempre digo: “no soy
digna de que entres en mi casa, pero una palabra tuya, bastará para sanarme”.
En
el Salmo 91, recitamos, “No tropezará mi pie, el Señor será tu escudo. No
temerás los miedos nocturnos ni la pestilencia que ande en la oscuridad, porque en ti confío”.
Le
preguntaba a Eleonor sobre lo sucedido y me dijo lo siguiente:
“No
importa en qué lugar o situación estés, Dios
siempre estará contigo”. Así dice el
Salmo 15, protégeme Dios mío, que me refugio en ti. Con él caminaré, con él no
moriré.
En
el Salmo 120, vemos a un guardián que siempre nos cuida y se mantiene velando
toda la noche: “Mi guardián no duerme, mi
guardián no duerme, no duerme ni reposa, el guardián de Israel. No permitirá
que resbale mi pie, mi guardián no duerme, mi guardián no duerme”.
En
el Salmo 23, vemos que “Aunque camine por valles de sombras, no temeré mal alguno, porque tú estás
conmigo”.
Jesús
se hace presente en nuestras vidas, para demostrarnos que incluso en medio de la
pestilencia (pandemia), de donde apenas empieza a salir la humanidad, él siempre
estará con nosotros hasta el final de nuestros días y hasta que vuelva, nos cuidará
y debajo de sus plumas, estaremos seguros siempre (Salmo 91).
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