Cultura y Vida | Juan Orellana
Downton Abbey: Una nueva
era. La película se convierte en el mejor capítulo de la serie
Se estrena el segundo largometraje concebido a la sombra de la famosa
serie británica Downton Abbey, que comenzó su
emisión en 2010 y que se ha desarrollado a lo largo de seis temporadas. Tanto
la serie como la película tienen detrás al mismo creador, el barón Julian
Fellowes, un escritor adscrito al Partido Conservador, miembro de la Cámara de
los Lores e hijo de un famoso diplomático. Licenciado en Literatura Inglesa por
Cambridge, a Fellowes debemos los guiones de conocidas películas de época
como Gosford park (R. Altman, 2001) –por el que obtuvo
el Óscar al mejor guion–, Vanity fair (M.
Nair, 2004) o La reina Victoria (J.-M.
Vallée, 2009).
En Downton Abbey Fellowes quiere describir el fin de una época, el
Antiguo Régimen, y la llegada de una nueva era. La Primera Guerra Mundial es el
acontecimiento histórico que cataliza y precipita ese cambio sin retorno. La
clase aristocrática está siendo sustituida por la empresarial, y el vivir de
las rentas deja paso al mundo de los negocios. Ser conde ya no es tan relevante
como ser abogado, ingeniero o fabricante de automóviles. Han llegado el
teléfono, el fonógrafo, el cine sonoro, ha cambiado la moda en el vestir y se
ha impuesto el jazz en las salas de fiesta de los felices años 20. Pero si en
el mundo las novedades sociales, culturales y económicas se implantan con
rapidez, entre los habitantes de Downton Abbey –familia y servidumbre– el
proceso va a ser mucho más lento, pero también irreversible. En la familia
Crawley, exceptuando las hijas más jóvenes del conde de Grantham, no se reciben
estos cambios con alegría. Pero todos, incluida la condesa viuda de Grantham,
tendrán que acabar reconociendo que la alternativa a la renovación es la
muerte.
Si este es el telón de fondo de toda la serie, la película que nos ocupa pone el broche de oro
final al proceso cuando una productora de Hollywood pide permiso a la familia
Crawley para rodar una película en Downton. Eso supone la entrada por la puerta
grande al mundo moderno, y, sobre todo, una auténtica revolución para los
Crawley y también para el servicio. Si esta es la trama más divertida del
filme, hay otra de tono dramático, y que tiene que ver con el descubrimiento de
un hecho que puede reinterpretar la historia familiar de lord Grantham. Las tramas
se entrelazan y dejan como resultado una fantástica película llena de elegancia
e ironía a partes iguales.
Hay que decir que esta película la disfrutarán al máximo los seguidores
de la serie, especialmente si la han visto entera, pues en realidad se trata
del último capítulo, que cierra todas las tramas aún abiertas, y ata todos los
cabos sueltos que quedaban, con un final solemne e imponente que escenifica el
entierro definitivo de una era y el alumbramiento de otra. El filme –como la
serie– es un ejercicio de elegancia y buen gusto, incluso al tratar temas
delicados como la infidelidad, la muerte o la homosexualidad. Imprescindible.
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