Actualidad | José Calderero Aldecoa
«El metaverso puede ayudar en la humanización de internet»
También
hay que «ser consciente de que la experiencia en ese entorno virtual es
ficticia» y no debe sustituir a determinadas actividades de la vida real,
afirma la neuropsicóloga María Fernández en el Día de Internet
Sordos que escuchan, ciegos que ven… Sí, pero no se trata de milagros
como los que hacía Jesús en el siglo I, sino de las posibilidades de la tecnología
del siglo XXI y del metaverso, un concepto en boga que contiene un sinfín de
oportunidades y frente al que también hay que estar precavidos ante sus
posibles riesgos.
«El metaverso es una experiencia inmersiva en internet a través de entornos virtuales o realidad
aumentada», explica Nicolás Montes, ingeniero en Electrónica y Automática
Industrial y profesor de la Universidad CEU Cardenal Herrera. Suena a Facebook
«porque Mark Zuckerberg ha cambiado recientemente el nombre de esta empresa por
el de Meta», lo que ha provocado que el término aparezca últimamente en los
medios de comunicación, pero, «en realidad, es una tecnología que ya lleva
muchísimos años investigándose y trabajándose», añade Montes, que reflexiona
sobre estas cuestiones cuando se celebra el Día de Internet.
Precisamente, el metaverso vendría a solucionar uno de las grandes taras
de internet: la deshumanización. «En la actualidad, estar en internet significa
estar interactuando con una máquina, y una de las aplicaciones del metaverso
puede ir en la línea de intentar humanizar el acceso a los datos y a la
información», señala el experto. Además, por supuesto, de propiciar los avances en el sector educativo o en el médico. «Se
está trabajando mucho en el tema de los nanobots [mini robots]», para que sean
capaces de «llevar medicamentos directamente a las células cancerígenas»,
subraya.
Líneas
rojas
Junto a las posibilidades, «hay una serie de riesgos, de malas
prácticas», ante los que «la sociedad tiene un gran reto por delante». La
moralidad, o su afectación a la salud mental, dependerá «del uso que se le
pueda dar a estas aplicaciones», concluye Nicolás Montes. «En sí no genera
prejuicios ni beneficios. El punto clave va a estar en cómo se use esa
tecnología virtual y el tiempo que se dedique a ello», añade María Fernández
Andújar, neuropsicóloga clínica, psicóloga general sanitaria y profesora adjunta
del Grado de Psicología de la Universitat Abat Oliba CEU.
La experta, sin embargo, insta a la sociedad a «estudiar y regular las
interacciones y el comportamiento» que se pueda dar por parte de los usuarios
dentro de estos entornos virtuales. Es una tecnología todavía en desarrollo y
aún «no cuenta con jurisdicción al respecto», lo que «representa un reto para
nuestra sociedad».
Desde su posición, Fernández Andújar anticipa varias líneas rojas. En
primer lugar, habla de garantizar el «derecho a la intimidad», la
«confidencialidad» o la «protección de los datos» de los usuarios. Por otro
lado, pide «ser consciente de que la experiencia en ese entorno virtual es
ficticia y que, por tanto, no se puede dejar de realizar actividades de la vida
real en el ámbito social, académico o laboral». Además, insta a estar atento a
posibles «cambios en los hábitos de vida saludable. No debe haber privación del
sueño o cambios en los hábitos alimentarios». De igual modo, «la persona tiene
que tener en cuenta la identidad que aporta en esta realidad virtual, así como
la información que da». Por último, la neuropsicóloga advierte ante los
posibles cambios en el humor, «tales como irritabilidad o nerviosismo por no
poderse conectar a estos entornos».
Teniendo en cuenta todo esto, «la experiencia dentro del metaverso puede
ser complementaria y beneficiosa», concluye.
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