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“Pasé 8 años en el corredor de la muerte por falsos cargos de
blasfemia”
Shagufta
y Shafqat Emmanuel, un matrimonio católico que vivía en Mian Channu, una
pequeña localidad a 250 kilómetros al sur de Lahore (Pakistán), fue detenido en
julio de 2013 por falsos cargos de blasfemia. Tras ocho años en el corredor de
la muerte, separados el uno del otro y de sus cuatro hijos, fueron finalmente
puestos en libertad el 3 de junio de 2021 por el Tribunal Superior de Lahore.
Libre por fin, Shagufta comparte su historia con Ayuda a la Iglesia Necesitada
“Nací
en una familia con una fuerte fe cristiana. Asistía a misa y recibía la
comunión con regularidad y acudía asiduamente a catequesis y rezaba el rosario.
Mi padre y mi madre nos enseñaron, a mí y a mis seis hermanos, a ser fuertes en
nuestra fe y a estar preparados para todo tipo de sacrificios o
persecuciones".
“La
mayoría de las familias de nuestro pueblo eran musulmanas, pero también había
un buen número de cristianos. Manteníamos relaciones muy cordiales con los
musulmanes. Recuerdo que jugaba con niñas musulmanas y que nos visitábamos
mutuamente, que intercambiábamos felicitaciones y dulces en Navidad y en la
fiesta del fin del Ramadán. Mis hermanos varones también tenían muy buenos
amigos musulmanes, no recuerdo ninguna pelea o disputa por motivos religiosos.
“Unos
años después de casarme con Shafqat Emmanuel nos trasladamos a Gojra, donde mi
marido consiguió un trabajo. Trágicamente, hace unos doce años, quedó
paralizado por una bala perdida mientras intentaba disolver una pelea. A partir
de ahí, la vida fue dura, pero tuvimos suerte al conseguir trabajo en el
Instituto de Bachillerato de San Juan de Gojra. Después de las horas de clase,
mi marido solía reparar teléfonos móviles para ganar algo de dinero extra para
los gastos familiares.
“Un
día de julio de 2013, nos llevamos un enorme susto al ver llegar varios
furgones de la policía con un montón de agentes. Entraron en nuestra casa y nos
detuvieron a mi marido y a mí, acusados de blasfemia por un mensaje ofensivo
sobre Mahoma enviado a través de la tarjeta SIM de nuestro móvil. El teléfono
estaba registrado a mi nombre y lo utilizaba también mi marido. El mensaje
ofensivo estaba escrito en inglés, un idioma que ni mi marido ni yo hablamos ni
leemos. Nos mantuvieron bajo custodia policial durante una noche, al día
siguiente nos trasladaron a la cárcel.
“En
la cárcel nos torturaron. Los agentes le dijeron a mi marido que si no
confesaba me violarían delante de él, así confesó, aunque ambos éramos
inocentes.
“Estuvimos
ocho meses en la cárcel antes de que un juez nos declarara culpables y nos
condenara a muerte. A nuestro abogado no se le permitió completar sus alegatos
finales y nosotros no pudimos declarar. Yo me desmayé cuando escuché la
sentencia de muerte. Fue un gran golpe para nosotros y para nuestra familia,
conmocionó a toda la comunidad cristiana de Pakistán y más allá.
“Shafqat
fue trasladado a la cárcel de Faisalabad, mientras que a mí me encerraron en
una celda del corredor de la muerte en Multán. Permanecimos en el corredor de
la muerte durante ocho largos años. Imagínense lo duro que fue para mis hijos,
que en ese momento tenían 13, 10 y 7 años y mi hija solo 5. Tenían que mudarse
continuamente y vivir escondidos de los fundamentalistas musulmanes, que
amenazaban con atacarlos. Solo podían visitarme cada cinco o seis meses,
durante unos 20 o 30 minutos. Lloré todos los días por no estar con mis hijos.
Mi vida era aterradora, no dejaba de pensar en que cualquier día nos ahorcarían
a mi marido y a mí.
“A
pesar de toda esta espantosa pesadilla, nunca perdí la esperanza ni mi fe.
Rezaba a diario, sin falta. Leía la Biblia y cantaba salmos e himnos en urdu y panyabí,
eso me reconfortaba. Nunca perdí la fe ni la esperanza de que, dado que mi
marido y yo éramos inocentes, mi siempre vivo Señor Jesucristo -que venció a la
muerte y resucitó al tercer día- nos liberaría y me alejaría de la muerte.
“Varias
veces me aseguraron que si me convertía al islam me conmutarían la condena a
muerte por cadena perpetua, y que finalmente sería puesta en libertad. Siempre
me negué. El Señor Jesucristo resucitado es mi vida y mi Salvador. Jesucristo
sacrificó su vida por mí, aunque yo sea una pecadora. Nunca jamás cambiaré mi
religión y me convertiré al islam. Prefiero la horca antes que negar a
Jesucristo.
“Entonces,
la intervención divina se puso en marcha y se alzaron voces muy fuertes contra
nuestro juicio y condena injustos en el Parlamento Europeo, por parte de
organizaciones de derechos humanos de todo el mundo, así como por parte de la
Iglesia católica y de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Rezaron por nuestra
liberación y nos ofrecieron apoyo moral y espiritual. Mi marido y yo siempre
estaremos agradecidos a todos los que nos apoyaron. ¡Muchas gracias! ¡Que Dios
los bendiga a todos!
“Durante
un tiempo, Asia Bibi, que también fue condenada a muerte por falsos cargos de
blasfemia, fue mi vecina en el corredor de la muerte en Multán. Cuando nos
encontrábamos solíamos rezar juntas, consolarnos mutuamente y renovar nuestra
firme fe en Jesucristo. En Navidad, compartíamos dulces con otras presas
musulmanas y cristianas.
“Cuando
me enteré de que Asia había sido puesta en libertad, mi corazón se llenó de
gozo y me convencí de que un día también yo recuperaría la libertad.
Finalmente, así sucedió, mi esposo y yo fuimos puestos en libertad. Pero qué
desgracia que, al igual que Asia Bibi, Shafqat y yo no pudiéramos quedarnos en
Pakistán con nuestra familia y tuviéramos que pedir asilo e instalarnos en otro
país porque los musulmanes fanáticos y extremistas estaban dispuestos a
matarnos si nos quedábamos en Pakistán.
“No
obstante, estamos muy contentos de que un país europeo nos haya concedido asilo
y que ahora nuestra familia esté reunida. Estamos a salvo y aquí podemos
practicar libremente nuestra religión.
“Espero
y rezo porque las falsas acusaciones de blasfemia, realizadas a menudo por
ajustes de cuentas personales, cesen en Pakistán y porque se castigue a los
culpables de acusar falsamente a terceros.
“Gloria
y alabanza a mi Señor Jesucristo vivo y a mi Dios misericordioso, que es un
Dios justo”.
Publicado
por Vaitcan News (fuente: ACN - Ayuda a la Iglesia Necesitada)
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