Mensajes | Sergio Centofanti
Acuérdate
del final y deja de odiar
En un
Ángelus el Papa recordó esta frase tomada de la Biblia, del Libro del Sirácide.
Hoy parece cada vez más actual ante las palabras de odio que se escuchan y ante
los riesgos de una guerra que se prolonga en Ucrania. Con el odio, la
indiferencia también pone en peligro a la humanidad, ya que hay tantas víctimas
de guerras olvidadas en el mundo.
Cuando las
palabras de odio aumentan, crece el riesgo de que se conviertan en actos de
violencia, si es que no se han convertido ya en armas que matan y destruyen. En
un mundo ya herido por tantos conflictos y tanta indiferencia hacia los que
sufren, cuando las palabras de odio se multiplican, los peligros son mayores
para todos. Los que tienen un poder de decisión importante pueden apretar más
fácilmente los botones equivocados si están llenos de esa ira alimentada por
palabras incendiarias. Toda la humanidad corre más riesgo si los poderosos de
este mundo pronuncian palabras de odio.
Una sentencia contra el rencor
“Acuérdate
del final y deja de odiar”, leemos en la Biblia (Sir 28,6). Es un pasaje que
fue escrito hace unos 2200 años por un judío de Jerusalén, Jesús ben Sira. El
Papa lo citó en un Ángelus hace dos años, el 13 de septiembre de 2020:
Hoy, por la
mañana, mientras celebraba la misa, me he detenido y me ha llamado la atención
una frase de la primera lectura, en el libro del Sirácide. La frase dice así:
“Acuérdate del final y deja de odiar”. ¡Bonita frase! ¡Piensa en el final!
Piensa que estarás en un ataúd... ¿y llevarás allí tu odio? “Acuérdate del
final y deja de odiar”. Deja el rencor. Pensemos en esta frase, tan
conmovedora: “Acuérdate del final y deja de odiar”.
“Acuérdate
de la corrupción y de la muerte -continúa el Sirácide- y no guardes rencor a tu
prójimo... Perdona la ofensa de tu prójimo y entonces, con tu oración, tus
pecados te serán perdonados”.
Odio e indiferencia
Odiar hace
daño a uno mismo antes de dañar a los demás. Pero la indiferencia también es un
gran mal. Olvidamos muchas situaciones dolorosas, miramos para otro lado, nos
hemos acostumbrado al sufrimiento de los demás, de quienes siguen viviendo y
muriendo en medio de guerras olvidadas.
Siria olvidada
Los combates
en Siria duran más de once años. Hay cerca de medio millón de muertos y más de
once millones de refugiados y desplazados. El cardenal Mario Zenari, nuncio en
Damasco, dice con dolor que han sido olvidados, que “la esperanza ha
desaparecido del corazón de tantas personas y, en particular, del corazón de
los jóvenes, que no ven ningún futuro en su país y buscan emigrar”. También hay
hambre, recuerda Zenari: “Hay escasez de pan y, ahora, con la guerra en
Ucrania, incluso de harina”. En estos años de guerra, quizá dos tercios de los
cristianos han abandonado Siria. “En estos conflictos, los grupos minoritarios
son el eslabón más débil de la cadena", agrega el cardenal, y comenta que,
además, ahora hay olvido: “Esta es otra grave desgracia sobre Siria, la de caer
en el olvido. Este olvido hace mucho daño a la gente”.
Hambre y guerra en Etiopía
El cardenal
Berhaneyesus Souraphiel, arzobispo de Addis Abeba, se refiere así a la guerra y
al hambre en Etiopía: “Millones de etíopes necesitan desesperadamente ayuda
humanitaria”. ¿Quién se acuerda de ellos?
El calvario de Myanmar
En Myanmar
“aún estamos en el Calvario”, dice el cardenal Charles Maung Bo, arzobispo de
Yangon, bajo un régimen militar que no escatima en ataques a las iglesias y
miles de refugiados birmanos que vagan por la selva. Nadie se salva del colapso
de la economía y más de la mitad de la población se ve reducida a la pobreza.
Los jóvenes se sienten privados de su futuro. En este camino de la cruz
“impresiona la profunda fe del pueblo. Como cristianos, encontramos la
esperanza en el profundo misterio de la locura de la cruz", sostiene Maung
Bo.
Yemen, periferia del mundo
El obispo
Paul Hinder, vicario apostólico emérito de Arabia del Sur, habla de la guerra
olvidada en Yemen, donde la emergencia humanitaria hace pasar hambre a millones
de personas. Más de dos millones de niños arriesgan sus vidas por el hambre.
“Estas guerras olvidadas tienen poco interés. Para muchos, Yemen está realmente
en la periferia del mundo", sentencia monseñor Hinder.
Podríamos vivir todos en paz
Estas son
solo algunas guerras olvidadas. Las guerras suelen empezar con palabras de
odio. Así lo expresó el Papa Francisco en una misa en la Casa de Santa Marta en
2019: “Hoy, hay que decirlo claramente, hay muchos sembradores de odio en el
mundo, que destruyen… el lenguaje es un arma viciosa, mata… podríamos vivir
como hermanos, todos, en paz”.
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