Papa Francisco | Adriana Masotti/VN
Se hizo público el Mensaje del Papa para la VI Jornada Mundial
de los Pobres
El
Mensaje del Papa Francisco para la VI Jornada Mundial de los Pobres, el 13 de
noviembre, ha sido presentado esta mañana en la Oficina de Prensa del Vaticano
por monseñor Rino Fisichella. El arzobispo titular de Voghenza ilustró también
los datos concretos de la solidaridad de la Iglesia de Roma para con los pobres
de la ciudad el año pasado y el compromiso para la Jornada 2022 sobre el tema
"Jesucristo se hizo pobre por ti".
"La
mirada de quienes toman este texto en sus manos se fija necesariamente en los
tristes acontecimientos que se están viviendo en estos meses y que aún
mantendrán a poblaciones enteras bajo el chantaje del miedo y la guerra en las
próximas semanas". Monseñor Rino Fisichella va al corazón del Mensaje del
Papa Francisco para la próxima Jornada Mundial de los Pobres. De hecho, la
guerra es la principal causa de la pobreza en el mundo y hoy podemos
comprobarlo de primera mano también a través del conflicto que ha estallado en
Europa. El Papa, subraya Fisichella, percibe el creciente cansancio que
experimentan los pueblos que al principio acogieron generosamente a los
refugiados y recaudaron fondos para ayudarlos. Existe el riesgo de volver a la
indiferencia.
La
ilusión de vivir feliz entre las propias paredes
Monseñor
Fisichella subraya tres caminos indicados por el Papa para vivir una
solidaridad responsable. La primera es rechazar cualquier forma de
"laxitud que lleve a comportamientos incoherentes", y dice que éste
"es un tema que vuelve a menudo en el Magisterio del Papa porque es una
condición cultural fruto de un laicismo exasperado que encierra a las personas
en una muralla china sin sentido de la responsabilidad social, con la ilusión
de vivir una existencia feliz pero que en realidad es efímera y sin
fundamento". El segundo camino es asumir la solidaridad como forma de
compromiso social y cristiano, y cita las palabras de Francisco: "La
solidaridad, de hecho, es precisamente esto: compartir lo poco que tenemos con
los que no tienen nada, para que nadie sufra. Cuanto más crece el sentido de
comunidad y comunión como forma de vida, más se desarrolla la
solidaridad..." Muchos países en las últimas décadas, comenta el
arzobispo, han progresado gracias a las políticas familiares y a los proyectos
sociales, por lo que ha llegado el momento de compartir este "patrimonio
de seguridad y estabilidad", para que nadie tenga que encontrarse en la
indigencia y la miseria. En el centro de este espíritu de compartir está el uso
adecuado del dinero y el valor que se le da.
La
verdadera riqueza está en el amor mutuo
El
tercer pasaje es la propuesta contenida en el título de esta VI Jornada Mundial
de los Pobres. Está tomada de la Segunda Carta de Pablo a los cristianos de
Corinto: "Jesucristo se hizo pobre por vosotros". Explica que el
contexto de la Carta del Apóstol es el de la recaudación de fondos para apoyar
a los pobres de la comunidad de Jerusalén. Ayer como hoy, es importante dar
continuidad a la generosidad. Para ello, dice monseñor Fisichella, "el
testimonio de los cristianos debe estar sostenido por el ejemplo que dio el propio
Jesús": "la verdadera riqueza no consiste en acumular 'tesoros en la
tierra, donde la polilla y el óxido consumen y donde los ladrones entran y
roban', sino en el amor mutuo que nos hace soportar las cargas de los demás
para que nadie quede abandonado o excluido".
Solidaridad
vivida en la diócesis de Roma
Si
hay una pobreza que embellece, hay otra que libera y da alegría, y es la
pobreza elegida por amor a los demás. Monseñor Fisichella dice que es una
elección que parece paradójica hoy en día, y que sin embargo muchos
experimentan la insatisfacción de una vida gastada sólo para sí mismos. Y que
esta elección es posible, lo muestra el Papa Francisco con el ejemplo de San
Carlos de Foucauld, "un hombre que, naciendo rico, renunció a todo para
seguir a Jesús y hacerse con Él pobre y hermano de todos". Precisamente en
esta línea se desarrollará "el compromiso de las Iglesias locales para la
celebración de la VI Jornada Mundial de los Pobres", dice el arzobispo,
con una serie de iniciativas que comenzarán la semana anterior al domingo 13 de
noviembre, para llegar a las distintas formas de pobreza. Monseñor Fisichella
explica que el año pasado, en la diócesis de Roma, se llegó a 5.000 familias
con botiquines de venta libre y se distribuyeron toneladas de alimentos gracias
a la generosidad de algunas empresas farmacéuticas y supermercados. Luego se
pagaron las facturas de agua, electricidad, gas, seguros y alquiler a 500
familias afectadas por el desempleo. Esperamos, concluye Fisichella, que todo
esto continúe "porque muchas personas han aceptado la invitación a la
generosidad", tal y como hizo el apóstol Pablo ante las penurias y la
pobreza de sus hermanos.
Responder
a las necesidades más urgentes de los pobres
Precisamente
sobre el compromiso concreto previsto en Roma con motivo del Día, versan las
preguntas de los periodistas presentes en la conferencia. Un colega preguntó si
la experiencia de la guarnición médica en la Plaza de San Pedro, muy solicitada
por los indigentes que viven cerca, se repetiría este año. Estamos estudiando
cómo hacerlo de nuevo, responde Monseñor Fisichella. Al fin y al cabo, dice,
cada periodo tiene sus emergencias, y al igual que hubo la pandemia en los dos
años anteriores, hoy hay preocupación, también por la guerra en curso, por
ciertos productos alimenticios, por lo que es necesario centrarse de vez en
cuando en las necesidades más acuciantes de las familias romanas.
Almuerzo
con los pobres en estudio
El
almuerzo para los pobres, con la presencia del Papa Francisco, que se suspendió
en los dos últimos años para evitar las concentraciones, también se está
estudiando de nuevo y se espera que se realice este año. Fisichella destaca que
muchas diócesis de todo el mundo han asumido la idea del almuerzo solidario,
realizándolo de diferentes formas, y cita el ejemplo de Berlín, donde el
arzobispo en 2021 abrió la catedral, actualmente en restauración, precisamente
en la Jornada Mundial de los Pobres para ofrecer el almuerzo a los necesitados.
La
dimensión profética de la Iglesia
Una
de las cuestiones se refiere a la acción de la Iglesia en la lucha contra la
pobreza. Existe ante todo la solidaridad, que la Iglesia vive también
colaborando con todas las organizaciones y asociaciones civiles que se implican
en los momentos de emergencia, respondió el arzobispo, subrayando que existe
también, sin embargo, una dimensión profética que es propia de la Iglesia por
mandato de Jesús. Es la capacidad de denunciar las causas de la pobreza. No
sólo hay pobreza material, señala, sino también existencial, como la falta de
afecto, la soledad, el miedo, las formas de angustia. Estas pobrezas son el
resultado de una mentalidad secularizada que no reconoce la dignidad de la
persona y genera injusticia. Para ello, concluye, es necesario trabajar también
a nivel cultural. La voz de la Iglesia a este respecto es a menudo marginada,
pero no debemos dejar de centrarnos en la dignidad de todas y cada una de las
personas.
Publicado
por Vatican News
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