Espiritualidad | Religión Digital
"Y según ustedes, ¿Quién soy yo?"
Jesús
pregunta a sus discípulos: según ustedes, ¿quién soy yo? Si le preguntamos a
las nuevas generaciones, ¿quién es Jesús y qué significa para ellos en su vida?
Me atrevo a afirmar que serían muy pocos los que responderían como el apóstol
Pedro: el Mesías de Dios; y menos aún encontraríamos quienes afirmaran, que son
sus fieles discípulos, que practican cabalmente sus enseñanzas.
¿A
qué se debe, que en nuestra época se conozca tan poco a Jesús? ¿Por qué se
alejan los jóvenes de la participación litúrgica de los sacramentos y de la
práctica devocional de las tradiciones religiosas, si precisamente esa práctica
proporciona la fortaleza y la sabiduría para recorrer el camino que conduce ya
desde esta vida a la felicidad y la paz?
Los
factores de esta situación son varios, sin embargo, hay dos muy importantes:
Primero
la transmisión de la fe y de los valores humano-espirituales se ha fracturado
aceleradamente en los últimos 30 años.
La
familia había sido por siglos, la principal transmisora, pero dada la creciente
inconsistencia de los matrimonios y la consecuente debilidad de la vida
familiar, van generando una ausencia de diálogo entre padres e hijos, que
debilita su autoridad moral, y que va siendo sustituida por las nuevas
tecnologías de la comunicación, cuya intensa presencia y facilidad de consulta,
asumen, en la práctica, el tradicional papel educador, que tenía el núcleo
familiar, especialmente de los Padres y los Abuelos con los hijos.
Además,
lamentablemente hay que añadir la escasa presencia evangelizadora en las redes
sociales. La poca que hay es frecuentemente devocional y cultual, lo cual
ciertamente tiene influencia positiva en el ámbito de quienes ya están
evangelizados y formados en la fe, que son al máximo un 20% de los católicos;
pero el resto de creyentes necesita más bien una presencia digital, que
transmita la espiritualidad cristiana de forma clara y pedagógica para auxiliar
a las nuevas generaciones, facilitándoles las respuestas a sus angustias
existenciales, que viven muchas veces en la soledad.
El
segundo factor es la consecuencia del Cambio de Época, éste ha provocado la
fractura de la cultura, entendida como el estilo de la vida social. Es decir,
la conducta social está fragmentada, ya no hay una referencia establecida en el
proceder de las relaciones interpersonales y sociales; los comportamientos
públicos han quedado al arbitrio de cada persona, propiciando con frecuencia
enfrentamientos y conflictos, que violentan el respeto mutuo y la dignidad de
las personas.
¿Y
qué nos ofrece Jesús? Un testimonio contundente de dar la vida hasta el extremo
de ser crucificado, en vista de mostrar el camino que lleva a la verdad y a la
vida. Mirar al otro como hermano, a quien se ama, se respeta y auxilia como
explica san Pablo en la segunda lectura: “Todos ustedes son hijos de Dios por
la fe en Cristo Jesús, pues, cuantos han sido incorporados a Cristo por medio
del bautismo, se han revestido de Cristo. Ya no existe diferencia entre judíos
y no judíos, entre esclavos y libres, entre varón y mujer, porque todos ustedes
son uno en Cristo Jesús. Y si ustedes son de Cristo, son también descendientes
de Abraham y la herencia que Dios le prometió les corresponde a ustedes”.
Ante
la sed de Dios, hay que ofrecer los manantiales de agua viva. La satisfacción
espiritual solamente la llena y alimenta el encuentro con Dios Vivo. ¿Qué nos
hace falta promover en nuestro tiempo y en nuestra sociedad? Sin duda dar a
conocer el proyecto de Dios, para el que fuimos creados. ¿Y cómo podemos
ofrecerlo?
Por
ello es necesario responder, desde lo profundo del corazón a la pregunta
planteada por Jesús a sus discípulos, y no simplemente como quien ha escuchado
algo de la vida de Jesús, quien ha visto una película, una serie sobre
acontecimientos de la vida de Jesús, eso sería conocer a Jesús de oídas, pero
la pregunta para nosotros que somos sus discípulos, como lo recuerda San Pablo,
que hemos sido bautizados en nombre de Jesús, es fundamental que respondamos,
¿quién es Jesús para mí?
La
vida no es sólo éxito material y bienestar, no consiste en que todas las cosas
salgan bien. La libertad con quienes nos toca coexistir, y las decisiones de
los demás, sea en la familia, en el barrio, en la ciudad, en un país, en el
mundo, nos afectan para bien o para mal. Por ello hay que aprender a perdonar y
a propiciar la reconciliación, como lo hizo Jesús.
La
falta de respeto a la dignidad humana de cualquier manera que se haya ejercido
es precisamente una situación trágica, dramática y esas situaciones, que nos
corresponde abordar, las tenemos que asumir, siguiendo el ejemplo de
Jesucristo. Por eso advierte a sus discípulos: "Si alguno quiere
acompañarme, que no se busque a sí mismo, que tome su cruz de cada día y me
siga. Pues el que quiera conservar para sí mismo su vida, la perderá; pero el
que la pierda por mi causa, ése la encontrará”.
Si
los discípulos de Jesucristo damos testimonio fidedigno, siguiendo su
advertencia, será un camino, que ofrecerá vida y vida en abundancia, según la
profecía del profeta Zacarías: "Derramaré sobre la descendencia de David y
sobre los habitantes de Jerusalén, un espíritu de piedad y de compasión y ellos
volverán sus ojos hacia mí, a quien traspasaron con la lanza”.
Publicado
por Religión Digital
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...