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Desapariciones forzadas: mucho más que una violación de los
derechos humanos
Este
30 de agosto se conmemora el Día Internacional de las víctimas de las
desapariciones forzadas. Un problema mundial que no afecta únicamente a una
región concreta del mundo, que surgió como producto de las dictaduras
militares, y que hoy en día pueden darse como consecuencia de conflictos
internos, conflictos armados, violencia social, estatal y la migración. América
Latina engloba 6 de los 10 países con mayor cantidad de desapariciones
forzadas.
Como
desaparición forzada la ONU se refiere al “arresto, la detención, el secuestro
o cualquier otra forma de privación de libertad que sean obra de agentes
gubernamentales o por personas o grupos de personas que actúan con la
autorización, el apoyo o la aquiescencia del Estado, seguida de la negativa a
reconocer dicha privación de libertad o del ocultamiento de la suerte o el
paradero de la persona desaparecida, sustrayéndola a la protección de la ley”,
según la Declaración sobre la protección de todas las personas contra las
desapariciones forzadas, proclamada por la Asamblea General de las Naciones
Unidas, el 18 de diciembre de 1992.
Un
problema mundial que lacera a la víctima y a su comunidad
La
desaparición forzada se ha convertido en un problema mundial que no afecta
únicamente a una región concreta del mundo. Si bien es cierto que las
desapariciones forzadas, surgieron como producto de las dictaduras militares,
hoy en día pueden darse como consecuencia de conflictos internos, conflictos
armados, violencia social, estatal y la migración. En este sentido, debido al
aumento de las desapariciones forzadas o involuntarias en diversas regiones del
mundo, en diciembre de 2010, la Asamblea General de la ONU expresó su
preocupación por los arrestos, las detenciones y los secuestros cuando son
parte de las desapariciones forzadas o equivalen a ellas, y por el creciente
número de denuncias de actos de hostigamiento, maltrato e intimidación padecidos
por testigos de desapariciones o familiares de personas que han desaparecido. Y
por ello, decidió declarar el 30 de agosto Día Internacional de las Víctimas de
Desapariciones Forzadas, que comenzó a observarse en 2011.
El
Papa: reconocer los derechos de los “invisibles”
Ante
este problema mundial, la Iglesia ha renovado en diversas ocasiones su fuerte
llamamiento a defender siempre la dignidad y la centralidad de toda persona, el
respeto de los derechos fundamentales, como se destaca en la doctrina social de
la Iglesia, pidiendo que se extienda realmente hasta donde no se les reconocen
los derechos a millones de hombres y mujeres en todos los continentes, tal como
lo afirmó el Papa Francisco en 2013, en la Profesión de Fe con los Obispos de
la Conferencia Episcopal Italiana. Asimismo, el Santo Padre nos invita a que
contribuyamos con coraje y determinación, a respetar los derechos fundamentales
de cada persona, especialmente de las “invisibles”: de los muchos que tienen
hambre y sed, que están desnudos, enfermos, son extranjeros o están detenidos,
que viven en los márgenes de la sociedad o son descartados (Los derechos
humanos en el mundo contemporáneo: conquistas, omisiones, negaciones).
La
Iglesia promueve el respeto de los derechos de todos
La
Iglesia también ha exhortado a los gobernantes en el cumplimiento de sus
funciones, para investigar y procesar a los responsables de este crimen por
medio de un juicio justo; que creen legislaciones que reconozcan la dignidad de
la persona, evitando vacíos legales que generen corrupción; lo cual, priva a
las personas de las garantías necesarias para su desarrollo y bienestar. Las
desapariciones forzadas de las personas es una cruel violación a los derechos
humanos, debido a la brutalidad de sus conductas constitutivas y a la
pluralidad de víctimas que involucra, pues la persona desaparecida no es la
única afectada por este crimen dado que su comisión involucra los derechos de
los familiares y personas cercanas; por lo que, como cristianos debemos de
comprender que esta necesidad de justicia y solidaridad tiene un significado
especial para cada uno de nosotros.
La
situación de las desapariciones en América Latina
Según
el Informe del Grupo de Trabajo sobre las Desapariciones Forzadas o
Involuntarias de la Organización de las Naciones Unidas, América Latina engloba
6 de los 10 países con mayor cantidad de desapariciones forzadas producidas entre
1980 y 2021. Argentina, Guatemala, Perú, El Salvador, Colombia y Chile entran
junto con Irak, Sri Lanka, Argelia y Pakistán entre los países con mayor
cantidad de desapariciones forzadas en los últimos 40 años. El informe también
revela que, en América Latina, la mayor parte de las desapariciones forzadas se
dieron durante dictaduras militares, aunque en Perú y México los números fueron
también relevantes en periodos democráticos.
Centroamérica
La
situación de las desapariciones forzadas en Centroamérica tiene que ver
principalmente con dos problemas: la desaparición de migrantes por agentes
migratorios, policías o militares dentro de México, y la desaparición de
personas dentro de sus propios países. Por ejemplo, en Guatemala hay
registrados 45,000 casos de desaparición forzada y 15,000 asesinatos
políticamente motivados, durante el gobierno del coronel Enrique Peralta
Azurdia. En El Salvador, las desapariciones forzadas fueron una forma de borrar
crímenes, de acuerdo con una investigación realizada por la comisión Nacional
de Búsqueda de Personas Adultas Desaparecidas en el Contexto del Conflicto
Armado de El Salvador (CONABÚSQUEDA). Los crímenes, según señala la
investigación, fueron perpetrados en su mayoría por los cuerpos de seguridad
militar de la época. En la actualidad el problema en Centroamérica no ha
desaparecido.
México
Según
el informe, entre las solicitudes de acción urgente presentadas ante el Comité
de Naciones Unidas contra la Desaparición Forzada (CED), 49% provienen de Irak
y 42% de México. A diferencia de la mayoría de los países latinoamericanos,
México no pasó en el siglo XX por una dictadura militar. Las desapariciones
dentro del país, más de 85,000 de acuerdo con cifras oficiales, suelen ser
adjudicadas al crimen organizado, por lo que es muy difícil determinar en qué
momento se trata de desaparición forzada. Uno de los casos que atrajo más
atención internacional fue el de los 43 normalistas desaparecidos en septiembre
de 2014. En noviembre de 2020 la Fiscalía General de la República Mexicana
reclasificó el crimen de secuestro a desaparición forzada, lo cual abrió la
puerta para juzgar a policías y militares involucrados.
Sudamérica
En
el caso de Sudamérica, Colombia posee el mayor número de desapariciones
forzadas debido al conflicto con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC). Las cifras oficiales señalan que hubo 47,259 víctimas de
desaparición directa y más de 120,000 indirectas. El 51.4% de los casos de desaparición
forzada en Colombia tuvieron un perpetrador anónimo. Entre el restante 49.6%,
el mayor número de perpetradores provenían de grupos paramilitares (46.1%).
En
Argentina, durante el llamado “Proceso de reorganización nacional” entre 1976 y
1983 desaparecieron miles de personas. Hay una polémica respecto a las cifras
puesto que la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas señala que
hubo 9,000 desaparecidos, mientras que algunas organizaciones civiles y actores
políticos la elevan a 30,000. Desprendido de estas desapariciones surgió en
1977 el grupo conocido como las “Madres de la plaza de mayo” que buscaban a sus
hijos y, posteriormente, juicio sobre los responsables de sus desapariciones.
En
Perú, la Dirección General de Búsqueda de Personas Desaparecidas del Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos presentó una lista de personas desaparecidas
entre 1980 y el 2000. De entre las 20,329 personas en la lista, al momento de
publicarla únicamente 865 habían sido encontradas y restituidas a sus
familiares para su sepultura. De acuerdo con un estudio de 2021 de la comisión
internacional de juristas, sólo 47 de los más de 20,000 casos han tenido una
sentencia judicial.
Publicado
por Vatican News
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