La Iglesia Hoy | Salvatore Cernuzio
Segunda fase del Sínodo: "Nadie debe
sufrir por sentirse excluido de la Iglesia"
Los cardenales Grech y Hollerich, los subsecretarios Becquart y Marín, y
el padre Costa presentaron en la Sala de Prensa del Vaticano la Fase
Continental del camino sinodal iniciado por el Papa en todo el mundo en octubre
de 2021.
No es ni será "un shock" para la Iglesia, ni una herramienta
para impulsar "agendas personales" o "cambiar la
doctrina, ni es ni será un Parlamento "donde se vota y la mayoría
decide lo que se hace" o donde se intercambian palabras vacías y desvinculadas
de la realidad de las personas.
El camino sinodal sobre la sinodalidad, que entra ahora en su segunda
fase, la continental, y que culminará en 2023 en la asamblea que se celebrará
en el Vaticano, tiene un único objetivo: hacer que la Iglesia del mundo camine
unida, sin exclusiones ni prejuicios, sino escuchando la voz de todos, para que
"nadie sufra por no sentirse acogido y escuchado".
Escuchar
Precisamente escuchar es el terreno en el que las diócesis de los cinco
continentes han arado durante casi un año desde el inicio de este itinerario,
en octubre de 2021, que el Papa ha articulado -por primera vez en la historia
de este instituto deseado por Pablo VI- en tres fases y con una implicación
"de abajo hacia arriba". Es decir, a partir del pueblo de Dios.
Un cartel vertical con la imagen del Papa con la mano en la oreja y las
palabras en inglés "A synodal Church is a Church that listenens" (Una
Iglesia sinodal es una Iglesia que escucha) ha destacado de hecho hoy en la
conferencia en la Sala de Prensa del Vaticano, donde ha tenido lugar la
presentación de la segunda etapa del camino sinodal, en presencia de un
numeroso público de periodistas.
Una Iglesia viva
El secretario general del Sínodo, el cardenal Mario Grech, el relator
general, el cardenal Jean-Claude Hollerich, los subsecretarios, la hermana
Nathalie Becquart y monseñor Luis Marín de San Martín, y el consultor -el padre
Giacomo Costa-, anunciaron los trabajos presentes y futuros e hicieron un
balance del material recogido hasta ahora en la primera fase consultiva, que ha
contado con la participación directa de los laicos, los fieles y los grupos.
Una enorme cantidad de documentación de la que se desprende el rostro de
"una Iglesia viva, necesitada de autenticidad y de sanación", como subrayó
Grech, explicando que, aunque los resúmenes recibidos de las diócesis del mundo
están todavía por profundizar y no siempre "el principio de la consulta se
ha aplicado con el mismo cuidado en todas las Iglesias", el primer dato
que emerge con claridad -y que no se da por descontado- es el de una gran y
entusiasta participación del pueblo de Dios. "Fue impresionante descubrir
el entusiasmo y la creatividad de todos estos grupos. Desde las primeras
semanas quedó claro que el Espíritu estaba actuando", dijo Hollerich,
también presidente de Comece.
Un proceso de ida y vuelta
"La gente nos ha dicho: es la primera vez que la Iglesia nos
pregunta qué pensamos", se hizo eco el padre Costa, señalando que la fase
de consulta no ha terminado definitivamente, sino que continúa. "El Sínodo
no es una oportunidad para hacer una lista de todos los problemas de la Iglesia
de forma genérica, estamos tratando de entender cómo avanzar todos juntos para
anunciar el Evangelio. No es un proceso lineal, sino de ida y vuelta...".
Incluso el documento que se redactará al final de la fase continental
"no será un resumen de cien o más documentos", aclaró Costa, sino una
herramienta para "sacar los puntos prioritarios". A continuación, el
texto se enviará a todas las diócesis y conferencias episcopales. "No
queremos volver a reiterar lo que queríamos decir como en un diálogo entre
sordos, sino crecer juntos".
Para Monseñor Marín, el proceso es "irreversible", ciertamente
"con diferentes velocidades", pero "rico en matices".
"Las aclaraciones son necesarias", dijo, "pero no hay vuelta
atrás. Poco a poco se está imponiendo para purificar, renovar y reformar la
Iglesia".
Iglesias en países que sufren
No solo eso: el camino del sínodo -señaló la Hna. Becquart- ha visto un
fuerte compromiso de los países con situaciones sociopolíticas difíciles.
Para la hermana Xavier, fue emocionante y al mismo tiempo dramático
"leer los resúmenes sinodales de países como Nicaragua, Ucrania, Haití,
Myanmar, Líbano, República Centroafricana, para descubrir las historias de las
iniciativas que han llevado a cabo para la consulta sinodal a pesar de todos
los obstáculos, y escuchar las voces de los bautizados en estos países
probados".
"Sus alegrías y sus penas, sus sueños y sus visiones de la Iglesia
expresadas con franqueza son una experiencia del Espíritu que actúa en la vida
de las comunidades cristianas de todos los continentes", dijo.
Grech también dice que aprendió mucho de este contacto directo: "Vi
a la Iglesia caminar con la gente que sufre, con los pobres y los marginados.
Una Iglesia que soporta, asume, las cargas, los desafíos de la humanidad".
Una Iglesia, en definitiva, "fraternal" porque, reiteró el
Cardenal maltés, "sinodalidad y fraternidad son dos caras de la misma
moneda. Si somos hermanos, no podemos pretender que mi hermano o hermana no
sufra. Debemos aprender a caminar, ayudarnos y apoyarnos".
No hay trastornos
En la misma línea fue la respuesta del cardenal Hollerich a las
preguntas -presentadas en la sala principalmente por periodistas estadounidenses-
sobre los posibles cambios y convulsiones que el Sínodo puede traer a la
Iglesia: "Nuestra tarea no es causar una conmoción en la Iglesia, sino
escuchar lo que dice el pueblo de Dios. Entonces hay un discernimiento que no
es solo nuestro sino eclesial".
En ese discernimiento para el arzobispo de Luxemburgo "hay muchos
elementos, está la llamada a lo nuevo, pero también la tradición de la Iglesia
hasta ahora. Es un tema muy complejo que no se puede reducir a posiciones. El
modelo del Sínodo es un modelo de consenso eclesial: escuchar lo que el
Espíritu dice a la Iglesia y encontrar respuestas. No es un Parlamento en el
que se vota y la mayoría decide lo que se hace".
Derecha, izquierda, pero Cristo en el centro
El relator general pidió "ser honestos unos con otros":
"En la Iglesia hay una derecha y una izquierda, pero mi imagen es que
caminamos con Cristo, unos a la derecha, otros a la izquierda, unos delante,
otros detrás. Lo importante es mirar a Cristo, si siempre lo miro a Él también
miro a los demás y a la posición contraria a la mía'. En definitiva, lo que se
necesita es "una conversión sinodal", para superar los intereses y
las ideas, pero para escuchar, servir, discernir.
El enfoque con las personas homosexuales
De los cardenales Hollerich y Grech también una indicación sobre el
enfoque de la Iglesia hacia las personas homosexuales: "Creo plenamente en
la tradición de la Iglesia. Y lo importante en este proceso no es el cambio de
doctrina, sino la escucha. Escuchar a todo el mundo. Escuchar también el
sufrimiento de la gente", dijo el cardenal luxemburgués. El cambio, si
acaso, es de "actitud" para ser "una Iglesia en la que todo el
mundo pueda sentirse como en casa".
"No soy partidario de cambiar ninguna doctrina, soy partidario de
una Iglesia en la que realmente todo el mundo pueda sentirse acogido. Si
cerramos la puerta a la gente, empujamos a algunos a la desesperación. Y eso es
algo que no queremos", expresó.
"No podemos excluir a nadie", añadió Grech. "Por eso es
importante que caminemos juntos. Pero cuando decimos "una Iglesia de la
escucha" significa que no solo el obispo debe escuchar, sino que también
el obispo debe ser escuchado. El riesgo, de hecho, es un monólogo por un lado y
por otro. Es importante aprender a escuchar: las opiniones, pero también lo que
el Espíritu comunica a la Iglesia hoy. Es difícil, pero importante. La Iglesia
debe practicar el estilo sinodal, pero nadie debe sentirse excluido, nadie debe
sufrir por no sentirse escuchado".
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