Entrevista | Christopher Wells/VN
La fe cristiana, fuente de la sabiduría y estabilidad de
Isabel II
El
cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster recuerda a la Reina
fallecida ayer y sus setenta años de reinado: "Con sus cambios de época.
Creo que la situación de la Iglesia en este país no se debilita por la muerte
de Su Majestad. El Rey Carlos continuará el legado de su madre"
"Las
enseñanzas de Cristo y mi responsabilidad personal ante Dios forman un marco
dentro del cual intento conducir mi vida". El cardenal Vincent Nichols,
arzobispo de Westminster desde hace diez años, recuerda estas palabras de la
Reina Isabel II, fallecida ayer a los 96 años. Según el purpurado, son
representativas de la profunda fe cristiana de la soberana, que para ella fue
"roca y fuerza" durante los más de setenta años de su reinado.
"Los dones de sabiduría, estabilidad, apertura y afabilidad que tanto
hemos apreciado en la Reina, debemos recordar la fuente de inspiración que
tenían", dijo Nichols a Vatican News.
“Espero
que, con el paso del tiempo, al reflexionar más profundamente, surja con
claridad la importancia de la fe cristiana que le dio forma a su día a día”
Eminencia, ¿Cuál fue su reacción cuando se enteró de la muerte de la Reina?
Como
muchas otras personas, al principio me sorprendió un poco porque el martes la
Reina celebraba sus actos públicos. En cambio, dos días después, murió. Tras la
conmoción inicial, todos sentimos una creciente sensación de pérdida, de luto,
de tristeza. Creo que este es, sin duda, el estado de ánimo que prevalece en el
país en estos momentos.
¿Qué
puede decirnos sobre el legado de la Reina como líder cristiana?
Desde
ayer, han llegado mensajes de todo el mundo, empezando por el Papa Francisco,
que envió un telegrama muy elegante a nuestro nuevo Rey. Luego, líderes
mundiales, hermanos obispos de todos los continentes e incluso muchos jóvenes
que dicen sentirse un poco como si hubieran perdido a una abuela. En todos
estos mensajes no son pocos los que hacen referencia a que fue la propia Reina
quien dijo que la fe cristiana era la roca y la fuerza de su vida.
Usted
es el cardenal arzobispo de Westminster, en el corazón de Londres. ¿Puede
decirnos algo más sobre la importancia del reinado de la Reina para sus
súbditos católicos y para la Iglesia en Inglaterra, pero también en todo el
Reino Unido y en otros países, así como en todo el mundo?
Su
reinado ha visto muchos cambios en la historia. Cuando era joven, los católicos
teníamos más o menos prohibido rezar con los anglicanos. Esto ha cambiado por
completo, y esto se reflejó en la vida de la Reina, que hizo una visita formal
a la catedral de Westminster y rezó con nosotros. Igual que ahora rezamos con
otros cristianos. Creo que es una lección ampliamente comprendida...
El
cardenal Basil Hume fue el primer purpurado de la diócesis de Westminster que
recibió una carta del Palacio de Buckingham reconociendo su título eclesiástico
como arzobispo de Westminster. Además, en los últimos veinte años, por primera
vez en el derecho civil de este país tenemos el reconocimiento del papel del
obispo católico en la administración de los asuntos de su diócesis. Así, tanto
a nivel comunitario como estructural, de las instituciones, Isabel II ha vivido
y guiado cambios significativos.
Quizá
sea un poco trillado decir que la muerte de la Reina Isabel marca el fin de una
época. Tras 70 años de reinado y profundos cambios, ¿Qué ve para el futuro,
tanto para el del país y los demás reinos que lideró, como para la Iglesia en
el Reino Unido en los días, meses y años venideros?
Pienso
que en este momento todos pueden entender mejor la importancia de la
estabilidad y de la apertura que ella representó. Y digo esto porque los
cambios no terminarán. Pero en cierto modo lo que importa es cómo reaccionamos
al cambio. Tal vez eso sea lo más importante. Creo que el Príncipe Carlos –
ahora Rey Carlos – heredó esto de su madre. Sé que estará decidido a seguir
dando un fuerte testimonio de la importancia de la fe cristiana. Y también que
tendrá su propia manera de continuar la tradición de su madre, de pertenecer
firme y claramente a la fe cristiana de una manera, según mi opinión, que
refleje la renovación que buscamos en nuestras relaciones y en nuestro servicio
a la sociedad.
Creo
que la situación de la Iglesia en este país no se ha debilitado por la muerte
de Su Majestad. Por el contrario, estos serán precisamente los momentos en los
que los cristianos se reunirán para rezar y las personas de otras religiones
encontrarán un terreno común con nosotros al reconocer la importancia de la fe
en Dios para darnos el horizonte, el fundamento y la guía para vivir a través
de los tiempos cambiantes.
Usted
es arzobispo de Westminster desde hace diez años. ¿Tiene algún recuerdo
personal de Su Majestad que quiera contarnos?
Mi
recuerdo más entrañable será probablemente el de haberme sentado a su lado en
una cena privada con un grupo de unas treinta personas. Pero fui yo quien se
sentó junto a Su Majestad, la Reina, en el castillo de Windsor. Y no fue mucho
después de su último viaje a Australia. Nuestra conversación fue muy especial.
Hablamos
de un viaje, de cómo era Australia – mi hermano vivía allí en ese momento – y
de la importancia de su fe. Y luego hubo un momento simpático cuando llegaron
todos los corgis y ella, muy discretamente, les dio unas galletas, tras lo cual
saltaron y salieron corriendo de la sala y la cena terminó. Todos nos
levantamos. Fue una hermosa ocasión que nunca olvidaré. Estaba llena de su
paciencia, de su calidez y de su gran capacidad para entrar en contacto con
todos los que encontraba.
¿Hay
algo más que quisiera añadir?
Quisiera
agradecer al Papa Francisco su gentil mensaje a nuestro nuevo soberano y
asegurarle la estima, el afecto y la oración de los católicos de este país y
también de muchas otras personas.
Publicado
por Vatican News
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