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«La solución no es prohibir, sino conocer a tu hijo» Consejo
de María Zavala sobre el uso de pantallas
Desde
hace algunos años el uso indiscriminado de pantallas se ha asentado en nuestras
vidas. Más aún en la vida de nuestros hijos. Durante la pandemia el uso de
dispositivos móviles y el tiempo conectados se duplicó.
Frente
al sinnúmero de recomendaciones y afirmaciones sobre el daño que las pantallas
les hacen a nuestros niños, los padres parece que hubiéramos perdido la batalla
y llega un momento en que ya no sabemos qué hacer. La tecnología nos ha
secuestrado a los hijos.
¿Será
esto verdad? María Zabala, autora de libro «Ser padres en la era digital», nos
ofrece una excelente reflexión sobre este tema.
Ocuparse
en lugar de preocuparse
Solemos
echarle la culpa a la tecnología, a la cultura, a los amigos, etc. Miramos
hacia afuera como tratando de encontrar primero un culpable y luego una receta
rápida que nos ayude a cortar el problema rápidamente para poder “seguir con
nuestras vidas”. Nos angustiamos enormemente al no encontrar algo que «nos
pueda sacar del problema en un clic» y perdemos el tiempo lamentándonos.
No
existe tal solución. Es hora de dejar de preocuparse, es momento de ocuparse,
ocuparse de los propios hijos. Nos cuesta darnos el tiempo de conocerlos,
entender qué es lo que les gusta, por qué ven lo que ven o por qué siguen a
quien siguen.
La
tecnología por sí misma no es mala. El uso indiscriminado de tecnología no ha
traído los problemas solos. Ya teníamos problemas desde antes. Prohibir los
dispositivos en la mesa para conversar no surtirá efecto si es que incluso
antes de que esos dispositivos no nos hablábamos. No vamos a poder conectar
como familia e incluso antes de la llegada de las pantallas ya estábamos
desconectados.
Mirar
hacia dentro en lugar de hacia afuera
María
Zabala nos sorprende con un excelente consejo, pero que a la vez no es nuevo:
Necesitamos conocernos. Necesitamos empezar mirando hacia dentro. Reconocernos
como padres, mirar a nuestros hijos de cerquita, pasar tiempo con ellos y
conectar a un nivel personal.
Por
supuesto que, en la época de lo rápido, este no es un consejo casi a
contracorriente.
La
rapidez a la que estamos acostumbrados nos impide mirar lo esencial.
Necesitamos darnos cuenta y aceptar que la solución a los problemas con
nuestros hijos no va a llegar en forma de receta. O en forma de una lista de
tips.
Aprender
a ser padre es un proceso, una responsabilidad enorme a la que hay que ponerle
trabajo y esfuerzo. Esfuerzo en amor, en conocimiento y también en formación.
Créanme que la recompensa es enorme.
Dejar
de buscar recetas y empieza a mirar a tu hijo
No
se puede salir de un problema complejo con recetas sencillas. No se trata de
quitar, amenazar y prohibir las pantallas. Se trata de lanzarte a conectar con
tu paternidad y maternidad. De entender y preguntar a tus hijos, ¿por qué miran
lo que miran?, ¿Cuál es la razón de estar pendiente a los likes?, ¿por qué
prefieren «conversar» con perfectos extraños y rechazan a sus padres? Conversar
y hacerle saber que te preocupas por él/ella.
En
algunos casos bastará con empezar a generar espacios para estos diálogos. En
otras situaciones hará falta ayuda de un tercero. Lo cierto es que haga falta
lo que haga falta, la solución pasa por acortar las distancias con nuestros
hijos y conectar como familia. Volverse ese lugar-persona donde descansa, donde
encontrar la confianza para ser auténtico y compartir la vida misma.
Todo
esto toma tiempo. Ser padre significa responsabilidad e implicación personal,
no se puede delegar esta labor a alguien más, mucho menos a una institución o a
una escuela. Ser padre no es buscar culpables o de plano echarle la culpa a las
Big Tech. Ser padres es tomar el control de tu vida y lanzarte a la conquista
de tus propios hijos.
Publicado
por LaFamilia.info (original de catholic-link.com)
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