La Escuela Económica | Esteban Delgado
Estafas bajo la sombra de “multiplicación” de
dinero
Cada cierto tiempo surgen, especialmente en
comunidades pobres o dentro de organizaciones religiosas y de otra índole,
individuos que prometen elevados niveles de rentabilidad sobre inversiones que
pudieran hacer los ciudadanos necesitados e ingenuos.
Se trata de diversas formas de sistemas piramidales
o “Ponzi” que se practican desde hace décadas y en todos los casos terminan con
el mismo resultado: una estafa para los participantes y la posible desaparición
del “profeta” y “salvador” que se queda con el dinero de los infelices.
Pero, aunque son acciones frecuentes, como quiera,
siempre aparecen quienes se dejan embaucar de esas promesas de rendimiento
exagerado y fácil del dinero, atraídos por los primeros resultados, que siempre
son positivos, pues en verdad, devuelven más dinero del que pagan las entidades
financieras formalizadas; claro, en las primeras inversiones, pues luego viene
el “tablazo”.
Generalmente, no acostumbro a reaccionar ante el
surgimiento y posterior quiebre de esos sistemas, que siempre resultan en
estafa, debido a que mantengo y siempre mantendré la postura de que: “quien por
ambición y voluntad propia resulta estafado, para mí está bien que lo hayan
estafado”.
Es como aquel refrán que reza: “el que por su gusto
muere, la muerte le sabe a gloria”. Tal vez el sabor del engaño no sea tan
glorioso, pero es lo que merecen quienes no desean entender que nada en la vida
puede ser tan bueno para resultar en una realidad.
Pero aquí van algunas observaciones. Lo primero es
que no puede ser honesta ni legal una operación económica donde, tras una
inversión determinada, te multipliquen el monto en cuestión de días. Esto así,
porque en el sistema financiero y de mercado de valores formal, el que tiene
respaldo, garantía y regulación del Estado, hay un promedio de ganancias y nada
que esté por encima de eso puede ser confiable.
Entonces, actualmente, las inversiones formales que
mayor rendimiento ofrecen en el mercado financiero son las emisiones de deuda
del Banco Central y del Ministerio de Hacienda, que actualmente pagan alrededor
de un 13% de interés anual.
Ninguna entidad o “aventurero” informal que le
ofrezca un rendimiento mayor puede ser confiable para usted, por lo que de
inicio se le recomienda de meter su dinero donde la tasa de retorno es más
elevada de lo normal o del promedio máximo aceptable.
Lo segundo es el entorno. ¿Cómo puede usted confiar
en alguien que le ofrece la “multiplicación” de su dinero cuando ese alguien no
da muestras de solvencia económica suficiente para respaldarlo”. En el caso más
reciente que nos ocupa, se trata de un residente que realiza sus operaciones en
Sabana Grande de Boyá, provincia Monte Plata. Una de las demarcaciones del país
con mayores índices de pobreza y atraso social. Ahí no puede estar el milagro.
Ahora bien, ¿cuál es el tema con los sistemas
piramidales para estafas económicas? En principio la tasa de retorno elevada es
real. Sí, es cierto que cuando usted hace sus primeras inversiones recibe
grandes ganancias, porque le están pagando con las inversiones o depósitos que
están haciendo otros.
El problema viene en la medida en que usted se
siente confiado y continúa aportando más y más en procura de ganar más y más.
Llega el momento en que el estafador usará el dinero que usted deposita para
pagar a otros nuevos inversionistas y comenzará a retrasarse con el pago suyo.
A eso se agrega que quienes comiencen a ver los
retrasos en los pagos prometidos comenzarán a pedir la devolución de su dinero,
mientras otros dejarán de invertir, y entonces llega el momento en que no hay
depósitos suficientes para pagar los rendimientos “sin respaldo” de los nuevos
inversionistas.
Ese es el momento de la explosión del engaño. Casi
siempre se produce al cabo de dos a cuatro meses. El sistema, la magia, la
fórmula, el milagro, no soporta más tiempo.
Entonces, sepa usted que, si bien es cierto que
invirtió y recibió el doble, no debe seguir invirtiendo, porque en poco tiempo
no le van a pagar ni las ganancias ni el capital. Ahora bien, si desea seguir
en eso, pues siga. Así será estafado por su propia voluntad.
Yo en cambio, sigo invirtiendo mis ahorros en el
sistema financiero formal, donde me dan un rendimiento mucho menor, pero más
seguro.
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