Matrimonio y Familia | P. José Pastor RamÃrez/LD
Matrimonio, humildad y amabilidad
Son
muchos los novios que contraen matrimonio asumiendo públicamente el compromiso
de amarse para toda la vida. Sin embargo, las estadÃsticas dicen que más del
60% de las parejas que se unen en matrimonio se separan o divorcian. Esta es
una realidad que preocupa a los estados y a las iglesias porque detrás de un
divorcio queda una estela de dolor, desamor, ira, rencor y frustración.
Asimismo,
el divorcio es un evento que afecta profundamente a la familia, a los hijos y a
los esposos; comprometiendo, incluso, su equilibrio emocional y espiritual,
generando profundas heridas que ni siquiera el tiempo será capaz de mitigar o
sanar.
A
lo largo de los años han surgido movimientos eclesiales e instituciones que con
base cientÃfica buscan acompañar a las parejas a construir, a proteger y a
mantener relaciones sanas. Los esposos Gottman, John y Julie, a través de su
Instituto han dedicado muchos años de su vida a esta encomiable labor.
Regularmente,
el éxito o el fracaso de una relación de pareja está determinado por la
amabilidad, la generosidad, la misericordia y la humildad o por el egoÃsmo, la
hostilidad, la rivalidad y el orgullo, respectivamente. La clave del éxito
matrimonial reside en el respeto, el agradecimiento, la escucha y la
valoración; propiciando una cultura de diálogo, atención y aprecio. En cambio,
aquellos que solo están al asecho de los errores en que incurra la pareja para
denunciarla o criticarla, aumentan las estadÃsticas de los divorciados.
Entre
los principales cánceres de la relación de pareja están: el menosprecio y la
indiferencia. Ellos afectan la salud emocional y espiritual de la persona.
Quien menosprecia solo observa lo negativo del otro, y quien asume la postura
del indiferente, apuesta a la invisibilidad del otro.
Sin
embargo, la amabilidad, la compasión y la misericordia aseguran la
perdurabilidad del vÃnculo matrimonial. La amabilidad hace que el otro se
sienta cuidado, entendido y valorado; la compasión conlleva padecer con el otro
cuando se presentan momentos importantes en la vida personal o familiar; la
misericordia promueve la apertura a las necesidades de la pareja desde las
mismas entrañas. La misericordia y la compasión han movido a algunas
instituciones a crear programas, experiencias y herramientas de crecimiento
para los cónyuges.
Shely
Gable y otros escritores realizaron estudios sobre cómo las parejas jóvenes
reciben las noticias positivas de sus cónyuges. Las respuestas las clasificaron
en cuatro tipos: destructivo pasivo, cuando la pareja ignoraba la buena noticia
o la minimizaba; el destructivo activo cuando le quitaba importancia,
erosionaba su impacto y ponÃa en duda que fuera tan beneficiosa; el
constructivo pasivo si asumÃa la buena noticia sin más; el constructivo activo
si dejaba lo que estuviera haciendo y felicitaba de corazón a su pareja, le
pedÃa que le contara más cosas, maravillado de su éxito, y manifestaba su
admiración. Esta última actitud ofrece calidad e intimidad a la relación.
A
todo esto, contribuyen las experiencias estresantes del diario vivir. Entonces,
hay que dedicarse tiempo calidad para que el desamor no termine separándolos.
Publicado
por ListÃn Diario
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