In Memoriam | Dra. Marcia Castillo
Dr.
José Silié, Médico, Maestro y Curador de la Palabra
Albert Camus es un referente de la literatura francesa y universal, a él
debemos la renovada lectura de “La peste” y “El extranjero”. Camus tuvo una
vida azarosa, marcada por la enfermedad y una infancia endeble, no obstante, cuando
recibió el premio Nobel de Literatura la primera carta que escribió fue a un
profesor de primaria el 19 de noviembre 1957, el Sr. Germain. No le escribió a
un amigo, a una amante sino a su maestro.
Es un texto corto pero hondo y reflexivo que culmina diciendo: “Quiero ofrecer
por lo menos la oportunidad de decirle lo que usted ha sido y sigue siendo para
mí, y le puedo asegurar que sus esfuerzos, su trabajo y el corazón generoso que
usted puso continúan siempre vivos en uno de sus pequeños discípulos, que, a
pesar de los años, no ha dejado de ser su alumno agradecido.
José Silié un maestro
generoso
Ese 11 de abril el Parque la Lira estaba repleto de pacientes con Parkinson,
familiares, médicos y algunas personas que por casualidad estaban ahí leyendo
el periódico o lustrando sus zapatos o tratando de vender alguna chuchería,
pero el Dr. Silié no estaba por casualidad, fue invitado por uno de los
fundadores de la asociación, y de manera galante y desinteresada llegó puntual
y se mantuvo con nosotros hasta al final de esa primera salida a la luz. Recuerdo
bien lo que me dijo “no te canses en el camino, no es fácil, pero necesitamos más
de esto”. 14 años han pasado desde que los pacientes con Parkinson comenzaron a
tener voz y no nos cansamos, aunque tropecemos. Al igual que el Sr. Germain sus
palabras las que siguen vivas cuando nos acecha el cansancio.
José Silié el amante de
la buena conversación y el fulgor de las palabras
Ludwig Wittgenstein es uno de los filósofos que más ha reflexionado
sobre las lenguas y su relación inextricable con el pensamiento humano. Sin
duda una de sus frases más conocida es: “Los límites de mi lenguaje son los
límites de mi mundo”. ¿Hasta dónde llegaría el mundo del Dr. Silié? La
respuesta sin duda es mundo infinito de oriente hasta poniente, del cenit al
nadir, dan fe de ello sus escritos donde alumbra y deslumbra con paisajes variopintos,
la ciudad y sus gentes, las gentes y sus cosas, leerlo era como conversar con él,
conversar con él era abrir una ventana a la vastedad del mundo.
Dr. José Silié: un médico
con 3 H.
William Osler es conocido como el padre de la medicina moderna, recuperó
el espíritu de investigación en los estudiantes, animaba a las publicaciones científicas
y a retomar el espíritu humanista de la medicina, pero también era conocido
como un gran aforista, de ellos quisiera rescatar uno en particular: “El médico
por más renombre que tenga debe vestirse de las tres H, Humildad, Humor y Humanidad”.
Tres cualidades que fueron estandarte del ejercicio médico del Dr. Silié., galante, pero sin poses, divertido pero respetuoso, humanista y no sigue un pero. Con el permiso del Dr. Osler quisiera agregar otra H, Honestidad, otra virtud que adornó la trayectoria de este neurocientista, honesto en como actuaba, en como pensaba y en como hablaba. Un médico con 4 H y perdonen el error.
Un amigo que me enseñó
a equivocarme
En el cuento “El Maestro” del gran escritor uruguayo Eduardo Galeano, relata
un concurso muy especial y concurrido a instancia de un maestro inigualable. Es
un cuento corto pero contundente que cierra como un hachazo: “El concurso fue
ganado por todos y para cada premiado hubo una ovación, una lluvia de
serpentinas y una medallita donada por el joyero del barrio. Después, el
maestro Oscar me dijo: -Nos sentimos tan unidos que me dan ganas de dejarlos a
todos repetidores. Y una de las alumnas, que había venido a la capital desde un
pueblo perdido en el campo, se quedó charlando conmigo. Me dijo que ella,
antes, no hablaba ni una palabra, y riendo me explicó que el problema era que
ahora no se podía callar. Y me dijo que quería al maestro, lo quería muuuucho,
porque él, le había enseñado a perder el miedo de equivocarse”.
Maestro, Doctor, amigo, no podemos decirte adiós porque nos hablaste y
te hablamos y sólo los grandes hombres saben escuchar la voz del viento y
convertirla en un canto. Gibran Jalil Gibran “gracias por el canto”.
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