Solidaridad | Alessandro De Carolis
La película “Kordon" viaja al filo de
la guerra en Ucrania
La serie de proyecciones del documental de Alice Tomassini
"Kordon", comienza el 16 de diciembre en Hungría y viajará después a
Eslovaquia, Polonia, Rumanía y Moldavia. En la gran pantalla historias de
mujeres y de gran humanidad que florecieron en la barbarie del conflicto de
Europa del Este
Un título que se convierte en una realidad tridimensional, una película
que sale de la pantalla para volver a los lugares que la generaron.
"Kordon", que en ucraniano significa "frontera", es el
documental realizado por la directora Alice Tomassini, producido por Vatican
Media y Tenderstories, que tras haber tenido su estreno
mundial en octubre en el Festival de Cine de Roma – y haber ganado el premio de
categoría en el Festival de Cine del Reino Unido, proyectado como estreno
europeo – vuelve al origen, a los bordes de la guerra ucraniana, a esas
fronteras donde el horror y el agotamiento traídos en masa por millones de
desplazados cruzaron la mirada con la solidaridad de un puñado de mujeres
valientes.
De Budapest a Chișinău
Diciembre será el mes en el que, a partir del día 16, "Kordon"
se proyectará en el cinturón de países que rodean el teatro del conflicto.
Empezará en Budapest y Zahony, en Hungría, y luego tocará sucesivamente
Eslovaquia (Bratislava y Vyšné Nemecké), Polonia (Cracovia y Przemyśl), Rumanía
(Bucarest y Sighetu Marmației) y la capital moldava Chișinău, así como muchas
otras ciudades que han desempeñado y siguen desempeñando un papel clave en la
ayuda a los refugiados. Todo gracias al apoyo de voluntarios de todo el mundo y
de los Institutos de Cultura Italiana en el extranjero.
Historias de mujeres, coraje y altruismo
"Kordon" no es un documental sobre la violencia de la guerra,
sino sobre los efectos de la violencia y, sobre todo su contrapartida, esos
destellos de humanidad que se convierten en el prójimo, el calor, el apoyo de
quienes de un día para otro han visto a su familia destrozada por las
explosiones, su camino a casa sembrado de cadáveres, su vida cotidiana barrida
por el silbido de un misil.
La película cuenta las historias de mujeres que se han convertido en
protagonistas de la esperanza a pesar de todo. Como Diana, que a bordo de una
gran furgoneta blanca que no sabía conducir aprendió a trasladarse a Ucrania
para llevar ayuda. O como Irina, que cogió un autobús para recoger a una amiga
con su hija, o Elena, una ucraniana que volvió de la tranquilidad de su vida en
Canadá para convencer a su madre de que se viniera con ella. O Anastasia, una
joven rusa en Budapest que se marchó para ayudar.
Durante la preparación y el rodaje de las imágenes, la directora Alice
Tommasini había declarado en una entrevista a los medios de comunicación
vaticanos, con ocasión del preestreno de octubre en el Maxxi de Roma, que había
"estado enferma", pero que al mismo tiempo llevaba dentro un impulso
que la acompañó hasta el último fotograma: "Espero que este documental
pueda ser un manifiesto por la paz con esta historia de resistencia y de
esperanza".
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