Fe y Vida | Victoria Isabel Cardiel C.
El párroco del templo, Renzo Giuliano, durante la entrevista. Foto: Victoria I. Cardiel.
San Marcos escribió aquí su Evangelio
Nos sumergimos en las ruinas paleocristianas de la
iglesia de San Marcos en Roma, considerada una de las primeras parroquias del
Imperio romano
San Marcos fue el taquígrafo de san Pedro. Siguió
sus pasos hasta Roma, donde presenció su predicación clandestina en las casas
de los primeros seguidores de Cristo, que osaban desafiar las leyes de culto
del Imperio. Apuntó con esmero cada palabra valiente de esa catequesis
primitiva y su cuaderno de bitácora se convirtió en una fuente directa de lo
que fue la vida de Jesús.
La memoria de uno de los autores de los Evangelios
se custodia en la basílica parroquial de San Marcos Evangelista en Roma. El templo que
vemos hoy se construyó en el año 833 a instancias del Papa Gregorio IV, pero en
sus entrañas —varios metros por debajo del nivel del suelo— se conservan los
restos del templo original, erigido casi cinco siglos antes. «Esta parroquia
está entre las 25 primeras que hubo en el corazón del Imperio romano. Pero es
la más especial de todas, porque contaba con un baptisterio al que los primeros
fieles accedían por unas escaleras para sumergirse y así recibir el Bautismo»,
asegura su actual párroco, Renzo Giuliano, mientras se abre paso por uno de los
andamios que atraviesan esta cavidad, descubierta por casualidad en 1990 cuando
se realizaban unas intervenciones técnicas.
Suelo en mármol original que, según la tradición,
pisaron san Marcos y san Pedro. Foto: Renzo Giuliano.
Giuliano nos guía por debajo de una arcada en
piedra bastante baja que conduce a la nave de la iglesia, en la parte
izquierda, donde se reunían aquellos fieles primerizos, muchos de ellos aún con
resabios paganos o judíos. Esta parte se descubrió en 1948. «El hallazgo del
baptisterio ha sido muy importante para verificar la verdadera disposición de
la iglesia. Antes se pensaba que el ábside, donde está el altar y el
celebrante, se encontraba en el lado contrario», asegura. El pavimento en
mármol sobre el que estamos es el original del año 336 y conserva, a pesar del
paso del tiempo, la viveza de los colores. «Observa la delicadeza de las
figuras geométricas que lo componen. Por aquí pasearon hace más de 1.600 años
san Marcos y san Pedro…», señala con emoción el sacerdote romano.
La tradición le da la razón. Sitúa a esta iglesia
en el lugar donde estaba la casa en la que vivió el evangelista, que se
identifica con el símbolo del león porque su Evangelio comienza con la
predicación de Juan Bautista en el desierto, donde había animales salvajes. «El
centro de la vida romana era el foro y esta zona, situada a sus espaldas,
estaba densamente poblada. Convivían judíos y paganos. San Pedro y san Marcos
se instalan aquí para poder anunciar a todos ellos la Buena Noticia», explica
Giuliano, que basa sus afirmaciones en los escritos del siglo IV del primer
historiador de la Iglesia, Eusebio de Cesarea, que —citando abundantes fuentes—
describe que ambos vivieron juntos en Roma en torno al año 41 d. C.
Baptisterio original. Foto: Renzo Giuliano.
«Otros relatos de la historia del cristianismo
primitivo, como los de Clemente de Alejandría, del siglo III, detallan que san
Marcos fue acogido por una familia de la dinastía de los Claudios a los pies
del Campidoglio. Después, san Pedro lo mandó a Alejandría de Egipto, centro
cultural de la época, donde fue martirizado», explica el párroco. En todo caso,
está convencido de que san Marcos escribió aquí su Evangelio tan solo seis
décadas después de la muerte de Cristo: «Clemente nos dice que lo escribió en
Roma. Entonces, lo fácil es suponer que lo hizo aquí».
Del evangelista al Papa Marcos
El origen de la construcción se encuentra en los
años siguientes a la presencia del evangelista Marcos en la Ciudad Eterna,
cuando creció la devoción popular y se construyó un oratorio. Fue el sacerdote
de ese templo —que también se llamaba Marcos— quien, tras convertirse en Papa
en el año 336, mandó construir la iglesia, hoy debajo de la actual basílica que
preside la espectacular plaza de Venecia. Dos datos evidencian su importancia,
continúa Giuliano: «Se usaron materiales de la Saepta Julia, un edificio de
siete arcos que servía de lugar para la votación durante la República romana.
Además, para su construcción se tuvo que obstruir una de las importantes
calzadas romanas e impedir el trasiego de los viandantes, porque lo realmente
importante era respetar los lugares del santo».
El área arqueológica, de
hecho, conserva a la vista las piedras que moldeaban la importante avenida que
dividía en dos el barrio romano. Cuando Constantino, con el Edicto de Milán del
año 314, proclamó el cristianismo como una de las religiones del Imperio, los
cristianos acababan de sufrir la persecución más fuerte de su historia. La
construcción de esta iglesia —cuyas excavaciones se abrirán al público pronto—
son una prueba de fe robusta, incluso en los peligros de la clandestinidad.
Hitos
- Año 45: Llegada de san Marcos a Roma, según la
tradición.
- Año 336: El Papa Marcos construye una iglesia dedicada
al evangelista.
- Año 833: El Papa Gregorio IV la reconstruye.
- Año 1465: La fachada de la iglesia fue reconstruida
según el gusto renacentista de la época.
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