Para Vivir Mejor | LFI
Los 7 hábitos de las
personas pacíficas y que valen la pena imitar
¿Qué tipo de
persona eres? Si quieres ser una persona pacífica te ofrecemos siete hábitos
que te pueden ayudar
En una larga
fila en una cafetería, una mujer permanece tranquila y contenta mientras que la
que le sigue experimenta irritación y frustración.
Cuando el
tráfico está cortado, un hombre simplemente continúa conduciendo hacia su
destino mientras que otro toca la bocina del coche y grita obscenidades.
Si no hay nada
especial que hacer, una persona se sienta en silencio y disfruta un momento de
relajación, mientras que otra empieza a navegar frenéticamente por el feed de
un medio social en el móvil.
Estos tres
ejemplos reflejan los dos tipos de personas que todos podemos ser: calmadas,
tranquilas y pacíficas, o agitadas, ansiosas y fácilmente irritables. La
diferencia entre estos dos tipos es fina y depende de la conducta personal.
Aquí tienes los siete hábitos de esas personas altamente pacíficas que
cualquiera puede incorporar en su vida diaria.
1. Tienen una rutina
Para tener paz
mental, es esencial establecer y mantener un ritmo y una rutina diarios. Por lo
general, quienes manifiestan altos niveles de paz y calma son individuos que
regulan cuidadosamente sus actividades diarias. Se van a la cama al mismo
tiempo y se despiertan a la misma hora, comen sus comidas a la misma hora,
realizan sus prácticas espirituales a las mismas horas del día, asisten a los
servicios de culto regularmente.
Aunque no sean
monjes o monjas a tiempo completo, las personas pacíficas estructuran su vida
diaria en patrones similares a los que encontramos en un entorno monástico. Al
hacer esto, su sistema nervioso sabe qué esperar en cada momento, en vez de
sentirse constantemente descolocado por un horario errático y desconocido. La
regularidad es fundamental para cultivar una mente armoniosa y pacífica.
2. Responden en vez de reaccionar
Cuando sucede
una situación no deseada, estas personas altamente pacíficas crean un espacio,
una pausa. En ese breve momento, ajustan su pensamiento y sus emociones para
actuar de manera habilidosa. Chuck Norris, actor y experto en artes marciales,
cuenta la historia que le relató un amigo que también es un artista marcial de
alto nivel. Este hombre estaba en una señal de stop esperando a encontrar un
hueco en el tráfico para poder cruzar una calle ancha con seguridad. La persona
en el coche detrás de él era impaciente y no dejaba de tocarle el claxon.
Cuando por fin
perdió la paciencia, el conductor de atrás salió de su coche y empezó a
amenazar al amigo de Norris para que “encontrara rápido el pedal del
acelerador”. El amigo de Norris hizo una pausa, bajó la ventanilla de su puerta
y dijo: “Quieres pelea. Vale, pero tengo mal la espalda y me vas a tener que
ayudar a salir del coche”. El hombre furioso se lo quedó mirando desconcertado,
negó con la cabeza y regresó a su coche. Norris comentó: “Por suerte para el
conductor impaciente, la situación se apaciguó con el humor. No tenía ni idea
de lo cerca que había estado de recibir una paliza”.
3. Rezan
La oración es la
práctica espiritual que vincula a la persona pacífica con Dios. Cuando
están afligidas, las personas pacíficas rezan para encontrar orientación;
cuando están alegres, rezan para expresar gratitud; cuando enferman, rezan para
curar, y cuando sienten desánimo, rezan para tener perseverancia y paciencia.
Las personas
pacíficas también reconocen la lógica y la sabiduría de este consejo de san
Francisco de Sales: “Cada uno de nosotros necesita media hora de oración
diaria, excepto cuando está muy ocupado; entonces necesita una hora”.
4. Pasan tiempo al aire libre
Estar en un
entorno natural es vital para tener un sentimiento general de calma y armonía.
Por eso los monjes budistas prefieren meditar al aire libre en entornos
naturales. La ciencia confirma ahora la sabiduría que dice que el aire libre es
tranquilizador y reconfortante.
En cierto
estudio, unos investigadores reclutaron a 280 personas sanas en Japón, donde
visitar parques naturales por su efecto terapéutico se ha convertido en una
práctica popular llamada shinrin-yoku o “baño de bosque”. En un día, medio
grupo recibió la instrucción de caminar por un bosque o una zona arbolada
durante unas cuantas horas, mientras que el otro grupo caminaba a través de una
zona urbana. El segundo día, intercambiaban los lugares. Los científicos
descubrieron que estar en la naturaleza resultaba en “menores concentraciones
de cortisol (la hormona del estrés en nuestro cuerpo), menor frecuencia
cardiaca y menor presión sanguínea”, entre otras cosas.
5. No juzgan
El rabino
Joseph Telushkin recibió una vez en su buzón esta oración anónima, que le
parece suaviza la tendencia humana a juzgar con dureza:
Ayúdanos a
recordar que el “imbécil” que cortó el tráfico anoche quizás sea una madre
soltera que trabajó nueve horas ese día y que conducía apresuradamente a casa
para cocinar la cena, ayudar con los deberes a sus hijos, hacer la colada y
pasar unos cuantos minutos valiosos con sus hijos.
Ayúdanos a
recordar que ese joven despistado con tatuajes y piercings que no lograba
darnos el cambio correcto en la caja el otro día es un estudiante preocupado de
19 años inquieto por no saber si ha aprobado sus exámenes finales y con miedo
por no tener suficiente dinero para pagarse el próximo semestre.
Recuérdanos,
Señor, que ese vagabundo con aspecto aterrador que pide dinero en el mismo
sitio todos los días es esclavo de unas adicciones que solamente podemos
imaginar en nuestras peores pesadillas.
Ayúdanos a
percatarnos de que la pareja anciana que camina tan lentamente por los pasillos
de la tienda, bloqueando nuestro carrito, está saboreando ese momento porque
sabe que, según el informe de la biopsia que recibió ella ayer, quizás sea el
último año que los dos vayan juntos de compras.
6. No se inquietan con las dificultades
Las personas
pacíficas saben que la vida es impredecible y que cambia constantemente. Así
que anticipan los buenos tiempos así como los difíciles, fluyendo con los
cambios y retos de la vida. El escritor y profesor de meditación budista Toni
Bernhard explica: “Despertar a las realidades de la condición humana es crucial
para que sepamos qué esperar en la vida. Si nos engañamos sobre qué esperar,
sufrimos mentalmente cuando las cosas no van como querríamos. Así que quiero
estar despierto al hecho de que la vida puede ser dura en ocasiones y que
muchos de mis deseos y anhelos quedarán incumplidos. Entender esto me ayuda a
aceptar y estar satisfecho con la vida como es, porque sé que, sencillamente,
no puedo tener siempre lo que quiero, nadie puede. Es una realidad de la
condición humana”.
7. Perdonan
“La paz
interior solo puede alcanzarse cuando practicamos el perdón. El perdón es dejar
atrás el pasado y es, por tanto, el medio para corregir nuestros errores de
percepción”, señala Gerald Jampolsky, autor de El perdón: la mejor de
las medicinas.
Es imposible
ser una persona con paz mientras guardamos rencor, cosechamos sentimientos de
resentimiento o rumiamos pensamientos de venganza. Por eso, la escritora Karen
Salmansohn da este consejo: “Perdónales. A todos. Cuantos más perdones, mejor
te sentirás”.
Tener paz
interior en este mundo significa, simplemente, incrementar las actitudes y
acciones que aportan calma y tranquilidad, al tiempo que se reducen las que
generan desorden y caos.
*Publicado
originalmente en Our Sunday Visitor, por Victor Parachin
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...