A Debate | José Lorenzo
"Dios
también es nuestra Madre": La lucha de una teóloga por feminizar el
lenguaje de la liturgia
Annette Jantzen
cree que "no basta con convertir al 'Señor' en 'Señora'”
Annette
Jantzen quiere feminizar el lenguaje de la liturgia. Considera que es
demasiado patriarcal, por lo que esta teóloga alemana, casada y madre de
tres hijos, que trabaja en el Obispado de Aquisgrán y acompaña a mujeres en
situación de vulnerabilidad, ofrece en su blog textos y oraciones para que las mujeres entren
en esa otra dimensión que ha sido opacada desde hace siglos, como cuenta en
entrevista con Katho.de.
"En la
misa noto una y otra vez cuán unilateralmente masculino y patriarcal es el
lenguaje en la liturgia. Se habla de Dios como Señor, como Gobernante y
Todopoderoso. A muchas mujeres les resulta difícil orar con imágenes de
ese lenguaje y mi tarea es permitir que las mujeres celebren los
servicios de tal manera que puedan encontrar su camino hacia la oración",
señala.
Un lenguaje para gobernar
Considera Jantzen
que "el lenguaje litúrgico o teológico se usa con demasiada frecuencia
para gobernar a otros. Porque cuando hablo de Dios como soberano, rey y
todopoderoso, esto transmite claramente una imagen de Dios que sabe todo y ya
no cuestiona nada". Y detrás de esas palabras e imágenes, añade, "hay
ideas patriarcales de poder y omnipotencia".
Dichos textos,
según la experta, "enfatizan no solo las concepciones autoritarias, sino
también violentas de Dios", por lo que se pregunta cómo imaginar desde
ahí, "la obra y la intervención de Dios". "¿No es también
como un padre amoroso y protector o como una madre cariñosa?", se
pregunta.
"Se pierde la mayor parte de Dios"
"Todas
las imágenes de Dios son siempre más diferentes a Dios que similares. Así que
siempre muestran solo una pequeña parte de Dios. Se pierden la mayor parte de
Dios", añade Jantzen, quien afirma acto seguido que "cuanto
más me limito a unas pocas, siempre las mismas imágenes de Dios, más extraño a
Dios".
Por lo tanto,
se ha propuesto "ampliar las imágenes de Dios", porque "las
pocas imágenes de Dios que usamos actualmente en la Iglesia moldean nuestra fe,
y una fe moldeada es buena y valiosa. Pero no lo son todo, no son Dios mismo,
no basta con convertir al 'Señor' en 'Señora'. Se pierde la oportunidad
de descubrir otros lados de Dios".
Aunque
reconoce que recibe muchos comentarios positivos "de mujeres que han
anhelado durante mucho tiempo un lenguaje de oración más femenino", reconoce
que también hay sacerdotes que "se ponen nerviosos". Pero subraya
que "mis textos son una oferta para reconsiderar y reformular tu propia
oración y pensamiento. Porque estoy convencida de que el lenguaje de la
liturgia también puede ser una clave importante para una mayor justicia de
género en la Iglesia"
En este
sentido, considera que "si los hombres que son líderes en la Iglesia dicen
abiertamente que les duele personalmente que las mujeres sean excluidas de los
oficios, quién sabe, quizás las cosas cambien", y cree que un lenguaje más
"femenino" en la liturgia puede ayudar a cambiar la percepción que
hay en la Iglesia sobre este asunto. Porque "mientras Dios no sea
para nosotros más que Señor y Padre, difícilmente encontraremos una hermandad
genuina".
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