Nuestra Fe | José Beltrán/VN
Más de 60.000 personas ‘toman’ Cibeles en la primera Fiesta de
la Resurrección
La
Asociación Católica de Propagandistas celebra “el éxito” de la primera gran
concentración eclesial en Madrid tras la JMJ y las extintas misas de la
familia, que tuvo lugar sin incidentes ni tinte político.
El
cardenal Osoro bendijo a la multitud en el concierto donde se aclamó a Hakuna,
por delante de Carlos Baute o Andy&Lucas.
Más
de 60.000 personas participaron ayer en la Fiesta de la Resurrección, el primer
concierto de Pascua organizado y financiado por la Asociación Católica de
Propagandistas que se celebró en la Plaza de Cibeles de Madrid. Casi tres horas
de música en vivo sin incidente alguno en una tarde más que apacible en la
capital.
Junto
a los artistas invitados, al escenario se subió el cardenal arzobispo de
Madrid, Carlos Osoro, que impartió una bendición a todos los asistentes. “Cristo
resucitado os haga testigos valientes”, animó a la multitud presente, entre los
que había lo mismo jóvenes que ancianos, familias, sacerdotes, religiosas…
Junto al purpurado, también estuvo presente el alcalde de Madrid, José
Luis Martínez-Almeida, y el delegado del Área de Gobierno Medio Ambiente y
Movilidad del Ayuntamiento de Madrid, Borja Carabante.
El
cardenal Carlos Osoro, en el escenario de la Fiesta de la Resurrección
Todos
ellos cantaron y bailaron al ritmo del venezolano Carlos Baute, con el flamenco
de Juan Peña y el pop de Andy&Lucas. Del lado confesional, el rapero
Grilex abrió la tarde. Pero si algo se bailó y se coreó fueron las
canciones de Hakuna Group Music. Hasta una treintena de jóvenes subieron
al escenario para entonar lo que ya son himnos para parte de la Generación Z de
la Iglesia. ‘Huracán’, ‘Enciéndeme’… Fueron repasando uno a uno sus temas,
dejando para un bis en la recta final de la Fiesta de la Resurreción el tema
‘Noche’. Fue la antesala al canto de la Salve Rociera con la que concluyó esta
primera experiencia que partió de una idea o del propio presidente de la
Asociación Católica de Propagandistas, Alfonso Bullón de Mendoza.
Sin
actos litúrgicos
Más
allá de las letras de las propias canciones, de la profesión de fe que hicieron
algunos de los intérpretes, de los mensajes vinculados a la Pascua que
aparecían en las pantallas y de la bendición de Osoro, no hubo ningún acto
litúrgico por expreso deseo de los organizadores.
En
palabras del propio Bullón de Mendoza, solo se pretendía “celebrar desde
la alegría de la música por todo lo alto el núcleo de la fe cristiana: que
Cristo ha resucitado”. En este sentido, al presidente de los
propagandistas le movía visibilizar que los católicos “somos una realidad más
dentro de la ciudad y queremos expresarlo en un espacio abierto y
emblemático”.
Salvar
el riesgo político
En
este sentido, el concierto quedó exento de cualquier proclama reivindicativa
con tintes políticos por parte de asistentes y organizadores, de la misma
manera que se orilló otro posible riesgo: convertirse en un arma preelectoral
dado que no hubo presencia visible de candidatos más allá de la presencia
institucional del alcalde. “El contexto es independiente a un Gobierno más
o menos favorable. No es una fiesta para restar, sino para sumar”, aseveró
Bullón de Mendoza en las jornadas previas.
En
cualquier caso, sí se trataba del primer gran acto público que una
realidad eclesial lleva a cabo en las calles de la capital española
después de la Jornada Mundial de la Juventud y de que cesaran las
multitudinarias eucaristías de la familia que se convocaban en torno a Navidad
en la Plaza de Colón promovidas por el cardenal Antonio María Rouco Varela y
con el respaldo de Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal.
Control
policial
A
las cifras dadas por los organizadores sobre la presencia masiva al evento se
suman los cientos de personas que no pudieron acceder al epicentro de la capital
madrileña por limitación de aforo. Tal y como pudo constatar ‘Vida
Nueva’, cuando el acto apenas llevaba una hora en marcha, la policía
impidió la entrada de más participantes que se agolparon en las vallas y
sin visibilidad alguna debido a la distancia del escenario y las pantallas.
¿El
motivo de este control? Garantizar la seguridad de los asistentes, si bien en
el interior del recinto habilitado para el concierto no se dio aglomeración
alguna. Sin embargo, desde los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado
apostaron por una mayor prudencia puesto que tomaron como referencia el
concierto de Camilo con motivo del Día de la Hispanidad celebrado el pasado 12
de octubre en el mismo lugar. En aquel momento, no hubo controles de aforo
de la manera que se dieron ayer y sí se vivieron situaciones de riesgo que en
esta ocasión quisieron evitar de raíz.
Publicado
por Vida Nueva
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