Fe y Vida | Padre Broom/LFI
10 pequeños gestos cotidianos que pueden ayudarnos a
fortalecer nuestra fe
"Jesús
no mira tanto la grandeza de nuestras acciones, como la intensidad del amor con
las que las hacemos", afirma el padre Broom en la web Catholic Exchange.
El
sacerdote enumera diez pequeños gestos cotidianos que pueden ayudarnos a
fortalecer nuestra fe en momentos de flaqueza.
1.
El momento más heroico del día
San
Josemaría Escrivá propone que tan pronto como escuches el despertador, ponte de
pie y haz tu ofrenda de la mañana para el día. El Cura de Ars decía que quien
empieza bien el día, tiene más posibilidades de vivir bien el resto de la jornada.
2.
Dominar la lengua
Todos
deberíamos leer Santiago 3, uno de los mejores capítulos de la Biblia sobre los
pecados de la lengua. El apóstol nos da un gran consejo para cuando nos
encontramos frustrados y enfadados: "Debemos ser rápidos para escuchar, lentos
para hablar y lentos para enfadarse".
3.
Agradecimiento constante
Un
buen consejo es que no pase un día sin dar gracias a Dios por todo, y, también,
a los demás. Tanto "por favor" como "gracias" son
condimentos que dan buen sazón a la vida doméstica.
4.
Sonríe, incluso cuando no tengas ganas
Todos
tenemos dolores de cabeza, de estómago, resfriados... y, a menudo, los
pregonamos y publicitamos. Pero, qué difícil (pero qué agradable sería para
Dios) si cuando no nos sentimos bien físicamente, le sonreímos a nuestra
familia o a nuestro prójimo.
La
tristeza y el ceño fruncido son contagiosos, pero, también, la sonrisa y la
alegría. Una sonrisa sincera y radiante es uno de los signos más claros de
quien es seguidor de Cristo.
5.
Elimina los malos pensamientos de inmediato
Todos
tenemos malos pensamientos, sin embargo, la pregunta es, ¿qué hacemos con
ellos? Una vez, un sacerdote le preguntó a un hombre si tenía malos
pensamientos. El hombre respondió: "¡No, Padre, me entretuvieron!".
Tan
pronto como nos demos cuenta de estar teniendo cualquier pensamiento malo,
impuro o pecaminoso, podemos intentar invocar la gracia de Dios y la ayuda de
María.
6.
Cuando recibas injusticias, reza y no maldigas
A
todos se nos ha cruzado alguien en la carretera mientras conducíamos. ¡Nuestra
reacción inmediata es maldecirlos! Pero, si somos sinceros, nosotros también
hemos hecho lo mismo alguna vez.
Sin
embargo, Jesús prefiere que recemos por ellos. Jesús nos propone amar a
nuestros enemigos y rezar por los que nos persiguen. Un Ave María por el
próximo conductor que se nos cruce, para que tenga un viaje seguro y llegue
sano a casa, igual sería una mejor opción. La carne se resiste... pero, ¡cuánto
agradamos a Dios cuando vencemos nuestros deseos!
7.
Reza incluso cuando no tengas ganas
Desafortunadamente,
muchas personas obedecen más sus sentimientos que la fe y la razón. Los santos
rezaban a menudo, incluso cuando no tenían ganas de hacerlo.
Jesús
experimentó una profunda desolación y tristeza en el Huerto de los Olivos, pero
rezó con más fervor que nunca.
8.
Lee un capítulo de la Biblia todas las noches
La
disciplina mental/espiritual de la lectura puede llegar a ser un verdadero
sacrificio para muchos. Pero, puedes empezar con los Evangelios y leer algún
capítulo cada noche. Esto te ayudará a conocer, amar y desear más a Jesús en tu
vida.
Es
imposible amar a alguien que no conocemos bien. Una de las mejores formas de
saber más sobre Jesús es leyendo y meditando la Biblia, la Palabra de Dios.
9.
Haz tu trabajo diario, siempre mejor
Dios
nos asigna a todos un trabajo o una misión para hacer cada día: estudiar, ser
ama de casa, en una organización, en una oficina, maestra, enfermera o
médico... Si somos honestos con nosotros, todos sabemos cómo podemos mejorar en
nuestro trabajo.
Qué
fácil es llegar tarde, tomar atajos o hacer el trabajo a medias, pero, como
dice el refrán, "si vale la pena hacer algo, entonces vale la pena hacerlo
bien".
10.
Coge el último lugar y el trozo más pequeño
El
orgullo, la vanidad y la gula, nos hacen escoger siempre el mejor lugar y la
mejor porción. ¿Por qué no adquirir el hábito de buscar el último lugar y el
trozo más pequeño? Jesús nos recuerda la verdadera grandeza: "Dios derriba
a los soberbios, pero exalta a los humildes".
Publicado
por LaFamilia.info (original de Catholic Exchange)
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