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    miércoles, 31 de mayo de 2023

    10 pequeños gestos cotidianos que pueden ayudarnos a fortalecer nuestra fe


    Fe y Vida | Padre Broom/LFI

     


    10 pequeños gestos cotidianos que pueden ayudarnos a fortalecer nuestra fe


    "Jesús no mira tanto la grandeza de nuestras acciones, como la intensidad del amor con las que las hacemos", afirma el padre Broom en la web Catholic Exchange.


    El sacerdote enumera diez pequeños gestos cotidianos que pueden ayudarnos a fortalecer nuestra fe en momentos de flaqueza.


    1. El momento más heroico del día

    San Josemaría Escrivá propone que tan pronto como escuches el despertador, ponte de pie y haz tu ofrenda de la mañana para el día. El Cura de Ars decía que quien empieza bien el día, tiene más posibilidades de vivir bien el resto de la jornada.


    2. Dominar la lengua

    Todos deberíamos leer Santiago 3, uno de los mejores capítulos de la Biblia sobre los pecados de la lengua. El apóstol nos da un gran consejo para cuando nos encontramos frustrados y enfadados: "Debemos ser rápidos para escuchar, lentos para hablar y lentos para enfadarse".


    3. Agradecimiento constante

    Un buen consejo es que no pase un día sin dar gracias a Dios por todo, y, también, a los demás. Tanto "por favor" como "gracias" son condimentos que dan buen sazón a la vida doméstica.


    4. Sonríe, incluso cuando no tengas ganas

    Todos tenemos dolores de cabeza, de estómago, resfriados... y, a menudo, los pregonamos y publicitamos. Pero, qué difícil (pero qué agradable sería para Dios) si cuando no nos sentimos bien físicamente, le sonreímos a nuestra familia o a nuestro prójimo.


    La tristeza y el ceño fruncido son contagiosos, pero, también, la sonrisa y la alegría. Una sonrisa sincera y radiante es uno de los signos más claros de quien es seguidor de Cristo.


    5. Elimina los malos pensamientos de inmediato

    Todos tenemos malos pensamientos, sin embargo, la pregunta es, ¿qué hacemos con ellos? Una vez, un sacerdote le preguntó a un hombre si tenía malos pensamientos. El hombre respondió: "¡No, Padre, me entretuvieron!".


    Tan pronto como nos demos cuenta de estar teniendo cualquier pensamiento malo, impuro o pecaminoso, podemos intentar invocar la gracia de Dios y la ayuda de María.


    6. Cuando recibas injusticias, reza y no maldigas

    A todos se nos ha cruzado alguien en la carretera mientras conducíamos. ¡Nuestra reacción inmediata es maldecirlos! Pero, si somos sinceros, nosotros también hemos hecho lo mismo alguna vez.


    Sin embargo, Jesús prefiere que recemos por ellos. Jesús nos propone amar a nuestros enemigos y rezar por los que nos persiguen. Un Ave María por el próximo conductor que se nos cruce, para que tenga un viaje seguro y llegue sano a casa, igual sería una mejor opción. La carne se resiste... pero, ¡cuánto agradamos a Dios cuando vencemos nuestros deseos!


    7. Reza incluso cuando no tengas ganas

    Desafortunadamente, muchas personas obedecen más sus sentimientos que la fe y la razón. Los santos rezaban a menudo, incluso cuando no tenían ganas de hacerlo.


    Jesús experimentó una profunda desolación y tristeza en el Huerto de los Olivos, pero rezó con más fervor que nunca.


    8. Lee un capítulo de la Biblia todas las noches

    La disciplina mental/espiritual de la lectura puede llegar a ser un verdadero sacrificio para muchos. Pero, puedes empezar con los Evangelios y leer algún capítulo cada noche. Esto te ayudará a conocer, amar y desear más a Jesús en tu vida.


    Es imposible amar a alguien que no conocemos bien. Una de las mejores formas de saber más sobre Jesús es leyendo y meditando la Biblia, la Palabra de Dios.


    9. Haz tu trabajo diario, siempre mejor

    Dios nos asigna a todos un trabajo o una misión para hacer cada día: estudiar, ser ama de casa, en una organización, en una oficina, maestra, enfermera o médico... Si somos honestos con nosotros, todos sabemos cómo podemos mejorar en nuestro trabajo.


    Qué fácil es llegar tarde, tomar atajos o hacer el trabajo a medias, pero, como dice el refrán, "si vale la pena hacer algo, entonces vale la pena hacerlo bien".


    10. Coge el último lugar y el trozo más pequeño

    El orgullo, la vanidad y la gula, nos hacen escoger siempre el mejor lugar y la mejor porción. ¿Por qué no adquirir el hábito de buscar el último lugar y el trozo más pequeño? Jesús nos recuerda la verdadera grandeza: "Dios derriba a los soberbios, pero exalta a los humildes".


    Publicado por LaFamilia.info (original de Catholic Exchange)


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