Para Vivir Mejor | Javier Lozano/LFI
“Para ‘desempantallar’ a los niños hay que comenzar por
‘desempantallar’ a los padres”: Nacho Calderón
Las
pantallas son un peligro para el desarrollo de niños y adolescentes, pero
muchos padres no son conscientes de este grave problema porque también ellos
están “enganchados”.
Así
lo pone de manifiesto Nacho Calderón, prestigioso neuropsicólogo infantil y
director de INPA (Instituto de Neuropsicología y Psicopedagogía Aplicadas), con
sede en Madrid y en México.
Con
más de 30 años de experiencia trabajando con niños, Nacho Calderón explica a la
Revista Misión la gran preocupación que ha experimentado en los últimos años
por los efectos de las nuevas tecnologías ante la inacción de familias y
colegios. Según alerta el autor de la colección Educar con sentido (Cobel
Ediciones, 2011) las consecuencias son palpables en una juventud a la que le
cuesta tolerar la frustración y que ha crecido con una merma en sus capacidades
intelectuales y sociales. Es un problema que este experto urge a afrontar.
¿Qué
es lo que más le preocupa?
La
actitud de los padres: su falta de conciencia de que las pantallas, aunque no
son perjudiciales en sí mismas, sí suponen un peligro en el desarrollo de la
personalidad de sus hijos. Y no solo se está produciendo una falta de
conciencia, sino que en realidad se están premiando. Muchos prefieren elegir un
colegio donde sus hijos tengan el iPad con seis años a otro que lo dé con
nueve. No saben por qué, pero lo premian.
“Muchos
padres prefieren elegir un colegio donde sus hijos tengan iPad con seis años a otro
que lo dé con nueve, aunque no saben por qué”.
¿No
son conscientes o es más bien el camino más sencillo?
Es
por falta de consciencia. La calidad de la atención de los padres hacia los
hijos ha decaído terriblemente. Antes cuando trabajaba con niños con
discapacidad encontraba familias dispuestas a dedicar una o dos horas diarias
en casa a trabajar con ellos. La prioridad era el hijo. Ahora es difícil que
los padres dediquen tiempo a los hijos, pues su prioridad es su propio
desarrollo profesional y creen que ofrecen la máxima calidad porque les dan de
todo.
¿Cómo
“desempantallar” a los niños?
Desempantallando
a los padres. ¿Cómo va a decir un padre que esto es un problema para el
desarrollo de su hijo si él está enganchado seis horas diarias al smartphone?
Hay que hacerles entender que las pantallas son una herramienta de trabajo y
que el resto del tiempo hay que utilizarlas de manera muy comedida. Es
complicado, pero la solución pasa por los padres y por los colegios. Sin
embargo, tenemos miedo a ser estrictos y hay cosas –como esta– con las que hay
que ser radical.
La
pregunta del millón: ¿cuándo es adecuado dar un móvil al niño?
Cuando
los padres hayan enseñado el autocontrol a sus hijos. Eso quiere decir que
prácticamente ningún niño debería tener móvil porque ninguno tiene ese
autocontrol. Y en todo caso yo no daría nunca un móvil antes de los 14 años,
pero hay que estar dispuesto a hacer a tu hijo un bicho raro. Y esto es un
fastidio, lo sé. Si educas a un niño en que no puede frustrarse, pierdes tu
capacidad de educar y además creas un monstruo. Y cada vez vemos más niños
monstruo.
¿Las
pantallas se están convirtiendo en educadoras y cuidadoras?
Es
la niñera supuestamente más barata, aunque a largo plazo sale carísima.
¿Educadora? Sí, si aceptamos el término educar en la peor acepción. Determinan
los valores con los que se está rigiendo la sociedad. En ese sentido, sí están
educando, pues están imponiendo cánones.
“Yo
no daría nunca un móvil antes de los 14 años, pero hay que estar dispuesto a
hacer a tu hijo un bicho raro”.
Pero
lo justifican por necesidad…
A
mí muchos padres cuando les digo que hay que reducir el tiempo de pantallas me
dicen: “Nosotros solo las ponemos cuando salimos a un restaurante para que así
nos deje comer”. ¡Grave error! Cuando sales con tus niños no sales a encontrar
la tranquilidad, vas a hacer familia. La comida es donde se cierran los
negocios, se conquista al cónyuge… Por tanto, ¿dónde se hace familia? Alrededor
de la comida. ¿Cuándo podrás disfrutar? Cuando salgas con tu esposa o con
amigos. Si sales y le pones el móvil a tu hijo, o en casa le pones la tele, no
haces familia.
¿Lo
hacemos porque somos blandos o por el ritmo de la vida moderna?
El
gran problema de la sociedad de hoy es que está centrada en el yo: mi
bienestar, mi tiempo para mí… Entonces el niño es un “daño colateral”, algo
molesto que interfiere en mis planes.
¿Y
los padres se dan cuenta de esto?
No
son conscientes del “yoísmo”. Se nos ha dicho que ponerte a ti en el centro del
universo es lo adecuado para encontrar tu felicidad y lo que -interfiera con
este fin está mal. La gente va buscando estar en perfectas condiciones para
relacionarse con los demás. Pero el deseo nunca va a terminar. Si consigue
tener un status profesional, un buen coche, ¿ahora crees que se va a ocupar de
los demás? No, porque ese deseo le dirá que ya toca cambiar el coche, etc.
¿Qué
consecuencias puede tener esta sobreexposición a las pantallas?
En
general, hay dos problemas. Por un lado está lo que te ofrecen: una
hiperfocalización, una satisfacción inmediata y una hiperatención, pero a temas
muy concretos. Da muchas cosas que pueden ser nocivas como una necesidad de
likes y de reconocimiento social inmediato. Esto me asusta mucho. ¿Y qué resta
a los niños? Tiempo de juego, de socialización, de lectura. Esta
sobreexposición ha adelantado la adolescencia dos años: hoy comienza a los
once.
¿Y
qué ocurre con esto?
Les
has reducido la infancia a la mínima expresión. Una amiga me decía que su hija
de 9 años que no tiene móvil le confesó que había tenido que mentir porque sus
amigas estaban hablando de youtubers que ella no conocía y tuvo que decir que
ella también los seguía. Luego otro niño le preguntó si veía porno. “¿Qué es
porno?”, le dijo, y el niño se lo explicó. Y esto con solo 9 años.
¿Cómo
afecta a los niños que les robemos este tiempo?
Desarrollan
menos habilidades intelectuales, claramente, y menos capacidades sociales. Hoy
la sociedad es muy pobre. No tienen imaginación. Lo comprobé con la
-televisión. Hice un ensayo con varios matrimonios amigos. Los sábados los
niños se despertaban muy pronto e hicimos la prueba: tres sábados seguidos les
dejamos ver la tele mientras los padres seguíamos durmiendo. Y tres sábados
seguidos nos despertábamos con ellos y no les dejábamos verla. ¿Qué
conclusiones sacamos? Cuando no podían ver la tele el resto del día el juego
era más imaginativo y rico, y eran más obedientes. Cuando la veían reproducían
lo que habían visto y eran más desobedientes. Y eso con la tele. Ahora las
pantallas están destrozando la conducta.
“Si
educas a un niño en que no se frustre, acabarás creando un monstruo”.
¿Cómo
serán estos niños que han crecido “empantallados” en el futuro?
Ya
lo estamos viendo: no tienen capacidad de frustración porque la recompensa que
reciben siempre es inmediata. No logran aguantar.
¿En qué momento caló la idea de que es bueno regalar un móvil a un niño?
Por
la idea de progreso. Quieren darle a su hijo lo mejor, pero tener “lo último”
no necesariamente es lo adecuado, pero eso ni se lo plantean. ¿Por qué no se da
un coche a un niño? La ley no lo permite, si lo permitiera se haría…
A
nivel cerebral, ¿qué ocurre con la sobreexposición de pantallas?
Se
crean unas redes neuronales de altos niveles de dopamina, de excitación. Si se
acostumbran a esos niveles, luego les cuesta vivir sin ellos. ¿Transforma el
cerebro? Sí. Esto es reversible solo si nos sometemos a unos límites estables
de consumo.
En
algunos países se están intentando limitar las pantallas en los colegios porque
son “como la cocaína”…
No
pueden ponerse al mismo nivel. La droga dura no tiene un uso beneficioso. Una
pantalla bien usada también tiene que defenderse. Lo que es malo es el abuso y
lo que es difícil es controlar el uso. Pero no hay que tener miedo a nadar a
contracorriente.
Publicado
por LaFamilia.info (original de Revista Misión)
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