Para Vivir Mejor | Rafael Salomón/VN
Ver crecer a quien tanto queremos
Cuando
amamos demasiado llegamos a algo que se le conoce como la sobreprotección.
Protegemos a quienes amamos y esa es una actitud muy normal ya que están
involucrados nuestros afectos, amor y todas las emociones hacia esa o esas
personas, pero hay una lÃnea muy delgada entre el amor sincero y verdadero
a la sobreprotección.
Uno
es el amor incondicional donde la atención y el cuidado están presentes y
en el otro, hay una exageración, una preocupación extrema que impide el
crecimiento de la persona en todos los aspectos de su vida. Protegernos es
sinónimo de amor y de entrega, quienes somos padres de familia lo entendemos
desde el momento en que vemos a nuestros hijos tan pequeños y vulnerables, es
un compromiso de vida.
Acto
maravilloso de interés sincero y sobre todo permitir que el crecimiento sea el
objetivo para que esa persona alcance su madurez. Es importante mencionar que
esta responsabilidad debe ser cuidada y debemos estar atentos a que no sea
exacerbada, de lo contrario, se convertirá en una sobreprotección con la
que será muy difÃcil vivir, y tanto por el protector como por el protegido.
Amar
con cuidado
Amar
con cuidado, con respeto es a lo que debemos aspirar, respetando la
individualidad y personalidad de cada una de las personas que queremos, les
llegamos a ver frágiles, vulnerables, con necesidades especiales, debemos
comprender una palabra ante esta cascada de emociones y es: Confianza.
Debemos
confiar en la protección, en el potencial de quienes queremos, estar
conscientes que poco a poco les van a crecer alas y hablar de esto es la
maduración con la que cada individuo estamos destinados a alcanzar en
nuestras vidas. Habrá alguien que diga: –Pero no lo ves es una persona tan
dependiente–.
No,
de ninguna manera debemos sobreprotegerlo, es una persona que tiene su
individualidad y que le están creciendo alas, nos duele, nos da la
impresión de que estamos omitiendo nuestra responsabilidad como protectores y
ese es un gran error.
En
el debido momento soltar
Tal
vez ha llegado el momento de ver crecer a quien tanto queremos, aprender a
madurar también es soltar, si damos confianza en la protección también
estaremos madurando como personas, los cuidados y la atención nunca se deben
descuidar, de lo contrario, estarÃamos siendo desobligados como personas y como
alguien que se define amar a los suyos.
No
cometamos el error de cuidar y abrazar tan fuerte a los que amamos, que
llegamos a hacerles daño. Ejercitemos en la justa medida la confianza y
pongámosla en el centro de la balanza, comprendiendo la individualidad de las
personas. Cabe mencionar que, quienes son sobreprotectores también son
demasiado restrictivos, siempre hay un “no” para todo y se da en padres
primerizos y quienes tienen hijos con alguna discapacidad.
La
finalidad en ambos casos obedece a la ansiedad de crear el entorno ideal para
su hijo, es protegerlo ya que muchas veces es visto como una amenaza, la
sobreprotección es ver al hijo siempre como pequeño sin tomar en cuenta su
edad cronológica. El arte de amar está en respetar, cuidar y en el debido
momento soltar.
“Anden
como libres, pero no usen la libertad como pretexto para la maldad, sino
empléenla como siervos de Dios”. 1 Pedro 2, 16
Publicado
por Vida Nueva
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