Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín
Fiesta
al Divino niño Jesús
“Jesús
en ti confío”
La capilla Divino Niño de la comunidad de los García, de la
Parroquia San José, tuvo sus fiestas patronales recientemente y para ello se
realizó un triduo que culminó con una gran solemnidad presidida por nuestro Párroco
Padre Edvaldo Da Rocha.
Es ya una costumbre que cada 20 de julio, la capilla prepare
esta hermosa celebración para recordar
la infancia de nuestro Señor Jesucristo y para dar gracias por los milagros y
los dones recibidos durante el año. Antes esta fiesta no tenía tanto apoyo,
hoy se ha convertido en una de las fiestas principales de la Parroquia San
José.
Nos cuenta su ministro José Francisco Beltrán, que le
pusieron ese nombre a la capilla, ya que el párroco de ese entonces, Roberto Solano, era devoto del Divino Niño
y, no tenía ninguna capilla que llevase como patrono al Divino niño.
El Padre Dorian quien presidio la eucaristía del primer día,
comenzó, diciendo a todos, que ese día, se daba inicio al triduo en honor al Divino
Niño Jesús, una fiesta muy importante para nuestra Iglesia Católica, la cual tiene
su advocación en esa capilla, donde el niño Dios estaba intercediendo por cada
uno de nosotros, y cada uno está llamado a ser niño, tal como nos lo recuerda siempre
el evangelio, el Reino de los cielos es
para los que son como niños, un niño humilde, obediente que no guarda rencor.
El sacerdote Antonio Méndez, quien presidió la eucaristía
del segundo día, hizo una pregunta muy importante para los asistentes:
¿Por qué celebrar
la fiesta del Divino niño, si ya el niño ha crecido? Él
nos cuenta que, en la eternidad, están
todas las etapas de Jesús. Allí, lo veremos niño, adolescente y adulto. Nos
relataba algo impresionante y es que, nosotros celebramos a Jesús Crucificado
el viernes santo, así como también el domingo celebramos la resurrección de
Jesús. Jesús a temprana edad quiso darnos una enseñanza.
Nos relata un poco de historia cuando el niño Jesús, se le
aparece a San Antonio de Padua, él lo cargaba y dialogaba con Jesús cargado.
Hablaban de tú a tú y se comunicaban grandes cosas.
Cuenta la historia, que uno de los primeros devotos al Divino
Niño fue San Francisco de Asís para
el 1200, ya que él quiso recrear para Navidad un pesebre parecido al de Belén.
Sin embargo, los que contribuyeron a su devoción fueron
Santa Teresa de Jesús y San Juan de la Cruz. Ellos tenían un gran amor al Divino Niño y gracias a ellos, hoy día
millones de creyentes han pedido favores a Dios por los méritos de la infancia
de Jesús y han obtenido maravillas.
El Padre
Edvaldo Da
Rocha, en el último día del triduo, nos habló de la importancia de vivir en
familia, como vivió el niño Jesús con José y María y como siendo niño sintió el llamado de Dios. Notaba como en comunidad, socorrían a los más
necesitados. También enfatizó, la importancia de que los niños asistan a los
templos.
Algo que nos encantó de este triduo es que, se dio
participación a los niños de la capilla. Al finalizar este triduo se concluyó
con la entrega de juguetes, una animación de parte de Favio Castillo y un delicioso brindis. Esta actividad recibió el
apoyo del ayuntamiento y las vías políticas de la comunidad.
Al concluir cada celebración del triduo, se recitaba esta oración
con toda la feligresía presente:
Divino Niño Jesús, dueño de mi corazón y mi vida.
Mi tierno y adorado niño, llego hasta a
ti lleno de esperanza, llego a ti suplicando
tu misericordia,
Quiero pedirte los abundantes bienes
que derramas sobre tus fieles devotos, los
que tus bracitos abiertos reparten con amor y generosidad.
¡Oh niño amado!, bendito salvador,
quédate siempre conmigo para separarme del mal y hacerme semejante a ti, haciendo que crezca en sabiduría y gracia
delante de Dios y de los hombres.
¡Oh dulce y pequeño niño Jesús!, yo te
amaré siempre con toda mi alma, Divino Niño
Jesús, bendícenos.
Divino Niño Jesús, escúchanos,
Divino Niño Jesús ayúdanos. Amén.
Desde hace muchos años, tengo conmigo una estampita del Divino
Niño, ya que su ternura y su paz, me envuelven. Cuando he tenido situaciones
difíciles, le digo al Divino Niño, que
confío en él y que espero en su infinita misericordia y le rezo sin cesar:
¡Oh Divino Niño!, mi Dios y Señor, tú
serás el dueño de mi corazón,
Niño amable de mi vida, consuelo de los
cristianos, la gracia que necesito pongo
en tus benditas manos. Tú, que sabes mis pesares, pues todos te los confío,
da la paz a los turbados y alivio al corazón mío…
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