Opinión | RD
“Si yo fuera un Ecónomo”
Claves para asegurar la supervivencia económica de una institución
religiosa
Ser ecónomo o administrador, de una Institución
Religiosa, a día de hoy, se asemeja a un malabarista, cuyo cometido
es lanzar de forma continua, pelotas, mazas o anillos al aire, sin que ninguno
de ellos caiga al suelo. Su tarea es mucho más seria que la de entretener al
público, puesto que, de él, depende la supervivencia económica de la
institución y en muchos casos la de miembros dependientes, religiosos.
La realidad es que asumen muchas tareas de diferente índole que les obliga a
tener conocimiento en muchas áreas, como financieras, jurídicas (derecho civil,
canónico, fiscal, laboral…), sobre activos reales y un largo etc. Es por ello,
que resulte muy común que se contraten los servicios de externos o bien tengan
en nómina algún laico especialista en algunas de las materias que les ataña.
Se entiende que la formación puede ser una vía para
atajar parte del problema y así lo hace mención Economía al Servicio de la
misión del carisma y de la misión “La creciente complejidad en la
administración de los bienes ha ido acentuando la tendencia a eximirse de la
propia responsabilidad y asignar o delegar estos temas solamente a algunos o
incluso a una sola persona y esto ha ido engendrando desinterés por la economía
dentro de las comunidades; ha favorecido la pérdida de contacto con los costos
de la vida y los cansancios que la gestión supone induciendo al riesgo de una
dicotomía entre economía y misión”.
En cualquier caso, es imposible que una
sola persona sea un experto en todas las materias y lo que es más
complicado, que tenga tiempo para atender en profundidad las distintas
cuestiones, y por tanto, es necesario contratar los servicios de profesionales,
como despachos de abogados o asesores financieros.
Ahora bien, la pregunta es:
¿Qué perfil
profesional para quien que acompaña a un ecónomo?
Psicológicamente, nuestra primera reacción es la de
buscar a expertos en las materias, que nos generen confianza, bien por
recomendación, bien por amistad o por consanguineidad. Tomar decisiones en base
a la CONFIANZA, puede no ser la opción mas adecuada y no sería la primera vez
que dejar en manos de un experto, sin contrastar su valía u honorabilidad,
acaba en fraudes, trabajos pobres, altos costes…
La misión como ecónomo es la de profesionalizar al
máximo la gestión económica de las institución y por tanto, se debería buscar a
profesionales que cumplan los siguientes requisitos; primero, que tengan
un conocimiento de las peculiaridades de las Instituciones Religiosas,
así lo recoge Economía al Servicio del Carisma y de la Misión, “La
complejidad cada vez mayor de las situaciones económico – administrativas, se
traduce a menudo, en el recurso indispensable a la colaboración con
profesionales externos. En la elección debe darse prioridad a aquellas personas
conscientes de las peculiaridades de los institutos y que sean expertos en el
ámbito de intervención específico, evitando recurrir indistintamente a un solo
profesional…” y en segundo lugar, y quizá mas importante es que
cumplan la misión bajo el principio de independencia y evitando el conflicto de
interés, tan presente en el sector financiero.
Este segundo punto, y centrándonos en la gestión de
los activos financieros, creo que se requiere de un análisis más profundo y es
aquí, donde nos queremos detener, para detectar cual es el modelo más adecuado
para una institución, que garantice diversificación en profesionales (entidades
financieras, EAF, EAFI) y figura de control de los profesionales evitando el
conflicto de interés.
Antes de nada, conviene repasar que dice la
directiva MIFID en como diferenciar entre asesoramiento independiente y
asesoramiento no independiente. Dicha directiva establece unos requisitos muy
claros y exigentes para las entidades financieras que quieran prestar
asesoramiento con carácter independiente.
Estamos
ante Asesoramiento Independiente siempre que se cumplan todos los requisitos
siguientes:
·
Firmar un contrato de asesoramiento independiente.
·
Tener un gestor que solo presta asesoramiento
independiente.
·
Únicamente se paga una comisión (cobro explícito)
por el servicio de asesoramiento.
1.
El cliente tendrá acceso a clases de fondos de
inversión, estructurados e inversiones alternativas que no tienen comisiones o
incentivos por su comercialización (clases limpias).
2.
En caso de no poder invertir en clase limpia, se
devolverá al cliente la comisión de distribución.
·
En el proceso de construcción de carteras que debe
intentar proporcionar la mejor alternativa en términos de rentabilidad y coste,
teniendo en cuenta que los instrumentos en los que se invierte están sujetos a
fluctuaciones de mercado, con el consiguiente riesgo de pérdida de capital.
·
La entidad que te presta el servicio no puede
conservar ninguna contraprestación de los proveedores de los productos y
servicios.
·
Deben existir controles para que no se favorezca el
producto propio.
Estamos
ante Asesoramiento no Independiente si se da ALGUNA de las siguientes
circunstancias:
·
No se ha firmado un contrato de asesoramiento
independiente.
·
El gestor presta asesoramiento no independiente.
·
No existe un cobro explícito o comisión por el
servicio de asesoramiento.
·
En caso de tener cobro explícito por el servicio de
asesoramiento.
1.
No aseguran el acceso a clases limpias.
2.
No te devuelven íntegramente la comisión de
distribución (incentivos por su comercialización) cuando no se invierte en
clases limpias o clases sin distribución que serán siempre más baratas que
aquellas que tienen incentivos por comercialización.
·
En el proceso de construcción de carteras te
asegura la mejor alternativa en términos de rentabilidad y coste, dentro del
universo de producto asesorado, pudiendo existir mejores alternativas fuera de
él.
·
La entidad que presta el servicio puede conservar
las contraprestaciones de los proveedores de productos y servicios (siempre que
justifique un aumento en la calidad del servicio). Deben existir controles para
que no se favorezca el producto propio.
·
Además de los puntos anteriores, según el modelo
adoptado por la entidad que presta el asesoramiento, podrían no existir
limitaciones sobre el producto propio.
La mejor manera de identificar si estoy antes Asesoramiento
Independiente o No independiente, es revisando el contrato de
asesoramiento. Claramente debe venir indicado.
Una vez definido que es Asesoramiento independiente
o asesoramiento no independiente, según la Directiva MIFID, conviene resaltar
que todo ente financiero en asesoramiento, banco, agencia de valores, sociedad
de valores, Entidad de asesoramiento financiero (EAF), Entidad de asesoramiento
financiero Independiente (EAFI), deberá declararse como empresa de servicios de
asesoramiento independiente o No Independiente.
Ya hemos catalogado a las entidades financieras que
ofrecen servicios de asesoramiento financiero. Ahora toca hablar del principio
de diversificación. Es muy común decir que no se ha de poner todos los huevos
en la misma cesta y eso implica realizar una diversificación desde tres puntos
de vista.
Diversificación
Diversificación por tipo de activos,
activos monetarios, renta fija, renta variable, activos alternativos. Con dicha
diversificación buscamos establecer el perfil de riesgo que debería venir
marcado por hacer una buena planificación financiera, creando diversas carteras
en función de los objetivos de corto, medio y largo plazo. Además, dicha
planificación podría ayudar a identificar que parte de los activos mobiliarios
e inmobiliarios son patrimonio estable.
En segundo lugar; Diversificación por
entidad depositaria, entendiendo que la depositaria de dichos activos,
deberían estar en distintas entidades financieras para reducir el riesgo de una
posible quiebra del depositario.
Por último, la Diversificación por mandatos
de gestión. Este punto es muy relevante y es muy fácil confundirlo con el
segundo. Por ello, se ha de tener claro que depositar los activos en una
entidad, no significa que existan mandatos de gestión independientes. Es típico
encontrar que un asesor externo (EAF o EAFI), tenga un mandato de gestionar el
patrimonio total de la institución, así como la de reducir los costes de dicha
gestión, diversificando el patrimonio en diferentes entidades financieras,
siendo el gestor o equipo gestor de la EAF / EAFI, quien da las instrucciones
de compra y venta de activos (RTO, recepción y transmisión de órdenes),
existiendo una única estrategia y concentrando el riesgo en la decisión de una
persona o de un solo equipo gestor. En el fondo es como si se
concentrase el patrimonio en una sola entidad.
Para evitar que todos los bancos, EAF, EAFI sean
interlocutores directos con el ecónomo, independientemente de si ofrecen
Asesoramiento Independiente o No Independiente, y poder ordenar bien la
estrategia del monto total, se debería introducir una figura que no suele ser
muy habitual en las instituciones religiosas. Se trata de un
profesional de Consultoría. Dicha figura debería cumplir los siguientes
requisitos.
·
1) Consultor especialista en IIRR que ejerza
una labor de control sobre los diferentes gestores de las
distintas entidades financieras incluidos los EAF y EAFI.
·
2) Realizar una labor de consultoría.
Su cometido es la de realizar una planificación financiera o estratégica de la
Institución, que ayude a determinar el perfil de riesgo y política de
inversiones adecuado, en base a los objetivos de corto medio y largo plazo,
siguiendo las recomendaciones de Economía al Servicio del Carisma y de la
misión. “Muchas de las Instituciones no llegan a ver la luz porque no
están sustentadas por un proyecto o una Planificación Financiera” “Por tanto
para asegurar el uso eficaz de los recursos disponibles, se debe recurrir a
instrumentos adecuados de definición de objetivos a medio y largo plazo
(Planificación Estratégica), programación económica – financiera (presupuesto)
y evaluación continua del cumplimiento (control y gestión)”. Por otro
lado, se encargará de supervisar los resultados de las diferentes carteras
delegadas y el control de costes. En definitiva, parece razonable separar las
funciones de control de las de gestión. Que la misma entidad (EAF,
EAFI, entidad bancaria, supervise y gestione, podría suponer un conflicto de
interés, incluso, lejos de diversificar se concentren las decisiones en un solo
gestor o equipo de gestión.
·
3) Realizar las labores de reporting.
Es decir, concentrar en un solo informe todas las posiciones consolidadas.
·
4) Asistir regularmente al Consejo de
Asuntos Económicos para reportar los resultados y proponer cambios de
entidades o estrategias si los resultados no están siendo los deseados o bien
se necesita realizar un cambio en la política de inversiones como consecuencia
de cambios relevantes en los objetivos de corto, medio o largo plazo.
·
5) Dar apoyo, si las instituciones lo requieren, en
la búsqueda de otros profesionales, gestión inmobiliaria o despachos de
abogados.
En resumen y tras haber analizado las labores de
los distintos profesionales, si yo fuera ecónomo, buscaría una figura exenta de
conflictos de interés que separase la Estrategia y Control, de la gestión. De
esta forma cumplo plenamente con la diversificación que se me exige, me apoya
como ecónomo a la difícil tarea de la gestión de patrimonio mobiliario e
inmobiliario, busco reducir costes y profesionalizo la gestión de mi
institución, evitando riesgos y fraudes.
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