Evangelización | Carlos Pérez Laporta
Jueves de la 32ª
semana del tiempo ordinario / Lucas, 17, 20-25
Evangelio: Lucas, 17, 20-25
En aquel
tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:
«¿Cuándo va a
llegar el reino de Dios?». Él les contesto:
«El reino de
Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí “o “Está
allí”, porque,
mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros». Dijo a sus discípulos:
«Vendrán días
en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.
Entonces se os
dirá: “Está aquí “o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el
fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo
del hombre en su día. Pero primero es necesario que padezca mucho y sea
reprobado por esta generación».
Comentario
Jesús no ha
dejado de anunciar el Reino desde el principio de su predicación. El Reinado de
Dios es que Dios gobierne sobre toda la realidad. Pero, ¿es que no lo hace ya?
¿Acaso no sostiene Él toda la realidad? ¿Acaso no tiene Él en su mano el curso
de la historia? A veces puede parecernos lo contrario, porque vivimos momentos
de oscuridad o de dolor, en los que parezca la historia un sinsentido. Porque
realmente hay situaciones que Dios no provoca, porque objetivamente son malas.
Pero eso no significa que Dios no pueda reconducirlo todo, porque tiene poder
regio sobre toda la realidad.
Luego, el
problema no es su reinado, sino la visión de ese reinado: en los momentos de
oscuridad querríamos ver la acción de Dios, para poder esperar en paz la
realización de sus planes.
Estos fariseos
viven en ese momento, y por eso dicen a Jesús: «¿Cuándo va a llegar el reino de
Dios?». Para ellos hay un abismo entre la situación actual y la victoria de
Dios.
No así para
Jesús. Es obvio que todavía no ha llegado el momento de Reinado en que todo
quede sometido bajo sus pies. Pero eso, no quita para que ya pueda verse el
poder con el que Dios está reconduciendo la historia: «el reino de Dios está en
medio de vosotros». El Reino de Dios, su poder, es Cristo mismo. Por ello, todo
depende de ver o no ver a Cristo: «Vendrán días en que desearéis ver un solo
día del Hijo del hombre, y no lo veréis». Cristo presente, su poder de
salvación, es el reino visible De Dios; Él mismo en persona: «La fe no es solamente
un tender de la persona hacia lo que ha de venir, y que está todavía totalmente
ausente; la fe nos da algo. Nos da ya ahora algo de la realidad esperada, y
esta realidad presente constituye para nosotros una “prueba” de lo que aún no
se ve. Ésta atrae al futuro dentro del presente, de modo que el futuro ya no es
el puro “todavía no”». (Benedicto XVI, Spe salvi, §7).
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