Evangelización | Carlos Pérez Laporta
Los que lo tocaban se curaban
Lunes de la 5ª semana del tiempo ordinario /
Marcos 6, 53-56
Evangelio: Marcos 6, 53-56
En aquel tiempo, terminada la
travesÃa, Jesús y sus discÃpulos llegaron a Genesaret y atracaron.
Apenas desembarcados, lo
reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la
gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas.
En los pueblos, ciudades o aldeas
donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase
tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.
Comentario
Todos los enfermos corren a ver a
Jesús. Quieren verle, «tocar al menos la orla de su manto». Creen que quedarán
sanos. Quieren recuperar la salud para volver a su vida. Quieren vida. La
enfermedad y la muerte son los enemigos de la vida. Esa enemistad ahoga sus
esperanzas, y llena el dÃa a dÃa de agotamiento y angustia.
Y han oÃdo que Jesús tiene poder
para vencer la enfermedad. Que en Él la vida tiene tal potencia que basta con
tocarle. Todo lo que Jesús toca se llena de vida. Todo en Él transmite
vitalidad nueva. Su palabra, su contacto, su mirada. Por eso, «cuando se
enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos».
Cierto, su vida vence la
enfermedad. ¿Y la muerte? Aquellos que son curados hoy mañana volverán a
enfermar y algún dÃa morirán. ¿De qué sirven estas curaciones provisionales a
estos enfermos? ¿De qué le sirven al resto de enfermos? ¿Y a nosotros que hoy
no somos curados? Nos sirve para conocer que con Jesús la «enfermedad no es de
muerte» (Jn 11,4). Ni siquiera cuando produce la muerte. Si Cristo es esa
fuente de vida, si Cristo es la Vida misma, nada ni nadie podrá separarnos de
su amor.
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