La Familia | LFI
Cómo
fomentar la fortaleza y la templanza en la familia
Cuando se evita que los hijos realicen esfuerzos
que supongan sacrificio, los chicos no aprenden más que a recibir e
ignoran el valor de luchar por algo que se desea.
De esta forma se están criando niños carentes de
fortaleza y a quienes les costará aceptar las contrariedades que se les
presente en su vida de jóvenes y adultos. Para educar en la fortaleza
y la templanza, habrá que exigirle a los hijos esfuerzos desde
pequeños.
Quejarse y permitir que los hijos se quejen es
una costumbre acentuada de nuestra época. La fortaleza supone aceptar
lo que nos ocurre, no pasivamente, sino con deseos de sacar algo bueno de las
situaciones dolorosas.
¿Cuándo sabemos si una persona practica las
virtudes de la templanza y la fortaleza? En primer lugar, cuando resiste las
influencias perjudiciales así parezcan atractivas y soporta las molestias que
encuentra en el camino.
Sin embargo, la fortaleza no se da gratuitamente.
Hay que irla formando, día a día. Es un trabajo en el que se dominan pequeñas
cosas que exigen un esfuerzo, tales como levantarse a la hora determinada sin
hacer pereza, privarse de algún capricho, ser paciente con los hijos,
sacrificarse para dar gusto a una persona, no dejar las cosas fuera de lugar…
Estas son algunas ideas que
ayudarán a fomentar la fortaleza y la templanza en los hijos:
1. Cuando aparezca un dolor o
pequeñas enfermedades, no obsesionarse con que desaparezcan inmediatamente y
enseñarles a ser fuertes y no quejarse más de la cuenta.
2. Animarles desde pequeños a que
ofrezcan sacrificios, aprovechando las oportunidades que se presentan
normalmente.
3. Enseñarles a vivir con
alegría las contrariedades.
4. Exigir constancia y
calidad en el trabajo y en las horas de estudio. No
fomentes la “ley del menor esfuerzo”.
5. Impulsarles a que realicen actividades
deportivas que les exijan disciplina y constancia.
6. Hacer excursiones en
familia que les ayuden a ser más fuertes, como por ejemplo acampar, ir de
pesca, caminatas a las montañas, etc.
7. Dar importancia a la
lucha para vencer los defectos de carácter.
8. Como padre no te quejes, ni ante sus
amigos más íntimos, de los trabajos, molestias y demás inconvenientes que
acarrean los hijos, pequeños, medianos y mayores.
9. Programar menús en los
que entren cosas que gustan menos o no gustan, para ir acostumbrándoles a que
no siempre se come lo preferido.
10. Enseñar a que no desprecien la
comida. Insistir racionalmente.
11. Que aprendan a no dar
importancia a una situación de escasez, incomodidad,
etc.
12. Explicar siempre el porqué de la
reciedumbre y cómo hay que hacer cosas concretas para adquirirla.
13. No ceder ante todo lo que
los chicos piden. Limitar regalos para
ocasiones especiales.
14. Si hay varios hermanos, que se
acostumbren a «heredar» la ropa y juguetes.
15. Evitar que la moda les
esclavice. A veces, cuando son pequeños y no tienen capacidad
de elegir, son los padres los que se «proyectan» en los hijos para ir a la
«última».
16. Que se ocupen del cuidado
material de su ropa. Doblarla, guardarla, prepararla para
el día siguiente, etc.
17. Que se enteren del precio que
tiene la ropa que se les compra. Que se den cuenta de que, aunque nos gusta más
una cosa que otra, es necesario a veces elegir la más económica.
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