Diálogo Interreligioso | VN
Cristianos y budistas están
llamados a trabajar juntos por la paz
El Dicasterio
para el Diálogo Interreligioso envía un mensaje a los budistas en ocasión del
Vesak, tiempo sagrado que conmemora el nacimiento, la iluminación y la partida
de Buda, resaltando la tarea de redescubrir y atesorar la reconciliación y
resiliencia en las respectivas tradiciones religiosas, dando a conocer mejor
las figuras espirituales que los encarnaron.
La
responsabilidad común como cristianos y budistas de promover la paz, la
reconciliación y la resiliencia es el punto central del mensaje enviado por el Dicasterio
para el Diálogo Interreligioso a los budistas con motivo de la conmemoración
del Vesak, tiempo sagrado que celebra el nacimiento, la iluminación y la
partida de Buda.
Retomando el
llamamiento del Papa Pablo VI en su discurso ante las Naciones Unidas el 4 de
octubre de 1965, suplicando "Nunca más la guerra", el Dicasterio
enfatiza que "ha tenido eco en numerosas reuniones interreligiosas
celebradas en los últimos años para condenar la destrucción causada por las guerras
en todo el mundo". Se trata de un tema abordado en varias ocasiones, pero
puntualizan que "la continua escalada de conflictos en todo el mundo exige
una atención renovada a la cuestión crítica de la paz y una reflexión más
profunda sobre nuestro papel en la superación de los obstáculos que se oponen a
su crecimiento".
"Además,
prosiguen, de nuestras oraciones y esperanzas constantes, la situación actual
exige de nosotros esfuerzos enérgicos. Para desempeñar nuestro papel en el fin
del odio y el deseo de venganza que conducen a la guerra, y en la curación de
las heridas que la guerra ha infligido a la humanidad y a la tierra, nuestra
casa común, debemos reforzar nuestro compromiso de trabajar por la
reconciliación y la resiliencia".
"Si no se
tratan adecuadamente las causas profundas del conflicto y la violencia,
escriben, el amanecer de una paz duradera es una ilusión, ya que no puede haber
paz y reconciliación sin equidad y justicia en la vida política, económica y
cultural".
En la carta,
recuerdan que "las nobles enseñanzas de nuestras respectivas tradiciones y
las vidas ejemplares vividas por aquellos a quienes rendimos culto dan
testimonio de los abundantes beneficios de la reconciliación y la
resiliencia".
"Cuando
se busca el perdón y se sanan las relaciones rotas, los que se habían
distanciado se reconcilian y se restablece la armonía".
Como se enseña
en los rituales y cultos de ambas tradiciones religiosas, "la reconciliación
y la resiliencia son, por tanto, correctivos necesarios frente a una cultura de
violencia que a menudo se justifica como respuesta lamentable pero necesaria a
acciones militares o terroristas agresivas".
"La
reconciliación y la resiliencia nos permiten perdonar y pedir perdón, amar y
estar en paz con nosotros mismos y con los demás, incluidos aquellos que nos
han hecho daño".
Para concluir,
el mensaje nos invita a todos a "redescubrir y atesorar estos valores en
nuestras respectivas tradiciones, a dar a conocer mejor las figuras
espirituales que los han encarnado y a caminar juntos por la paz",
recordando una vez más cómo la reconciliación y la resiliencia nos permiten
perdonar y pedir perdón, amar y estar en paz con nosotros mismos y con los demás,
incluidos aquellos que nos han hecho daño. A este respecto, recordamos la
sabiduría de Buda de que "en este mundo el odio nunca se aplaca con odio,
sino con bondad amorosa", y las palabras de San Pablo que, haciéndose eco
de la llamada de Jesús al perdón sin límites, instó a los cristianos a abrazar
el ministerio de la reconciliación. Incluso el Papa Francisco, en la
Encíclica Fratelli tutti, nos asegura que "la
reconciliación reparadora nos resucitará, y nos hará perder el miedo a nosotros
mismos y a los demás".
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