Fe y Vida | Adriana Masotti
Lleven el Evangelio en el
bolsillo, leerlo es importante
En la
audiencia, el Papa prosiguió su catequesis sobre el EspÃritu Santo, inspirador
de la Sagrada Escritura y fuente de inspiración para toda persona. La
indicación a los sacerdotes: las homilÃas deben ser breves, «no más de 8
minutos» y ayudar a «transferir la Palabra de Dios del libro a la vida».
Tras reflexionar sobre la obra del
EspÃritu Santo en la creación, tema de la catequesis de la semana pasada,
durante la audiencia general de hoy, celebrada en la Plaza de San Pedro, el
Santo Padre se refirió a la presencia del EspÃritu en la «revelación», de la
que la Sagrada Escritura es el «testigo autorizado».
Si la tercera persona de la
Trinidad inspiró la Biblia, es el EspÃritu quien la hace siempre viva, mientras
que a la Iglesia se le confÃa la tarea de interpretarla correctamente. La
lectura – (2 Pe 1, 20-21) propedéutica a las palabras del Papa
– reza:
Sepan esto
primero: ningún escrito profético debe estar sujeto a explicación privada,
porque ninguna profecÃa surgió jamás de la voluntad humana, sino que, movidos
por el EspÃritu Santo, algunos hombres hablaron de parte de Dios.
El EspÃritu Santo inspiró la Sagrada Escritura
Hay muchos pasajes del Nuevo
Testamento que afirman la inspiración divina de los textos bÃblicos. Francisco
citó a San Pablo, quien escribió: «Toda la Escritura está inspirada por Dios».
Se trata – subrayó el Papa –de un artÃculo de fe que repetimos en el Credo y
añadió textualmente:
“El EspÃritu
Santo, que inspiró las Escrituras, es también quien las explica y las hace
eternamente vivas y activas. Él las hace inspiradoras. ‘Las Sagradas Escrituras
inspiradas por Dios – dice el Concilio Vaticano II – y escritas una vez para
siempre, comunican inmutablemente la palabra de Dios mismo’”
Palabras que se iluminan improvisamente
Al igual que Jesús resucitado habÃa
abierto la mente de sus discÃpulos para que comprendieran las Escrituras, el
EspÃritu Santo sigue haciéndolo en la Iglesia. Es algo que cada uno de nosotros
puede haber experimentado.
“Puede
suceder, en efecto, que un determinado pasaje de la Escritura, que hemos leÃdo
tantas veces sin ninguna emoción particular, un dÃa lo leamos en un clima de fe
y oración, y entonces ese texto improvisamente se ilumine, nos hable, arroje
luz sobre un problema que estamos viviendo, nos aclare la voluntad de Dios para
nosotros en una determinada situación”
La Iglesia «soporte de la verdad» gracias al EspÃritu
Este es un efecto del EspÃritu
Santo, afirmó Francisco. «Las palabras de la Escritura, bajo la acción del
EspÃritu, se vuelven luminosas», la palabra de Dios aparece «viva, eficaz y más
cortante que cualquier espada de dos filos», como atestigua la Carta a los
Hebreos. La Iglesia – agregó el Papa – se nutre de la lectura de la Escritura
hecha bajo la guÃa del EspÃritu Santo.
“La Iglesia,
Esposa de Cristo, es la intérprete autorizada del texto inspirado de la
Escritura, la Iglesia es la mediadora de su anuncio auténtico. Como la Iglesia
está dotada del EspÃritu Santo y, por tanto, es inspiradora, es ‘columna y
apoyo de la verdad’. ¿Por qué? Porque es inspirada, sostenida por el EspÃritu
Santo. Y la tarea de la Iglesia es ayudar a los fieles y a los buscadores de la
verdad a interpretar correctamente los textos bÃblicos”
Dedicar cada dÃa un tiempo para leer el Evangelio
Por ello, Francisco subrayó la
importancia de dedicar un momento del dÃa a la lectura personal de la Biblia, a
meditar un pasaje, a escuchar la Palabra.
“Y por eso les
recomiendo: tengan siempre un Evangelio de bolsillo y llévenlo en el bolso, en
los bolsillos... Asà cuando estén de viaje o cuando tengan un poco de tiempo
libre leen algo. Eso es muy importante para la vida. Lleven un Evangelio de
bolsillo y durante el dÃa léanlo una vez, dos veces, cuando puedan”
Que la homilÃa de la Misa sea breve
Pero «la lectura espiritual de la
Escritura por excelencia – añadió el Papa – es la lectura comunitaria» que se
hace en particular en la Misa. La homilÃa debe ayudar a traducir la Palabra de
Dios en la vida de los creyentes. Pero, dijo, debe ser breve:
“La homilÃa no
debe durar más de ocho minutos, porque después de ese tiempo se pierde la
atención y la gente se duerme, y tiene razón. Una homilÃa debe ser asÃ. Y esto
es lo que quiero decir a los sacerdotes, que hablan tanto, tantas veces, y no
se entiende de qué hablan. Una homilÃa corta: un pensamiento, un sentimiento y
una ‘cosa’ de acción”
Una carta de amor de Dios a su criatura
Francisco propuso un último aspecto
que puede ayudar a amar la Palabra: hay una nota de fondo – observó – que
acompaña toda la Biblia y es «el amor de Dios». Y recordó la definición de la
Escritura dada por San Gregorio Magno: «Una carta de Dios Omnipotente a su
criatura», añadiendo «como una carta del Esposo a su esposa». Que el EspÃritu
Santo, concluyó el Papa, «nos ayude a captar este amor de Dios en las
situaciones concretas de la vida».
Vaticannews.vanull
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