Testigos de la Fe | Alcedo A. Ramírez
Santo Tomás
Moro y su utopía
En la tradición
de la Iglesia Católica ha sido costumbre recurrir a los ejemplos de vida de los
Santos, para que nos sirvan de modelos para el diario vivir y las demás
actitudes, comportamientos y virtudes que debemos exhibir y observar todos los
Cristianos, como nos lo recuerda también la oración del Credo, cuando nos habla
de la Comunión de los Santos. Tal es el
caso de Santo Tomás Moro, cuya fiesta celebramos recién el 22 de junio, quien es
el Patrón de los Gobernantes y de los Políticos.
Santo Tomás
Moro fue un destacado abogado, político, padre de familia y cristiano
practicante quien supo utilizar las oportunidades y facilidades de la vida
diaria para ejercer activamente su fe católica y convertirse así en un Santo de
Dios. Como reconocimiento a sus grandes cualidades humanas y personales, un
grupo de importantes políticos de todos lados elevaron una solicitud al Papa
Juan Pablo II para que el Canciller de Inglaterra, en el Reinado de Enrique
VIII, fuese declarado Patrón de los
Gobernantes y Políticos, lo cual ocurrió en el año 2000, luego de haber
sido exaltado a los altares en el 1935.
Este
personaje insigne fue un abogado muy activo y efectivo, por lo que el Rey
Enrique VIII lo nombra como Canciller de
Inglaterra, durante su Reinado, ocupando este cargo con mucha prudencia y
eficiencia, hasta llegado el momento de poner su fe católica y principios
cristianos y religiosos por encima de las pretensiones del Monarca, quien tenía
las intenciones de ser designado Rey y Jefe de la Iglesia, mediante el Acta de
Sucesión que Moro se negó firmar, lo cual resultó ser su sentencia de muerte.
Sin embargo,
la fama de Moro perdura hasta los actuales momentos por haber sido el autor de la magnífica obra "Utopía", la cual
representa un mundo ideal, no ubicado en parte alguna de la tierra, en el cual
los seres humanos y la sociedad viven un estado ideal, acorde con las enseñanzas
y los principios de la vida cristina, tal y como la concibieron los Profetas y
Padres de la Iglesia. Esta obra, que marca el inicio de una nueva variedad de
escritura, representa una crítica audaz a la sociedad de la época de Moro, en
la que predominaba la desigualdad, las injusticias, la explotación de los seres
humanos y la total irracionalidad en el comportamiento de sus miembros.
También
resultan dignas de encomio, imitación y seguimiento sus costumbres de vida sencilla, dedicada fielmente a su familia y
a sus actividades oficiales y profesionales, que le sirvieron de base y
plataforma para construir una santidad de vida aquí en la tierra, en las
labores cotidianas de su estado, lo que constituye un ejemplo eficaz para todos
los cristianos.
En
materia de política y sociedad, Moro es el paradigma de estadista, funcionario
estatal y político, ya que al ejercicio eficaz de su trabajo le puso la MORAL
como ingrediente imprescindible y permanente, al decir que la política no se puede
separar de la moral. A partir de este momento, no se puede dar cabida a las
ideas de muchos funcionarios, gobernantes y políticos que piensan que “en
política todo está permitido”, lo que abre las puertas a la corrupción y a la
falta de trasparencia en los gobiernos.
Entonces,
a manera de conclusión y recapitulación,
podemos decir que San Tomás Moro es un ejemplo que debemos conocer y seguir
todos los cristianos, funcionarios, gobernantes y políticos para aplicar en nuestras
vidas diarias, en nuestras familias, en el gobierno y en el ejercicio de
nuestras profesiones y trabajos, con el fin de hacer de nuestra sociedad una
más feliz, equitativa, justa y solidaria, en donde las personas tienen la
oportunidad de desarrollarse al máximo posible.
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