Papa Francisco | Tiziana Campisi/VN
El Papa: Lo poco que cada uno puede dar, Dios lo
transforma salvándonos
En el Ángelus, el Papa se detiene en la multiplicación
de los panes y los peces realizada por Jesús y explica que cuando reconocemos
que tenemos algo bueno que dar y lo ofrecemos, aunque "sea muy poco
comparado con las necesidades", Dios lo recibe y se hace "presente en
medio de nosotro"». Sucede también en la celebración de la Eucaristía,
dice el Pontífice, en particular cuando recibimos "el Cuerpo y la Sangre
de Cristo, fruto del don de todos transformado por el Señor en alimento para
todos".
“Ofrecer, dar gracias y compartir": son los tres
gestos que se realizan en el milagro de los panes y los peces descrito en el
Evangelio dominical, que Jesús repite en la Última Cena. El Papa se detiene en
cada una de estas acciones en el Ángelus, recordando, en primer lugar, que el
evangelista Juan “habla de un muchacho que tiene cinco panes y dos peces” y
explicando qué significa ofrecer.
Es el gesto por el que reconocemos que tenemos algo
bueno que dar, y decimos nuestro “sí”, aunque lo que tengamos sea demasiado
poco comparado con lo que se necesita. En la Misa, esto se subraya cuando el
sacerdote ofrece sobre el altar el pan y el vino, y cada uno se ofrece a sí
mismo, su propia vida.
Todo esto “puede parecer poca cosa” ante “las inmensas
necesidades de la humanidad, al igual que los cinco panes y los dos peces ante
una multitud de miles”, pero Dios hace “el milagro más grande que existe”,
explica Francisco, haciéndose “presente entre nosotros, para la salvación del
mundo”.
Dar gracias a Dios por los dones recibidos
Dar gracias, por tanto, significa reconocer “con
humildad, pero también con alegría” que lo que uno tiene es un don de Dios y
entregarle, junto con Jesús, lo que Él nos donó primero, añadiendo lo que se
pueda.
¿Qué puedo dar al Señor? ¿Qué pequeña cosa puedo
darle? El pobre amor. Dar… decir “Señor te amo”. Nosotros... pobrecillos,
nuestro amor es tan pequeño… pero darlo al Señor. El Señor lo recibe.
Comunión: crecer juntos en la caridad
El tercer gesto, finalmente, el compartir, en la Misa
“es la Comunión”, cuando juntos nos acercamos al altar para recibir el Cuerpo y
la Sangre de Cristo: fruto del don de todos transformado por el Señor en
alimento para todos.
Es un momento hermoso el de la comunión, que nos
enseña a vivir cada gesto de amor como un don de gracia, tanto para el que lo
da como para el que lo recibe.
Francisco nos invita a reflexionar sobre qué
singularidad tiene cada uno de nosotros “por la gracia de Dios” que podemos
“donar a los hermanos”, a preguntarnos si somos “protagonisdas de un bien a
donar, si estamos agradecidos “al Señor por los dones con los que continuamente
nos manifiesta su amor”, a preguntarnos si el “compartir con los demás” se vive
“como un momento de encuentro y de enriquecimiento recíproco”. De ahí la
invocación a María para que “nos ayude a vivir con fe cada Celebración Eucarística,
y a reconocer y saborear cada día los ‘milagros’ de la gracia de Dios”.
Publicado por Vatican News
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