Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín
¿Qué le preguntarías a tu padre de su infancia?
Una tarde con
nubes blancas llenas de ensueños, se me ocurrió preguntarles a mis hijos, a mis
sobrinos, hermanos y a mi madre, qué preguntarían a su padre sobre su infancia.
Por coincidencia la mayoría preguntaron, ¿Qué
hacía cuando niño para ser feliz? y en seguida inicia la conversación (con
su abuelo) mi padre vía telefónica la cual me divertía bastante:
Yo le
preguntaba, ¿cuál fue tu sueño de niño? El me responde con deseos de volver a esos
tiempos, que uno de sus sueños era salir del campo y tuvo la habilidad de salir
joven, porque tenía el deseo de superarse, de ver algo diferente y así fue.
Le realizo otra
pregunta: Si hoy volvieras a ser niño,
¿qué harías? El me responde: Yo pienso que, si volvería a ser niño, me
gustaría vivir esa vida que uno vivió de inocencia tan sana, a pesar de las
precariedades de ropa, zapatos, de la vida
restringida, me gustaba bañarme en los ríos, coger los camarones rojos y esas jaibas
grandotas.
Al comentarme
eso, fue como ir a su época de niño, verlo con sus otros amigos, en el río bajo
la lluvia.
A continuación,
sus respuestas a cada pregunta de sus nietos y sobrinos:
Su nieto Iván Josué, le realiza la pregunta ¿Abuelo, sus padres tenían dinero? Mi papá respondió: “Mi padre
tenía propiedades y producía cientos de pesos en esa época”.
Yo le pregunté ¿cómo
lo producía? A lo que mi padre respondió: “él era productor de cacao y café” y
yo sonriendo dije, en pocas palabras, abuelo era un empresario. Pero papi con
un poco de nostalgia decía: “Yo lo ayudaba y no me daba ni siquiera para
comprar un dulce en el play”.
También Iván Josué,
pregunta: ¿Si tenía amigos, y si eran
fieles? Mi padre responde que sus amigos
eran bastante, pero pocos eran fieles, pero muy responsables.
Yo le pregunto:
¿Te acuerdas de sus nombres? Si Claro, me dijo, que recordaba algunos, pero
otros no. Me dice con nostalgia en su voz, “imagino
verlos de pequeños”: Neney Pérez, Ponono, hermano de mi madre, Rojito
Tupete, mi padre negociaba con él, inclusive.
¿Están vivos todavía? Si. algunos
aún viven. Neney Pérez que en paz descanse. Un terraniente amigo de su padre,
con mucho dinero, por cierto.
Su nieta Eleonor pregunta: ¿Qué hacía para divertirse
o entretenerse con esos amigos? Me gustaba ver a
los adultos jugando pelota y me gustaba comer frío frío. Me divertía
muchísimo. Jugábamos mucho a las
canicas. Con eso uno jugaba en los caminos, buscábamos lugares donde no hubiera
piedras.
Su nieta Gabriela, ¿Qué lo hacía feliz? ¿Con qué
jugaba?
Papi me dijo,
que los inocentes se sentían felices con lo que tenían. Él me cuenta que para Navidad
le hacían regalos y su padrino le
regalaba una cajita de esos tiros busca pies, y ellos estaban muy contentos,
y eso lo hacía muy feliz.
Nieto Víctor Alfonso: ¿Qué fue lo más importante que
aprendió de su papá? Aprendí de mi papá a trabajar y ser honesto.
Nieto Gary: ¿Qué sucesos
vivió en su niñez, que le cambio su vida? ¿Algo para bien o para mal? A lo
que papi dijo: Marcado para siempre por
una pela y comienza a comentarme: El
día de la entrega de notas había que regalarle algo a los profesores y él le llevo
una pollita a la profesora. Pero un amigo, se la cambio por un gallo, la soltó
en su patio y la pollita, volvió al patio de mi padre. Abuela lo vio, le dijo ¿qué
pasaba? El joven le hizo la historia y abuela le dijo que se la lleve y, luego
le dio su buena pela con un tirigüillo de palma. Mi padre salió corriendo, ya
que se llevaba el pollo a escondidas. Solo
imagino mi abuela detrás de mi padre, en el patio de atrás de la casa.
Dice él, que lo
marcó en la espalda y mentalmente, en su
vida no volvió a coger un pollo nunca más a escondidas.
Me cuenta también
con risas a carcajadas, que siempre pensaba: “yo quería ser un hombre para
tener barba. También, me hubiera gustado ser un buen estudiante para ser contable, me gustaba la escuela, pero no pude
seguir”.
Mi conversación
seguía, ¿Por qué no seguiste la escuela?
Mis padres no me motivaron y dejé de asistir.
Me comenta un
momento muy triste en la escuela, fue que un profesor en segundo grado, lo puso
de rodillas frente a la pizarra, para que los más grandes le dieran golpes. “Me
parece verlo al chamaco, si, lo recuerdo
como ahora mismo, mucho más grande que yo, eso es increíble”. Peleaba por
los juegos de canicas en recreo, porque hacían trampas y no quería que los
demás jugaran.
Papi dice que
tenía unos pantalones cortos y cuando llegó de la escuela, abuelo le vio las piernas
maltratadas, se fue a la escuela, y lamentablemente cancelaron al profesor. En
ese momento él tenía unos 14 años, ya que en esa época se iba muy tarde a la
escuela.
Escuchar a mi
padre hablar de la historia de su
niñez, de conocer un poco de sus amigos, de los valores que abuela le inculcó a
través de una pela, sus peleas en la escuela, me hizo remontarme al campo y verlo correr entre los cacaos, verlo en
el río pequeño, y verlo caminar hacia su escuela. Lo vi inclusive comer y
saborear ese frío frío que tanto le gustaba.
Como ya pronto
celebraremos el día del padre en nuestro país, República Dominicana, esperamos
que muchos de nosotros podamos en vida, saber de la infancia de nuestro padre y
disfrutar con ellos su historia.
Le deseamos a
todos los padres, que Dios siempre los bendiga y en especial a mi padre, que
Dios siempre lo guarde y le de mucha salud para que continúe contando historias
que marquen nuestras vidas de una manera positiva.
Gracias Padre
Dios, por regalarnos un padre que nos cuide como tú.
¡Felicidades
Papá!
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...