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    viernes, 26 de julio de 2024

    ¿Qué le preguntarías a tu padre de su infancia?


    Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín

     


    ¿Qué le preguntarías a tu padre de su infancia?

     

    Una tarde con nubes blancas llenas de ensueños, se me ocurrió preguntarles a mis hijos, a mis sobrinos, hermanos y a mi madre, qué preguntarían a su padre sobre su infancia. Por coincidencia la mayoría preguntaron, ¿Qué hacía cuando niño para ser feliz? y en seguida inicia la conversación (con su abuelo) mi padre vía telefónica la cual me divertía bastante:

     

    Yo le preguntaba, ¿cuál fue tu sueño de niño?  El me responde con deseos de volver a esos tiempos, que uno de sus sueños era salir del campo y tuvo la habilidad de salir joven, porque tenía el deseo de superarse, de ver algo diferente y así fue.

     

    Le realizo otra pregunta: Si hoy volvieras a ser niño, ¿qué harías? El me responde: Yo pienso que, si volvería a ser niño, me gustaría vivir esa vida que uno vivió de inocencia tan sana, a pesar de las precariedades de ropa, zapatos, de la vida restringida, me gustaba bañarme en los ríos, coger los camarones rojos y esas jaibas grandotas.

     

    Al comentarme eso, fue como ir a su época de niño, verlo con sus otros amigos, en el río bajo la lluvia.

     

    A continuación, sus respuestas a cada pregunta de sus nietos y sobrinos:

    Su nieto Iván Josué, le realiza la pregunta ¿Abuelo, sus padres tenían dinero? Mi papá respondió: “Mi padre tenía propiedades y producía cientos de pesos en esa época”.

     

    Yo le pregunté ¿cómo lo producía? A lo que mi padre respondió: “él era productor de cacao y café” y yo sonriendo dije, en pocas palabras, abuelo era un empresario. Pero papi con un poco de nostalgia decía: “Yo lo ayudaba y no me daba ni siquiera para comprar un dulce en el play”.

     

    También Iván Josué, pregunta: ¿Si tenía amigos, y si eran fieles? Mi padre responde que sus amigos eran bastante, pero pocos eran fieles, pero muy responsables.

     

    Yo le pregunto: ¿Te acuerdas de sus nombres?  Si Claro, me dijo, que recordaba algunos, pero otros no. Me dice con nostalgia en su voz, “imagino verlos de pequeños”: Neney Pérez, Ponono, hermano de mi madre, Rojito Tupete, mi padre negociaba con él, inclusive.

     

    ¿Están vivos todavía?  Si. algunos aún viven. Neney Pérez que en paz descanse. Un terraniente amigo de su padre, con mucho dinero, por cierto.

     

    Su nieta Eleonor pregunta: ¿Qué hacía para divertirse o entretenerse con esos amigos?  Me gustaba ver a los adultos jugando pelota y me gustaba comer frío frío. Me divertía muchísimo.  Jugábamos mucho a las canicas. Con eso uno jugaba en los caminos, buscábamos lugares donde no hubiera piedras.  

     

    Su nieta Gabriela, ¿Qué lo hacía feliz? ¿Con qué jugaba? 

    Papi me dijo, que los inocentes se sentían felices con lo que tenían. Él me cuenta que para Navidad le hacían regalos y su padrino le regalaba una cajita de esos tiros busca pies, y ellos estaban muy contentos, y eso lo hacía muy feliz.

     

    Nieto Víctor Alfonso: ¿Qué fue lo más importante que aprendió de su papá? Aprendí de mi papá a trabajar y ser honesto.

     

    Nieto Gary: ¿Qué sucesos vivió en su niñez, que le cambio su vida? ¿Algo para bien o para mal? A lo que papi dijo: Marcado para siempre por una pela y comienza a comentarme:  El día de la entrega de notas había que regalarle algo a los profesores y él le llevo una pollita a la profesora. Pero un amigo, se la cambio por un gallo, la soltó en su patio y la pollita, volvió al patio de mi padre. Abuela lo vio, le dijo ¿qué pasaba? El joven le hizo la historia y abuela le dijo que se la lleve y, luego le dio su buena pela con un tirigüillo de palma. Mi padre salió corriendo, ya que se llevaba el pollo a escondidas. Solo imagino mi abuela detrás de mi padre, en el patio de atrás de la casa.

     

    Dice él, que lo marcó en la espalda y mentalmente, en su vida no volvió a coger un pollo nunca más a escondidas.

     

    Me cuenta también con risas a carcajadas, que siempre pensaba: “yo quería ser un hombre para tener barba. También, me hubiera gustado ser un buen estudiante para ser contable, me gustaba la escuela, pero no pude seguir”.

     

    Mi conversación seguía, ¿Por qué no seguiste la escuela? Mis padres no me motivaron y dejé de asistir. 

     

    Me comenta un momento muy triste en la escuela, fue que un profesor en segundo grado, lo puso de rodillas frente a la pizarra, para que los más grandes le dieran golpes. “Me parece verlo al chamaco, si, lo recuerdo como ahora mismo, mucho más grande que yo, eso es increíble”. Peleaba por los juegos de canicas en recreo, porque hacían trampas y no quería que los demás jugaran.

     

    Papi dice que tenía unos pantalones cortos y cuando llegó de la escuela, abuelo le vio las piernas maltratadas, se fue a la escuela, y lamentablemente cancelaron al profesor. En ese momento él tenía unos 14 años, ya que en esa época se iba muy tarde a la escuela.

     


    Escuchar a mi padre hablar de la historia de su niñez, de conocer un poco de sus amigos, de los valores que abuela le inculcó a través de una pela, sus peleas en la escuela, me hizo remontarme al campo y verlo correr entre los cacaos, verlo en el río pequeño, y verlo caminar hacia su escuela. Lo vi inclusive comer y saborear ese frío frío que tanto le gustaba.

     

    Como ya pronto celebraremos el día del padre en nuestro país, República Dominicana, esperamos que muchos de nosotros podamos en vida, saber de la infancia de nuestro padre y disfrutar con ellos su historia.

     

    Le deseamos a todos los padres, que Dios siempre los bendiga y en especial a mi padre, que Dios siempre lo guarde y le de mucha salud para que continúe contando historias que marquen nuestras vidas de una manera positiva.

     

    Gracias Padre Dios, por regalarnos un padre que nos cuide como tú.

     

    ¡Felicidades Papá!






     

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