Valores | Tiziana Campisi
El Papa a los líderes
scouts: Los formadores educan con la vida más que con las palabras
En un mensaje
a los participantes en la Ruta de la Comunidad de Líderes Agesci que concluyó ayer,
25 de agosto, en Verona, el Papa subraya la importancia del «compromiso
educativo» hacia «niños, adolescentes y jóvenes que deben ser acompañados con
sabiduría y sostenidos con afecto».
Que la
Asociación de Guías y Scouts Católicos Italianos sea «un gimnasio de vida
cristiana, una ocasión de comunión fraterna, una escuela de servicio al
prójimo, especialmente a los más desfavorecidos y necesitados»: esta es la
recomendación que Francisco dirige en un mensaje a los 18.000 participantes en la Ruta de la
Comunidad de Líderes Agesci que concluyó ayer, 25 de agosto, en Verona. «No
se dejen paralizar por las dificultades, sino pónganse siempre en camino en
busca del proyecto que Dios tiene para cada uno», anima el Papa, que les
exhorta también a sacar «nuevo entusiasmo de la fe en Jesús, maestro y amigo,
para continuar con alegría el camino humano y espiritual dentro de la Iglesia,
testimoniando el Evangelio en la sociedad»
El compromiso educativo requiere una formación de
calidad
En el texto,
el Pontífice subraya lo delicado que es el «compromiso educativo» de los jefes
scouts «hacia los niños, adolescentes y jóvenes, que deben ser acompañados con
sabiduría y sostenidos con afecto». Esto requiere una «formación de calidad» y
una «disposición a escuchar y empatizar con los demás, como ámbito en el que
germina y fructifica la evangelización». En la práctica, hay que desarrollar
«la capacidad de escucha y el arte del diálogo», indica el Papa, que brotan de
«una vida de oración, donde se entra en diálogo con el Señor, se hace una pausa
en su presencia para aprender de Él el arte del amor que se entrega», de modo
que la existencia pueda entrar poco a poco «en sintonía con el corazón del
Maestro».
Se educa con la vida más que con las palabras
Francisco
recuerda que «Jesús sabía estar presente o ausente, sabía cuándo era el momento
de corregir o de alabar, cuándo acompañar o cuándo enviar y dejaba que los
Apóstoles afrontaran el desafío misionero», y que gracias a estas
«intervenciones formativas» los discípulos fueron configurando «poco a poco, su
vida a la del Señor». Y por último, subraya que los formadores educan ante todo
«con la vida, más que con las palabras», y que por ello su «constante
crecimiento humano y espiritual» es «fundamental» para un eficaz «servicio a
las jóvenes generaciones».
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