Reportajes | Benedetta Capelli
Pizzaballa: La paz hoy es
difÃcil, el alto el fuego urgente
En RÃmini, en
una entrevista con los medios vaticanos antes de inaugurar el Encuentro, el
Patriarca latino de Jerusalén habló de las «pequeñas esperanzas» que viven en
Tierra Santa, fundamentales para no ceder a la violencia: estamos trabajando
para apoyar a la comunidad católica de Gaza y Cisjordania llevando alimentos,
hay que promover una cultura de la reconciliación para salir del manto de
opresión que se ha generado
«No se puede
hablar en este momento de paz». Las palabras del cardenal Pierbattista
Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, retratan claramente la situación en
Tierra Santa con el conflicto que desde hace meses enfrenta a Hamás e Israel.
En declaraciones a los micrófonos de los medios de comunicación vaticanos antes
de la apertura del Encuentro de RÃmini -que el cardenal inaugura con una
conferencia titulada: «Una presencia por la paz»-, el patriarca subraya la
necesidad de «trabajar por un alto el fuego, de interrumpir las operaciones
militares para iniciar un proceso de curación, de construir la confianza entre
unos y otros».
«El camino
está ahà -afirma el cardenal Pizzaballa-, pero falta voluntad de recorrerlo a
nivel institucional, se requiere un liderazgo polÃtico y religioso que está en
crisis». Es importante, subraya, hacer todo lo posible incluso empezando desde
abajo.
Pequeñas esperanzas
La esperanza
es una palabra necesaria en estos momentos pero, dice el cardenal, no hay que
confundir el significado de las palabras. «Esperanza -observa- no significa que
las cosas estén llegando a su fin, las perspectivas no son positivas a corto
plazo. La esperanza es una actitud interior que hace que uno sea capaz de ver
con los ojos del EspÃritu lo que los ojos humanos no ven». Pequeñas esperanzas
animan a la Iglesia local, comprometida en Gaza y Cisjordania en el apoyo a la
pequeña comunidad de unas 600 personas con la distribución de alimentos. El
Patriarca latino de Jerusalén recuerda el compromiso de abrir dispensarios, una
escuela cerrada desde hace un año, reanudando la dinámica de relaciones
«normales», «pero que ayudan», dice, «a salir de un manto de opresión para
crear oportunidades de trabajo aunque falten».
La paz es una cultura
Para concluir
su entrevista, el cardenal Pizzaballa recuerda que todos podemos hacer algo
para crear la paz. «La paz es una cultura, no es algo que uno tenga que hacer,
es polÃtica, es educación, es el compromiso de los medios de comunicación, es
trabajar a 360 grados, en un mundo globalizado donde nadie es una isla. La paz es una cultura».
Negociaciones, último tren
En el
escenario del Meeting, en el diálogo con el presidente de la Fundación Bernard
Scholz, encuentro que de hecho inauguraba la 45ª edición, el cardenal
Pizzaballa reconstruyó sus 35 años de vida en Tierra Santa y su crecimiento en
el diálogo interreligioso. La referencia a la actualidad era inevitable,
«estamos en un momento decisivo, dirimente, con los diálogos en marcha», dijo,
«la guerra terminará, espero que con las negociaciones se resuelva algo: tengo
mis dudas, pero es el último tren». El Patriarca de Jerusalén no oculta el
riesgo de una «degeneración». «El lenguaje del rechazo de unos a otros -añade-
se ha convertido en un asunto cotidiano que se respira en los medios de
comunicación y es algo verdaderamente dramático». Su exhortación es a rezar
sobre todo para contrarrestar «esas actitudes de odio, de desconfianza, de
profundo desprecio» que se dejan sentir. «Para reconstruir el mañana será
necesario el compromiso de todos».
Sobre el
diálogo interreligioso, no oculta las dificultades en este momento particular.
«Esta situación -explica el cardenal Pizzaballa- marca un antes y un después,
no hay encuentros públicos, a nivel institucional nos cuesta hablarnos. No
podemos reunirnos». La invitación final es a favor de un diálogo más
comunitario y no elitista, los lÃderes religiosos tienen la gran
responsabilidad de crear comunidades que no se cierren, sino que levanten la
mirada.
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