La Escuela Económica | Esteban Delgado
Una “modernización fiscal”
que carga más a la clase media
La
propuesta de Ley de Modernización Fiscal presentada por el Gobierno es una
iniciativa que se torna necesaria, incluso, desde hace varios años. Se trata
revisar figuras impositivas a los fines de que el Gobierno pueda aumentar sus
recaudaciones. Sin embargo, y sin ánimo de entrar en detalles, hay aspectos de
esta iniciativa que deben ser observados, a los fines de mejorar su contenido,
en la medida de lo posible.
Lo
primero es que el Gobierno predica constantemente que la idea es reducir el
endeudamiento público. Pero en realidad no habrá una reducción del
endeudamiento. El déficit fiscal se mantendrá en los mismos niveles de los
últimos años, más o menos un 3% del producto bruto interno (PIB).
Esto
así, porque el Gobierno ha dicho que espera ingresos adicionales por el orden
de los ES$122,486 millones anuales con esta reforma, mientras que también
anuncia que invertirá esos recursos en distintas áreas, como asistencia social,
construcción de obras y sector eléctrico, entre otros.
Entonces,
si se va a incrementar el gasto público en el mismo monto en que van a aumentar
los ingresos, no se reducirá el déficit fiscal.
Lo que sí se lograría con esta iniciativa es que la calificación de riesgo país (grado de inversión) en el mercado internacional mejores, con lo cual, la contratación de deuda del Estado, aunque siga en los mismos niveles o más, sería con tasas de interés más bajas. Eso, en el mediano plazo, no en el corto plazo, permitirá reducir el monto por pago de intereses de la deuda, que este año, por ejemplo, es de RD$266,000 millones y para el próximo 2025 se montará en no menos de RD$298,000 millones.
En
la medida en que se reduzca el pago de los intereses, habrá más holgura
presupuestaria; pero eso no implica reducir el endeudamiento.
Otro
punto de esta propuesta de modernización fiscal es que no hay un solo punto en
específico tendente a reducir la elevada informalidad de la economía. De hecho,
algunas medidas pudieran, incluso, incentivar un mayor grado de informalidad,
especialmente en lo que respecta a las operaciones de las personas físicas.
La
informalidad económica y laboral se estima en 56% en República Dominicana,
mientras que la propuesta de reforma fiscal se concentra en ajustar los
impuestos al otro 44% de la economía que opera en formalidad, es decir, más
carga tributaria para los que pagan.
Y en
referencia a esa parte está la composición en sí de la reforma. Si se fijan, el
Gobierno espera aumentar sus ingresos en RD$122,486.6 millones, de los cuales
más de 61%, es decir, RD$75,230.7 millones se conseguirán por medio de la
ampliación de la base y aumento parcial de la tasa del IVA-ITBIS. Esto indica
que la mayor carga pesará sobre los consumidores finales, es decir, sobre la
clase media, la cual, dicho sea de paso, no recibirá ningún tipo de incentivo
de parte del Estado en esta refirma. Por el contrario, resultará la más
perjudicada.
Otros
gravámenes adicionales como el ISR a las personas físicas, aumento del Impuesto
a la Propiedad Inmobiliaria (IPI) con la reducción del monto exento y la
inclusión de otros bienes actualmente excluidos, la duplicación del impuesto al
derecho de circulación vehicular y los impuestos selectivos al consumo,
implican también más carga para la clase media.
En
cuanto a la eliminación de ciertas exenciones fiscales a sectores productivos,
se trata del único sacrificio que pesaría sobre el sector empresarial, con lo
cual se espera recibir menos del 18% del total de ingresos esperados por el
Gobierno.
Aunque
se trata de una reforma fiscal con cierto nivel de equilibrio y ante la
innegable necesidad de su aplicación para equilibrar en parte las finanzas
públicas y fortalecer los fundamentos macroeconómicos del país, la realidad es
que, como el reformas anteriores, la mayor carga impositiva pesará sobre los
consumidores finales, especialmente la clase media y media baja, entre las que
están los trabajadores formales asalariados, a los cuales también se les
aplicará una carga mayor al obligarles a presentar declaración jurada de
ingresos anual, para consolidarles todas sus captaciones y así aplicarles el
impuesto sobre la renta en sus ingresos superiores a los RD$35,000 mensuales.
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