Meditaciones | Sandy Yanilda Fermín
El propósito de Dios en nuestras vidas
Hay una canción
de la cantante Lily Goodman que se llama: “Al final”, donde menciona que todos los momentos de aflicción,
son parte de un propósito de Dios y al final, todo obra para bien.
Reflexionado
sobre esta canción, hace un año al igual que muchos de mis compañeros de la parroquia,
participamos en la celebración de las patronales de la capilla San Pablo de la
Cruz de Hato Nuevo, y el ministro con todo su equipo, nos entregó a cada
participante, un papelito con un mensaje.
Alguien me dijo,
me tocó una palabra y es: “Propósito”.
En ese momento tanto ella como yo, nos preguntábamos, ¿Qué quería revelarle
Dios con esa palabra? ¿Qué significado tenía? ¿Por qué a ella? Me cuenta que
cuando llegó a su casa, lo colocó en su monedero, donde aún permanece.
Durante todo el
año cuando abría su monedero, lo primero que veía era ese mensaje, ¿y volvía a
preguntarse ¿Qué quería mostrarle Dios?
Hace unos días, la capilla celebra sus patronales nuevamente, por asuntos
ajenos a su voluntad no pudo participar y reflexionaba, que ahora entendía por
qué y para qué la palabra propósito y
es cuando decide hablarme para escribir sobre este tema en particular.
Relataba que,
por varios meses, tuvo momentos muy difíciles, cuestionaba a Dios, y quizás de
una manera u otra, el propósito de Dios se alejó. Luego se dejó guiar por la mano
de Dios, quien estaba interviniendo en
cada detalle, en cada lucha, en los momentos de dolor, eran parte de su
plan magnifico, aunque en el momento no lo entendía, pero al mirar hacia atrás,
todo encaja perfectamente.
Nada sucede por casualidad, Dios conocía todo antes de
que ocurriera y luego nos alinea según su voluntad. De repente todo cambia y,
el propósito de Dios se cumple. En Proverbios 19:21, nos dice que “muchos planes hay en el
corazón del hombre, pero solo el propósito de Dios se cumplirá”.
Cuando escribía
sobre el tema pude constatar, que cada
vez que Dios interrumpe nuestros planes y muchas veces de manera
inesperada, es porque siempre tiene un
propósito mejor.
El propósito de
Dios en nuestras vidas se convierte en una magia que es inimaginable. Todo
propósito implica un cambio, y siempre es para bien. El plan de Dios no se revela de una vez, es al paso, ya que su
propósito incluye un plan de bienestar y no de calamidad. En su propósito
siempre hay paz y tranquilidad.
En su
propósito, hay unas maravillas tangibles que cuando llegan todas juntas, solo
nos queda dar gracias por tantos milagros.
Cada uno de nosotros es un propósito especial desde
antes de nacer.
Si no has descubierto cuál es tu propósito, te invito a descubrirlo, abrazarlo
y avanzar hacia lo que te espera. Al igual que todos, esperamos llegar lejos,
pero muy lejos en la fe y cantar con mucha alegría: y al final será mucho mejor
lo que vendrá porque, es parte de un propósito y todo bien saldrá.
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