Vida Humana | Dra. Marcia Castillo (Neuróloga)
El papel higiénico y el FOMO: Un preludio al Black Friday en
la tardomodernidad
En
los albores de la pandemia de COVID-19 el mundo atestiguo un fenómeno tan
peculiar como revelador: la escasez masiva de papel higiénico. Este episodio,
aparentemente trivial, se convirtió en un perfecto ejemplo de cómo funciona el
fenómeno "Fear of Missing Out" (FOMO) o miedo a perderse algo. Las
imágenes de estanterías vacías y carritos de compra repletos de rollos de papel
inundaron las redes sociales, catalizando una reacción entre pánico y compras
compulsivas. Este comportamiento, impulsado por el temor irracional a quedarse
sin un producto básico, ilustra cómo el FOMO puede influir en nuestras
decisiones de consumo, incluso en situaciones críticas. Científicamente no se
había documentado hasta el momento que algún tipo de diarrea explosiva e
incontrolable fuera un signo cardinal de la COVID-19, pero ver cómo escaseaba
el papel higiénico encendió un reflejo de que algo que no conocíamos podía venir,
y el papel higiénico era el protagonista.
Este
fenómeno del papel higiénico sirve como un microcosmos perfecto para entender
las dinámicas que impulsan eventos de consumo masivo durante el Black Friday,
especialmente cuando se examina a través del prisma del FOMO, la cultura de la
apariencia y la impulsividad característica de la tardomodernidad.
El
Black Friday, originalmente surge como un día de ofertas post-Día de Acción de
Gracias en Estados Unidos y se ha convertido en un fenómeno globalizado que
epitomiza la cultura de consumo contemporánea. En este contexto, el FOMO juega
un papel crucial. Al igual que con el papel higiénico durante la pandemia, los
consumidores temen perderse las "ofertas irrepetibles" y las
supuestas "oportunidades únicas" que prometen las tiendas. Este miedo
a quedarse fuera, a no ser parte de la experiencia colectiva de consumo, impulsa
a las personas a participar en comportamientos que, en otras circunstancias,
podrían considerar irracionales o innecesarios; incluso algunos esperan esta
fecha y subliman la ocasión.
La
cultura de la apariencia es otra pieza que, en la tardomodernidad, entrelaza de
manera casi perfecta la dinámica del Black Friday. En una sociedad donde el
valor personal a menudo se mide por las posesiones materiales y la capacidad de
mantenerse al día con las últimas tendencias, somos cada vez más impulsivos y
menos capaces de regular el autocontrol, así que el Black Friday se presenta
como una oportunidad para adquirir símbolos de estatus a precios reducidos. Se
compra también porque hay que comprar, para parecer, para no perder una oferta
única y, finalmente, porque "Tengo, ergo soy". Obtener productos de
marcas prestigiosas o tecnología de punta a precios más accesibles alimenta el
deseo de proyectar una imagen de éxito y sofisticación. Este fenómeno se
amplifica en las redes sociales, donde las compras del Black Friday se
convierten en contenido para mostrar y validar el estatus social.
La
impulsividad es una marca referencial del homo digitalis y
encuentra su máxima expresión en el frenesí del Black Friday. La combinación de
ofertas por tiempo limitado, la presión social para participar y la emoción del
momento crean un cóctel perfecto para la toma de decisiones impulsivas
(dopamina, cortisol, noradrenalina). Los consumidores, atrapados en el fervor
del momento, a menudo realizan compras sin reflexionar adecuadamente sobre su
necesidad real o el impacto a largo plazo en sus finanzas personales. Esta
impulsividad es exacerbada por las estrategias de marketing que enfatizan la
escasez y la urgencia, jugando directamente con los temores asociados al FOMO.
Mirando
el Black Friday por el caleidoscopio del FOMO, de la cultura de la apariencia y los rostros
de la tardomodernidad surge un fenómeno complejo que va más allá de simples
descuentos y ofertas. Volvemos a mirar una turba desbocada arrebatándose el
papel higiénico en el supermercado aun teniendo provisiones suficientes en sus
casas, y las estanterías vacías como si anunciaran el apocalipsis. Esto solo
expone la vulnerabilidad psicológica y social de una sociedad y devela nuestros
más profundos miedos a quedarnos atrás y no ser parte de algo, nuestro deseo de
proyectar una imagen y nuestra propensión de actuar impulsivamente bajo
presión.
Espero
que esta vez nos detengamos, nos miremos bien, respiremos y reflexionemos;
en fin...
"¡Feliz
consumismo y prósperas deudas nuevas!"
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Promueve el diálogo y la comunicación usando un lenguaje sencillo, preciso y respetuoso...