Evangelización | Patricia Ynestroza
León XIV: “Jesús ama incluso
cuando conoce la debilidad de sus amigos”
Jesús no
señaló con el dedo. No acusó. No humilló. Tampoco pronunció el nombre de Judas.
Prefirió hablar de modo que cada uno se mirara a sí mismo. Fue entonces cuando
resonó la pregunta que atraviesa los siglos: «¿Seré yo?». Esta pregunta la hizo
Cristo para abrir el corazón a la verdad. Aunque podamos fallar, Dios nunca nos
falla. Catequesis del Papa León XIV desde el Aula Pablo VI.
Jesús no señaló con el dedo ni
acusó a Judas durante la última cena. Prefirió hablar de modo que cada
discípulo se mirara a sí mismo, y surgió la pregunta que atraviesa los siglos:
«¿Seré yo?». Catequesis del Papa León XIV. Aunque podamos fallar, Dios nunca
nos falla. Su amor —humilde, herido y fiel— nos levanta para vivir no como
traidores, sino como hijos siempre amados”, dijo.
Jesús no condena, ama
El Santo Padre destacó el
dramatismo de la escena relatada por San Marcos, cuando Jesús anuncia que uno
de los Doce lo traicionará (Mc 14,18). El ambiente se llenó de silencio,
preguntas y sospechas. “Jesús no condena; muestra que el amor verdadero no puede
prescindir de la verdad”, explicó. León XIV subrayó que el lamento de
Jesús —“¡Ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!” (Mc
14,21)— no es una maldición, sino un dolor profundo por la traición:
“Son palabras
contundentes. Jesús no las pronuncia para condenar, sino para mostrar que el
amor, cuando es verdadero, no puede prescindir de la verdad. La habitación del
piso superior, donde poco antes se había preparado todo con atención, se llena
de repente de un dolor silencioso, hecho de preguntas, de sospechas, de
vulnerabilidad. Es un dolor que conocemos bien también nosotros, cuando en las
relaciones más queridas se insinúa la sombra de la traición”
La fe no elimina la posibilidad de caer
Los discípulos reaccionaron con
tristeza, y esa tristeza, si se acoge, puede convertirse en un espacio de
conversión y renacimiento. Lejos de ser un gesto de desconfianza, la
pregunta abre la puerta a la conversión, señaló León XIV y agregó que hay que
reconocer que el mal es real, pero que no tiene la última palabra, permite
entrar en la verdad de un amor que no se rinde. El Papa recordó que la fe
no elimina la posibilidad de caer, pero siempre abre la salida de la
misericordia. Jesús, aun frente a la traición, sigue confiando y amando. “La
salvación comienza cuando reconocemos nuestra fragilidad y dejamos que su amor
nos alcance”, afirmó.
““Queridos
amigos, esta pregunta – “¿Seré yo?” – es quizá una de las preguntas más
sinceras que podemos hacernos a nosotros mismos. No es la pregunta del
inocente, sino la del discípulo que descubre su fragilidad. No es el grito del
culpable, sino el susurro de quien, aunque queriendo amar, sabe que puede
herir. Es en esta consciencia donde inicia el camino de la salvación”.”
«¿Seré yo?»
Nosotros estamos acostumbrados a
juzgar. Dios, en cambio, acepta sufrir, dijo, "si renegamos del amor
que nos ha engendrado, si traicionando nos volvemos infieles a nosotros mismos,
entonces realmente perdemos el sentido de nuestra venida al mundo y nos
autoexcluimos de la salvación".
“Jesús no se
escandaliza frente a nuestra fragilidad. Sabe bien que ninguna amistad es
inmune al riesgo de traición. Pero sigue fiándose. Sigue sentándose en la mesa
con los suyos. No renuncia a partir el pan, incluso para quien lo traicionará.
Esta es la fuerza silenciosa de Dios: no abandona nunca la mesa del amor, ni
siquiera cuando sabe que lo dejarán solo”
Por último, León XIV nos dijo que,
aunque podamos fallar o traicionar, Dios nunca nos abandona y su amor fiel
nos permite renacer y vivir como hijos siempre amados.
Hoy la audiencia general se
desarrolló en manera particular. Una parte en el Aula Pablo VI, otro grupo
estaba fuera enfrente del Aula Pablo VI, y otro grupo en la basílica vaticana.
El Papa al final de la audiencia general, saludó y bendijo a los tres grupos.
Sus saludos en
la Plaza del Petriano:
Tante grazie per la vostra
pazienza! Un appaluso per tutti voi! Gracias a todos! pues en el sol también
que hace tanto calor, pero están costumbrados. Saludos también, pues… Dio
benedica tutti voi! Vi tenga sempre en sus manos. Y les de siempre esta gracia
de saber conocer que Dios es misericordioso. Y la bendición de Dios Todo
Poderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes hoy y siempre
God bless you all!
Saludo en
italiano en la Basílica
¡Buenos días a todos! ¡Buenos días!
¡Good morning!
Si todos han escuchado la Catequesis, han escuchado las palabras que Jesús, que
Jesús nunca nos abandona, y Jesús siempre nos invita a la conversión, Jesús nos
invita a buscar el camino que nos lleva hacia Él, hacia Dios Padre. Entonces
queremos vivir este momento, también un saludo, la alegría de poder
encontrarnos para renovar nuestra fe, aquí, justamente a los pies de San Pedro,
para renovar este espíritu de esperanza tan importante durante este año del Jubileo.
En español: Que Dios acompañe a todos ustedes, que sea siempre fuente de luz, de
gracia, Jesús que no nos abandona jamás, estará siempre con todos si nuestros
corazones están abiertos, si estamos dispuestos a vivir unidos con la fe.
En
inglés: Que Dios los bendiga a todos. [Que
tengan] un viaje seguro. Que la gracia del Señor los acompañe, cumpliendo en
sus corazones ese deseo que todos compartimos de vivir una conversión
auténtica, de caminar unidos en la Iglesia, de renovar nuestra fe y de ser
testigos auténticos de Jesucristo y de su Evangelio en todo el mundo.
En
italiano: Hermanos y hermanas, el Señor esté
con ustedes. Que Dios omnipotente los bendiga, nos acompañe siempre.
En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Muchos deseos para todos ustedes. Dios los bendiga.
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