Reflexión | P. Ciprián Hilario, msc
La Pascua como meta del peregrinaje
HomilÃa
noveno dÃa Fiestas Patronales San Jerónimo, 29 septiembre 2025
Lecturas: Daniel
7,9-10.13-14. Salmo 138, 1-2.3.4-5. Juan 1,47-51
Queridos
hermanos y hermanas en Cristo:
Hoy,
en la fiesta de los santos arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, las lecturas
nos invitan a reflexionar sobre nuestra vida como un peregrinaje hacia la
Pascua eterna, esa victoria definitiva de la resurrección donde Cristo, el Hijo
del Hombre, nos abre las puertas del cielo. Partiendo de la visión profética de
Daniel, el salmo de acción de gracias y el encuentro de Jesús con Natanael en
el Evangelio de Juan, vemos cómo la Pascua no es solo un evento histórico, sino
la meta última de nuestro camino de fe, guiados por los ángeles y sostenidos
por la gracia divina.
En
este peregrinaje terrenal, marcado por pruebas y esperanzas, la Pascua
representa el culmen: la resurrección de Cristo que nos promete la nuestra, el
reino eterno donde el dolor da paso a la gloria. A continuación, destaco 7
puntos clave según el tema y las lecturas, para iluminar nuestro caminar:
1-La
visión del Reino eterno como destino final: En Daniel 7,9-10.13-14,
el profeta describe al Anciano de dÃas y al Hijo del Hombre recibiendo un
dominio eterno. Este es el horizonte de nuestra peregrinación: la Pascua como
entrada al reino indestructible, donde Cristo reina para siempre, invitándonos
a dejar atrás las tinieblas del exilio espiritual.
2-
El peregrinaje como servicio en medio de las multitudes celestiales: Daniel habla
de "miles de millares" que sirven al Anciano. Nuestra vida es
un camino de servicio, guiado por ángeles como Miguel, protector contra el mal.
La Pascua es la meta donde nos unimos a esta corte celestial, transformando
nuestro esfuerzo diario en adoración eterna.
3-
La acción de gracias en el camino, anticipando la Pascua: El Salmo
138 (1-2.3.4-5) nos insta a dar gracias de todo corazón, incluso en las
pruebas, porque Dios escucha nuestras súplicas. Este salmo nos recuerda que el
peregrinaje incluye momentos de gratitud, que prefiguran la alegrÃa pascual,
donde cantaremos en presencia de los ángeles la fidelidad divina.
4-
Los ángeles como compañeros en el peregrinaje: El salmo menciona cantar
"en presencia de los ángeles", y en el Evangelio, Jesús promete ver a
los ángeles subir y bajar sobre el Hijo del Hombre. Miguel, Gabriel y Rafael
nos acompañan: Miguel defiende, Gabriel anuncia, Rafael cura. La Pascua es la
culminación donde su ministerio nos lleva a la unión plena con Dios.
5-
Jesús, el verdadero israelita sin doblez, como guÃa del peregrinaje: En Juan
1,47-51, Jesús reconoce a Natanael como un hombre sincero. Nuestro camino
requiere honestidad interior, dejando atrás la higuera de las dudas. La Pascua
resucitada de Cristo nos transforma en auténticos peregrinos, listos para ver
las maravillas del cielo abierto.
6-
La Pascua como apertura del cielo, fin del exilio: El Evangelio evoca la
escalera de Jacob, con ángeles ascendiendo y descendiendo sobre el Hijo del
Hombre. Esto simboliza que Cristo es el puente entre tierra y cielo. Nuestra
peregrinación, como el exilio babilónico implÃcito en las lecturas proféticas,
termina en la Pascua, donde el cielo se abre y el reino de Daniel se realiza en
nosotros.
7-
La promesa de cosas mayores: la gloria pascual eterna: Jesús dice a Natanael:
"Verás cosas más grandes todavÃa". El peregrinaje no acaba en
milagros terrenales, sino en la Pascua definitiva, donde el dominio del Hijo
del Hombre (Daniel) y la alabanza de los reyes (Salmo) se cumplen en la
resurrección, invitándonos a un reino que no pasa.
Hermanos,
que estos puntos nos inspiren a caminar con esperanza hacia la Pascua eterna.
Pidamos a los arcángeles que nos protejan en este peregrinaje, para llegar un
dÃa a la meta: la plena comunión con Dios en la gloria resucitada. Amén.
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