Familiares de rehenes que encontraron al Papa: Que vuelvan pronto a casa

Solidaridad | Roberto Cetera

 

Familiares de rehenes que encontraron al Papa: Que vuelvan pronto a casa

 

Tras el encuentro en el Vaticano, la delegación de familiares de los secuestrados por Hamás el 7 de octubre ofreció por la tarde una conferencia con representantes de la prensa y los medios de comunicación italianos en Roma. El Papa Francisco "comparte nuestro sufrimiento, espera que nuestros seres queridos puedan volver pronto a casa, y nos ha prometido que hará todo lo posible para que las negociaciones lo permitan".

 

Tras el encuentro matinal con el Papa Francisco, una delegación de familiares de los rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre, y que siguen cautivos en Gaza, se reunió por la tarde con representantes de la prensa y los medios de comunicación italianos. Una rueda de prensa en la que no faltaron momentos de intensa emoción a medida que avanzaban los relatos de aquella trágica mañana, según se ha podido reconstruir a través de los testimonios de los supervivientes, y de los mensajes telefónicos intercambiados en los momentos inmediatamente anteriores a los secuestros. Así se expresó Bezalel Schneider, tío de Shiri Bibas, de 32 años, secuestrada con toda su joven familia, que incluye también a dos niños de 4 y 1 años, de los que no se tienen noticias. "Otra crueldad que tenemos que soportar -dijo Bezalel Schneider- es que Hamás se ha negado hasta ahora a darnos una lista completa de los rehenes vivos que están en sus manos. Y esto aumenta aún más, si cabe, nuestra ansiedad". O Dani Miran, que con su hija Miran exige el regreso a casa de su hijo Omri, de 46 años. Aquella mañana Omri se vio obligado, tras acoger a su familia en el refugio, a abrir la puerta de su casa a un vecino que, amenazado por los terroristas, de lo contrario habría sido asesinado. Así fue capturado por los secuestradores. "Tenemos una mezcla de sentimientos: por un lado ansiedad y tristeza por la suerte de mi hijo, por otro la felicidad de saber que su mujer y sus hijos están a salvo". Y continúa, mientras su hija Miran no puede contener las lágrimas: "Creo que a Omri le han impedido cortarse la barba desde hace seis meses, por eso me ven llevar esta larga barba blanca: es mi forma de sentirme más cerca de él".

 

Y de nuevo Li Yam Berger, de 19 años, hermana gemela de Agam, la joven violinista secuestrada el 7 de octubre: "Cuando Hamás difundió en enero pasado una foto en la que aparecía mi hermana, junto con otras chicas, me alegré de saber que estaba viva, pero verla atada, con la cara demacrada y manchada de sangre fue un golpe en el corazón". Fueron las palabras de Gal Gilboa Dalsl, que aquella mañana asistía a la ya tristemente famosa fiesta rave del festival Nova Music (donde se produjeron la mayoría de los 1.200 asesinatos) y que no pudo hacer nada para evitar el secuestro de su hermano Guy, de 23 años. Y luego, de nuevo, el padre y la hermana de Tamir Namrodi, un joven soldado israelí de sólo 19 años.

 

Tras sus conmovedores testimonios, los familiares de los rehenes respondieron a las preguntas de los periodistas presentes. Al tratarse de un grupo seleccionado para acompañar al Ministro de Asuntos Exteriores, Israel Katz, a Roma, en sus respuestas mostraron una sensibilidad diferente a la de los demás familiares de rehenes que actualmente se manifiestan en las calles de Jerusalén contra el gobierno de Benjamín Netanyahu, acusado de no hacer lo suficiente para negociar la liberación de los rehenes. Así, se ha criticado duramente a la ONU, así como a algunos países occidentales como Gran Bretaña, acusados de partidismo en su interpretación de la catástrofe humanitaria en la que se encuentra la población de Gaza; se ha criticado el llamamiento a un alto el fuego, que según ellos sólo podrá darse una vez liberados todos los rehenes; y se ha trivializado hasta el nivel de un accidente de tráfico el ataque con cohetes que causó la muerte de siete voluntarios extranjeros de la World Central Kitchen en las calles de Gaza.

 

Cuánto de estas manifestaciones fueron entonces expresión de convicciones políticas y cuánto del inevitable estrés psicológico severo que estos hombres y mujeres han estado experimentando 24 horas al día durante seis meses es una cuestión abierta. En cambio, las palabras de reconocimiento y agradecimiento llegaron en relación con el encuentro matutino con el Papa Francisco, que "comparte nuestro sufrimiento, espera que nuestros seres queridos puedan volver pronto a casa y nos ha prometido que hará todo lo posible para que la presión y las negociaciones internacionales lo permitan".

 

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